CIUDAD DE MÉXICO, febrero 18 (Notimex)
El número de casos de niños, niñas y adolescentes que migran sin compañía de un adulto aumentó 333 por ciento de 2013 a 2015, situación que requiere atención para la garantía de sus derechos, aseguró el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en México (Unicef).
Y es que, tan solo los casos que fueron registrados por autoridades mexicanas, pasaron de cinco mil 596 a 18 mil 650 en esos dos años.
La organización internacional detalló que de los niños migrantes en 2015, 27.4 por ciento provenía de Honduras, de Guatemala 49.6 por ciento y de El Salvador 20.5 por ciento; donde la mayoría de ellos eran adolescentes de entre 12 y 17 años de edad.
En el mismo año hubo más de once mil eventos de repatriación de niñas, niños y adolescentes migrantes mexicanos desde Estados Unidos, de los cuales, 84 por ciento (nueve mil 841) viajaban sin la compañía de un adulto.
Frecuentemente, dijo, niños y niñas migrantes no acompañados enfrentan graves peligros como accidentes, trata de personas, el posible reclutamiento por el crimen organizado, el maltrato y la explotación, por lo que requieren protección inmediata.
“Estos niños y niñas tienen sueños, quieren estudiar y tener una vida plena, y necesitan todo nuestro apoyo para que puedan reunirse con sus familiares y superar la violencia que los ha llevado a huir de sus casas y logren vivir la vida a la que tienen derecho, sin violencia, con educación y oportunidades” destacó Isabel Crowley, representante de Unicef en México.
Agregó que dichos infantes son personas con derechos, por lo que la organización trabaja con autoridades para que sepan cómo trabajan con niños y niñas, se especialicen en la protección de sus derechos, y sepan cómo hablarles sin ocasionarles más daño psicológico.
“Los derechos de los niños, niñas y adolescentes deben ser respetados sin importar su nacionalidad, situación migratoria, raza, etnia, sexo o religión”, añadió.
Los niños, niñas y adolescentes que no cuentan con documentación migratoria experimentan dificultades para acceder a la justicia, a los servicios educativos, de salud y sociales básicos.
Además de que viven con el temor de ser retornados a sus lugares de origen o de no volver a ver a sus familias, por lo que con frecuencia no se atreven a solicitar ningún tipo de ayuda.
“Los oficiales consulares son los primeros que tienen contacto con los niños y niñas, después de una detención; por ello tienen la función de realizar una evaluación inicial en la que deben identificarse los aspectos particulares de vulnerabilidad, así como las necesidades especiales de protección”, explicó Crowley.
Unicef junto con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), trabajan con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados en el desarrollo de un protocolo para la detección de indicios de necesidades de protección internacional, como asilo y protección complementaria.