diciembre 12, 2024
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marzo 13, 2016 | 181 vistas

Rubén Jasso

Trabajando fuerte, muy duro, a veces sin descanso y sacrificando muchas cosas para exigir lo mismo a quienes dirige, es como la entrenadora Olivia González Silva ha logrado escribir muchas páginas gloriosas en la historia contemporánea del voleibol femenil tamaulipeco, sembrando en su momento semillas que al paso de los años han florecido de la mejor manera, permitiéndole cosechar infinidad de éxitos y también, episodios complicados que a final de cuentas han sido una enseñanza para sacar lo mejor de sí misma y de quienes la rodean.

Con esa intensidad que la distingue a la hora de entrenar a sus pupilas en la duela del Gimnasio “Manuel Raga Navarro”, en la techumbre aledaña, o cualquier otro escenario, hace algunos días la reconocida entrenadora compartió con este medio algunas de sus experiencias en su andar por el voleibol, deporte con el cual está “casada” y no cambiaría por ningún otro, pues “almuerza, come y cena” todos los temas relacionados con esta disciplina.

Esperando un tiempo prudente para proceder a la entrevista debido a que se desarrollaba el entrenamiento, “Oli”, como la llaman sus alumnas, levantaba la voz una y otra vez para hacerse escuchar por las jóvenes jugadoras, quienes repetían alguna jugada que a consideración de la entrenadora no habían realizado de manera correcta.

Finalmente, inicia la charla y revive en su mente algunos pasajes de su vida que le permitieron recorrer el sendero que hoy en día y desde hace varios años, le han permitido ganarse un sólido prestigio.

¿Cuándo fue su inicio como entrenadora de voleibol?

“Estamos hablando de 1999, yo inicié en esa fecha y tengo 16 años ejerciendo como entrenadora”, señala.

¿Y en su papel de jugadora qué recuerdos tiene?

“Como jugadora empecé en la secundaria, jugué toda la secundaria, parte de la Prepa y ya fue todo mi momento de joven cuando jugué, ya después en ese año… entre 1997, por ahí, jugué con el equipo Santa Engracia, Jafra, Banorte, con esos equipos jugué en Victoria”, recuerda.

¿Porqué el gusto por el voleibol?

“Pues yo creo que como lo hice en mi juventud pues me gustó mucho y lo seguí haciendo, era mi deporte favorito y ya cuando tuve a mis hijas cuando yo las traía para ver mis juegos les gustó y de ahí partimos en seguir en esto, funcionó y aquí sigo”, dice con humildad.

¿Cómo resumiría su trayectoria en este deporte?

“Yo creo que he vivido muchos momentos buenos, malos, de satisfacción, de derrota, de orgullo, de reconocimientos, de satisfacciones a nivel personal, una de ellas fue iniciar con mis hijas y en este momento que ya son profesionistas es uno de los orgullos que hemos tenido, porque gracias al voleibol pudieron sacar su carrera como becadas y de hecho al inicio lo vi por ese lado, a que ellas se metieran a aprender voleibol sin pensar nunca cual sería la recompensa”.

Sin duda que la confianza que le brindan los padres es muy importante para la búsqueda de triunfos, se le comenta.

Para lograr los objetivos, la confianza de los padres es muy importante, se le comenta, al tiempo que asiente y responde, “Para que los papás confíen en uno es importante demostrar esa confianza y que crean y que estén con sus hijas apoyándolas, eso tiene mucho que ver porque en esta actualidad como vivimos no tan fácilmente se confía y me ha costado en determinado momento emociones con ellas que si que no… pero al final logramos al objetivo que las apoyen y confíen en nosotros”, afirma.

Si hay algo que distingue a Olivia González, es la disciplina que impone en el trabajo diario, pero reconoce que a final de cuentas todo es por el propio bien de sus alumnas, “Yo les digo a los padres que me pongo un poco enérgica, estricta, pero yo creo que las niñas que han sido iniciadoras de esta escuelita, de este club, ahora las vemos como unas personas ya adultas y creo que son niñas muy independientes, tienen buenos valores, son humanas, muy humildes”.

Bajo su dirección el voleibol ha estado en la cúspide nacional, se le recuerda.

“Yo siempre he dicho que son generaciones”, responde, y añade: “Tuvimos unas niñas que nos tocó iniciarlas desde micro voleibol, que son de 6-7 años y nos las llevamos continuando cada año con su categoría y logramos sacar una generación y cada año con ellas compitiendo logramos sacar medalla, esa es una generación que hizo historia pero fue a base de trabajo, de esfuerzo, de persistencia… yo les digo: aquí no hay magia, aquí el trabajo es muy importante y quien tiene disciplina tiene el esfuerzo y a veces uno tiene que sacrificar cosas y al final se reconoce el esfuerzo de cada una de ellas”, sostiene.

¿Hablaríamos de Cecilia Ríos, Maura Martínez…?

“Si, Cecilia Ríos que fue una de las fundadoras, Maura Martínez, Judith Gatica, que ahorita está trabajando con nosotros como entrenadora y más niñas que ahorita están con selecciones de Nuevo León jugando con Tigres, con la UDEM con el Tec de Monterrey y me siento orgullosa de ellas porque están dentro de esas selecciones”.

¿Qué sentimiento la embarga cuando gana una medalla de oro?

Fija su mirada hacia adelante y responde: “Es tan grande la emoción que lo único que digo es que valió la pena, yo he dejado muchas cosas para esto y al final cuando uno se cuelga una medalla de oro, dices valió la pena la inversión, valió la pena el esfuerzo, valió la pena todo lo que uno deja en ese momento por este reconocimiento y la satisfacción es grande, decimos ahora si es de ustedes (jugadoras), porque mal o bien es en base al trabajo que hacen ellas junto conmigo”.

Así como el aspecto técnico es muy importante, el estado anímico juega un rol fundamental en cada competencia de las Cuerudas, nombre de los equipos que dirige Olivia González, “Somos las Cuerudas de corazón, les digo que traemos tatuada la cuera tamaulipeca”, afirma con orgullo, afirmando además que siempre inculca en sus pupilas la evolución constante, “Aquí no venimos a ocupar un espacio en un entrenamiento, venimos a buscar, mejorar, buscar ser las mejores llámese el club, llámese Victoria o llámese de Tamaulipas, les metemos mucho eso, que traten de esforzarse al máximo que no se queden conformes con lo que apenas conocen, que siempre busquen estar en la cima”, expresa convencida.

Y vemos que la exigencia está a la orden del día

“Si, todavía les digo a mis alumnas, hasta que Dios me recoja yo voy a estar aquí y no voy a parar”, dice entre risas.

En los triunfos de los equipos de Olivia González, también ha figurado Irma Haces a lo largo de los años y la misma entrenadora le da su crédito.

“Su labor es fundamental, a lo mejor no está interviniendo al cien por ciento como yo, pero creo que es muy importante el hecho de que esté apoyando, a veces lo hace un poco más en cuestiones administrativas, de organizar uniformes, organizar el trabajo con las niñas… yo creo que trabajamos muy acorde al objetivo mismo de que nuestras niñas aprendan el voleibol y sean unas personas de valor”.

Casi para finalizar la plática, la entrenadora menciona también a sus hijas, a quienes atribuye el hecho de estar vigente en el voleibol, pues eran ellas quienes la acompañaban a jugar y fueron tomando el gusto por ese deporte a tal grado que fueron su motivo para que un día tomara la decisión de dirigir y guiar en sus sueños a niñas y jóvenes victorenses que al paso del tiempo han figurado incluso a nivel mundial.

¿Y en sus pensamientos siempre está el voleibol?, se le cuestiona por último.

Sonríe y responde segura de sus palabras, “Estoy casada con el voleibol, definitivamente el tema que tenemos en casa es voleibol, almorzamos, comemos y cenamos voleibol y estoy súper convencida que el haber hecho esto de ser entrenadora, inculcarles a mis hijas y a todas las niñas que han pasado por este club, la importancia de apreciar su trabajo, el valorar su desarrollo y de lo que sí puedo estar mus satisfecha es de que el 99 por ciento de nuestras niñas son muy sanas de mente y de cuerpo”, puntualiza.

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