noviembre 23, 2024
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Recordemos a la maestra Esperanza Foon Báez

febrero 10, 2016 | 413 vistas

Nacida en Ciudad Victoria el 14 de febrero de 1922 en el seno de una familia donde campeaban los esfuerzos y sacrificios, nuestra protagonista forma parte destacada de esa conciencia histórica de corresponsabilidad social y cultural que mediante el magisterio y la fuerza del ejemplo transformó la vida de muchas generaciones de tamaulipecos, forjando convicciones de orden moral y sentido progresista.

 

Ma. Teresa Medina Marroquín

Con motivo de su cumpleaños número 94 la distinguida maestra Esperanza Foon Báez y su notable contribución a la enseñanza pública ejercida durante más de cinco décadas honrando al profesorado tamaulipeco, nos invita al mejor de los festejos:

Recorrer brevemente, acompañada de sus diez nietos e igual número de bisnietos, los senderos de una vida familiar ejemplar y representativa de la vocación magisterial.

Hija de don Luis Foon y de doña Rafaela Báez, Esperanza quedó huérfana a muy temprana edad al fallecer su señor padre. Y a pesar de que el golpe fue durísimo, su entusiasmo que ya se vislumbraba no declinó y comenzó a cursar sus estudios de primaria en la Escuela Leona Vicario de esta capital para posteriormente inscribirse en la prestigiada Escuela Normal Rural de Tamatán, cuna de ilustres maestros que a nivel nacional dieron renombre a la educación de nuestro estado.

Su condición de mujer en un mundo dominado por los hombres sería por esos años un acicate que le permitiría graduarse en 1939 con el título de Maestra de Educación Básica.

Presidía la nación en ese entonces el general Lázaro Cárdenas del Río, mientras que a Tamaulipas lo encabezaba desde la gubernatura el ingeniero agrónomo Marte R. Gómez Segura.

Una época agitada fue esa donde también el mundo apenas salía de la Gran Depresión e iniciaba otro episodio dramático: la Segunda Guerra Mundial.

Eran tiempos de gran conmoción y a la par distantes de derechos políticos tan elementales como el voto de las mujeres, inimaginables de que el gran contingente femenino alcanzaría un día el reconocimiento de ser votado a cargos de elección popular, pasando por la igualdad y equidad de género.

Transitaba la época del México nacionalista y rural cuando la joven maestra Foon iniciaba su carrera como docente en diversos poblados y ejidos de Tamaulipas como Lucio Blanco, San Cayetano, San Lázaro, Luz del Campesino y varios más, laborando en condiciones precarias y de extrema dificultad que no impidieron continuar con el desarrollo de su profesión que con tesón y disciplina, y sobre todo con una gran disposición emocional, afrontó ante la sorpresa y asombro de sus compañeros varones.

Consciente de que la enseñanza a niños y jóvenes era lo suyo, pero también el futuro del país, continuó preparándose a efecto de cumplimentar y fortalecer su vocación con la dedicación que esta reclamaba.

Ese sentido fue el que sustanció una nueva decisión: ingresar al Instituto Federal de Capacitación al Magisterio, obteniendo su segundo título de Maestra en Enseñanza Primaria y adquiriendo una visión más amplia de las necesidades de educación en esas comunidades agrestes donde la expresión de la vida era sumamente distinta al pujante ámbito citadino.

Y fue ese entorno precisamente al que la maestra Esperanza Foon Báez le dedicó 30 años de su vida, de 1940 a 1970, logrando llevar en forma directa y entrañable una enseñanza conjuntada al fomento de valores que en esos años era casi inaccesible en ese sector de la sociedad tamaulipeca.

Esa experiencia de conocer en el campo otras costumbres y manifestaciones le permitiría en 1970 trasladarse a Ciudad Victoria, volcando nuevamente su vocación con la misma intensidad y compromiso, aunque con la diferencia de una madurez forjada por treinta años de experiencia, cuyo período también sería la clave fecunda de un tercer título reconocido únicamente por los años de excepcional trabajo y de un ir y venir constante y casi interminable, equivalente a un galardón nada fácil de conseguir si no es por los méritos del deber cumplido.

Ya una vez instalada en Victoria, la profesora Foon se incorpora a laborar en la Escuela Club Rotario donde permanecería por largos 20 años, hasta su jubilación en 1992, retirándose con el puesto de Subdirectora de esa institución.

La familia ha sido para esta admirable educadora un elemento de primerísima importancia en su vida.

Con su esposo, Daniel Alcocer Barreto, constituyó una unión inquebrantable, de cuyo matrimonio ejemplar nacieron cuatro hijos:

Luis Daniel y Carlos, ingenieros químicos industriales; en tanto Xóchitl y Alma Alicia siguieron sus pasos graduándose de licenciadas en educación.

Otro de los grandes orgullos de la maestra Esperanza Foon de Alcocer fue haber recibido en 1982, de manos del entonces gobernador Emilio Martínez Manautou, el reconocimiento por 40 años de servicio al magisterio tamaulipeco.

Un premio que la distinguió no sólo por los tantos años que en aquel momento seguirían y consagró a la formación de mejores hombres y mujeres para la sociedad, sino además por el sentido trascendente de su vida y su natural carácter multifacético que acrecentó su solidaridad y sentido altruista con los que menos tienen, sin perder jamás de vista el equilibrio familiar, su fuerza interna más valiosa, siendo una esposa digna y maravillosa y complemento vital de su marido, irradiando esas cualidades y virtudes particularmente a sus hijas a quienes les ha prodigado, al igual que a sus hijos varones, todo el amor y trato cariñoso que es capaz de entregar una madre, pero encauzándolos dentro de ese regazo reconfortante hacia los valores de la educación y la disciplina, el trabajo constante y fecundo, y el respeto al prójimo.

Nuestra protagonista es sin duda para todos los trabajadores de la educación de Tamaulipas una fuente inspiradora de conciencia social y sentido ético, con los que siempre supo engarzar la enseñanza y la comprensión en un mundo real urgido de esas genuinas y auténticas contribuciones.

Hoy, a 23 años de haberse retirado de las aulas y de la posición directiva que se ganó con 52 años de docencia, la profesora Foon Báez sigue participando activamente en la Asociación de Jubilados, delegación 445, desplegando sus conocimientos y plasmando sus experiencias a través de una energía moral que reitera su vocación profunda.

Con esta reflexión nuestra anfitriona da por terminado el breve recorrido que nos brindó generosamente, felicitándola nosotros por los 94 años de edad que cumplirá este próximo domingo 14 de febrero, Día de San Valentín, y los 67 años de feliz vida matrimonial que celebrará a lado de don Daniel, su esposo, el 24 de marzo entrante.

Muchas gracias maestra Esperanza por su ejemplo tan importante y valioso para las actuales generaciones, y por las más de cinco décadas dedicadas a la enseñanza, cuyo escenario tuvo en usted a una de las pioneras de la reforma educativa que hoy ha adquirido relevancia nacional.

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