CARACAS, Venezuela, marzo 5 (AP)
Transcurridos tres años desde su muerte, nadie en Venezuela puede decir que quedó en el olvido el ex presidente Hugo Chávez, cuya figura todavía inspira sentimientos intensos de amor y odio casi por igual en esta nación sudamericana amargamente dividida por la política.
Sus seguidores y el gobierno del presidente Nicolás Maduro, su sucesor designado y heredero político, conmemoraron este sábado con una serie de actos en Caracas y otras ciudades el deceso de Chávez, ocurrido el cinco de marzo de 2013, muerto a los 58 años tras combatir por casi dos años un cáncer cuyos pormenores aún se desconocen.
Los venezolanos enfrentan una severa crisis económica, signada por una galopante inflación que se estima podría alcanzar este año 720%, severos problemas de escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos, y una fuerte recesión económica que podría agravarse este año por la caída de los precios del petróleo –la principal fuente de ingresos de divisas del país.
Tras arribar a la capital venezolana, los mandatarios Evo Morales, de Bolivia; Daniel Ortega, de Nicaragua; y Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador, participaron junto a Maduro en un foro donde resaltaron el liderazgo del fallecido presidente en la promoción de la integración en América Latina y el Caribe.
Han sido “tres años difíciles y aquí estamos. Aquí está el pueblo venezolano de pie, listo para nuevas batallas, listos para seguir luchando por la verdadera independencia y la verdadera dignidad, tres años de lealtad absoluta, tres años de amor, tres años de lucha y Venezuela seguirá la senda de la revolución bolivariana. ¡Que viva el legado de Hugo Chávez!”, dijo Maduro en un discurso televisado en alusión a la permanencia del proyecto de Chávez de convertir a esta nación sudamericana en un Estado socialista.
El peso de la crisis y las críticas a su gestión han golpeado su popularidad, que ha caído en barrena en los dos últimos años. Como salida a la compleja crisis que enfrenta el país, la coalición opositora venezolana ha planteado recurrir de forma simultánea a la vía de la enmienda constitucional, el referendo revocatorio y la renuncia para adelantar el cese de Maduro, quien ha dicho que nadie lo sacará del cargo.
Luego, los jefes de Estado se trasladaron al Cuartel de la Montaña –un antiguo museo militar donde el otrora teniente coronel comandó un fallido golpe en 1992– donde rindieron honores a Chávez ante el monumento en que se encuentran sus restos.
En el Cuartel se realizó una ceremonia, a la que asistieron también los mandatarios Ralph Gonsalves, de San Vicente y las Granadinas; y Gaston Browne, de Antigua y Barbuda; así como el vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y muchos de sus familiares –entre ellos las hijas de Chávez, Rosa Virginia y María Gabriela.
Pese a las dificultades que padecen en su vida diaria, muchos venezolanos lamentan su pérdida y están convencidos que de estar vivo enfrentaría la crisis mejor que sus herederos.
“Maduro está rodeado de gente que no sirve, no lo está haciendo bien; pero hay que apoyarlo porque eso nos lo pidió Chávez”, dijo Alfredo González, un jubilado de 74 años, que observaba los ensayos para homenajear al fallecido mandatario que llegó al gobierno en 1999 y fue reelegido en tres ocasiones –la última de ellas en diciembre de 2012.
“Nunca lo olvidaremos. Es una pena que se haya ido tan pronto”, agregó María Valero, ama de casa de 33 años, quien destacó entre los logros de Chávez los servicios médicos gratuitos prestados por médicos cubanos, las viviendas públicas y las computadoras portátiles para los niños pobres.
Otros más, sin embargo, están lejos de sentir pena al recordarlo y lo culpan de la crisis, que ven como la consecuencia de años de un severo control estatal que minó el sector productivo privado e hizo al país cada vez más dependiente de la renta petrolera.
“Maduro es culpable de no cambiar las cosas, pero este desastre es la herencia que le dejó Chávez”, afirmó Carmen Araujo, una auxiliar de odontología de 27 años. “(Chávez) hizo algunas cosas buenas, hay gente que no lo reconoce; pero también le hizo mucho daño al país, sembró mucho odio, persiguió a los empresarios, a los comerciantes, y ahora estamos pagando las consecuencias”.
Los críticos del Gobierno asocian la inflación y el desabastecimiento al agotamiento de un modelo económico instaurado por Chávez caracterizado por el control de precios y de cambio vigente desde 2003 y el crecimiento del gasto público que ha llevado a aumentar el dinero circulante en la economía a niveles nunca vistos.