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febrero 19, 2016 | 153 vistas

LA HABANA, Cuba, febrero 18 (AP)

La luz al final del túnel está más cerca. Muchos cubanos piensan que el viaje del presidente estadounidense Barack Obama a Cuba podría significar el fin de más de cinco décadas de hostilidades y el inicio de una anhelada prosperidad económica.

“Esta visita para mí y para todos los cubanos vendría siendo una puerta abierta a lo que nos hace falta: que nos quiten el bloqueo que nos golpea”, dijo a la AP, Yosvany Martínez, cuidador de autos de 36 años que estaba encantado con la idea de ser testigo de la primera visita de un mandatario estadounidense en más de cinco décadas desde el triunfo de la revolución.

Ubicado a un costado del lujoso Hotel Nacional de esta capital, rodeado de autos clásicos, descapotables y vehículos de la época soviética, Martínez hizo alusión así al embargo, las sanciones impuestas por Washington a la isla en los 60 a fin de presionar un cambio en su modelo político.

Muchos cubanos se fueron enterando, de boca en boca, por Internet o posteriormente a lo largo del día mediante la prensa local de que Obama viajará a la isla el 20 y 21 de marzo.

Sin embargo, no parecieron sorprendidos. En los últimos meses músicos famosos, actrices, políticos y científicos estadounidenses se dieron cita en la isla, en el foco de los reflectores mediáticos.

Aunque el turismo todavía no es libre desde Estados Unidos a la isla, Obama flexibilizó las condiciones y unos 160 mil ciudadanos de ese país visitaron Cuba en 2015, un 76 por ciento más que el año anterior.

“Siento un cambio por lo menos en el crecimiento del turismo, hay más alegría en la gente, pero en la economía de gente como yo o que viven de un salario, todavía no”, agregó Martínez, cuando se le consultó sobre si percibe que algo se modificó desde el anuncio de deshielo binacional en diciembre de 2014.

Washington y La Habana sorprendieron al mundo con el inicio a finales del 2014 de un calendario de acercamiento diplomático de camino a la normalización de las relaciones binacionales, rotas por cinco décadas.

Tras décadas de hostilidades, los cubanos vieron izar la bandera de las barras y las estrellas y la isla en Washington en julio pasado.

“Las relaciones son un proceso largo, no es algo que se vaya a dar de la noche a la mañana”, explicó a la AP, José Miguel Gómez, un capitán de la marina mercante.

Para Gómez las reformas perceptibles en la sociedad cubana como la extensión de la telefonía móvil, un pequeño acceso a Internet, o la ampliación de los permisos para el ejercicio del trabajo independiente comenzaron con el mandato de Raúl Castro –quien reemplazó a su hermano en 2006– y no por el deshielo, pero este acercamiento con la potencia más grande del mundo y solo a 150 kilómetros será determinante para el futuro de la isla.

Desde la cancillería cubana también le dieron la bienvenida al presidente y aseguraron que la visita “será una oportunidad” para adelantar en el diálogo y para que el gobernante vea en vivo y directo a Cuba.

“Esta visita constituirá un paso más hacia la mejoría de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos”, dijo a periodistas la Directora General de la Dirección General de Estados Unidos de la Cancillería Josefina Vidal.

Vidal destacó que incluso temas polémicos para los gobiernos de ambos países como derechos ciudadanos o democracia forman parte del diálogo binacional.

“Por supuesto para llegar a la normalización (completa) de esas relaciones tendrían que solucionarse asuntos claves pendientes incluyendo el levantamiento del bloqueo y la devolución a Cuba del territorio ocupado ilegalmente por la base Naval de Guantánamo”, advirtió la funcionaria.

 

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