“Incluso el logo oficial de la visita del Papa Francisco (a México) del 12 al 17 de febrero señala a que hay dos protagonistas para esa ocasión: De un lado resalta la silueta del Papa y del otro la de la Virgen de Guadalupe, con el lema de ‘Misionero de la Misericordia y de la Paz’”, reseñó el medio.
Kath.net recordó la anécdota contada en el libro del periodista argentino Armando Puente titulado “La vida oculta de Bergoglio”, en el cual relata que a finales de la década de 1980, el entonces padre Jorge Mario Bergoglio padeció una crisis interior luego de dejar de ser director de los jesuitas en Argentina.
La crisis existencial duró alrededor de dos años, y en ese lapso una médica amiga, la doctora Selva Tissera, le regaló una medalla de la Virgen de Guadalupe que compró durante un viaje a México.
“Estaba preocupada por la salud y estado emocional del padre Bergoglio y por eso le traje de México una medalla de la Virgen de Guadalupe (…) Cuando se la di, Bergoglio se emocionó al punto de que se le empañaron los ojos y se la colgó al cuello”, dice Tissera en el libro.
Poco después, Bergoglio se curó del padecimiento y recuperó la paz interior.
Cómo resultado de la crisis supo perdonar y comprender el sufrimiento de las mujeres que abortan y de las prostitutas. Su disposición para dar apoyo espiritual “cambió fundamentalmente”, aseguró Puente en su libro.
“Se acercó mucho más a las personas, se volvió más paciente frente a quien fracasa y frente a los pecadores”.
El medio alemán apuntó que la durabilidad de esa relación no solo quedó expresada en el hecho de que Francisco tiene en sus habitaciones particulares una copia de la Tilma de Juan Diego en tamaño original.
Además de eso, él, quien siempre prefiere lo más sencillo, mandó a hacer una rosa de oro que regaló a la Virgen de Guadalupe, que de acuerdo con kath.net, aún sigue al pie del cuadro en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México.
En esta ocasión en que visitará México quiere poner a los pies de la Virgen “el Santo Año de la Misericordia“ y expresó su deseo de estar un momento en oración silenciosa ante ella cuando la visite en la Basílica. El deseo del Papa no es “ir de pasada” a la Basílica, sino dedicarle a la Virgen más tiempo, según dijo él mismo.
El Papa considera, de acuerdo con kath.net, que la aparición de la Virgen María al indígena Juan Diego -ahora elevado a santo- en 1531 fue una “profecía” de que ella trascendería las fronteras y se convertiría en un símbolo de unidad de los pueblos de América.