diciembre 15, 2024
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marzo 19, 2016 | 147 vistas

WASHINGTON, E. U., marzo 18 (Notimex).- El viaje de presidente Barack Obama a Cuba dividió a la opinión pública, entre quienes lo aplauden como un gesto clave para acelerar cambios en la isla y aquellos que lo consideran injustificado ante lo que perciben como pocos avances en libertades civiles y políticas.

Obama, el primer presidente estadounidense en funciones en visitar la isla en 88 años, se reunirá no sólo con el presidente Raúl Castro, sino con un amplio espectro de cubanos de la isla, incluidos emprendedores, cuentapropistas y disidentes escogidos por la Casa Blanca.

“La visita ayuda a alimentar algunos cambios en Cuba y la administración puede decir: Miren, Cuba está tomando estas medidas, pasos importantes para abrir su economía y relajar restricciones en cuanto a libertades básicas”, dijo a Notimex el presidente del Diálogo Interamericano, Michael Shifter.

“Eso ayudaría en el Congreso para convencer a la gente aquí en Washington que el proceso está avanzando”, señaló Shifter.

La perspectiva del Congreso estadounidense es clave toda vez que uno de los principales irritantes de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el embargo a la isla, está codificado en media docena de legislaciones sin un horizonte claro de solución, pese a los llamados de Obama para su abrogación.

Desde el histórico anuncio del inicio del proceso de normalización de relaciones con Cuba, Obama dejó en claro el interés de Estados Unidos de ser testigos de cambios no sólo en la esfera de las oportunidades económicas o las comunicaciones, sino en derechos humanos.

“El presidente Obama había dicho en diciembre que él no iba a viajar a Cuba hasta en tanto viera avances concretos en materia de derechos humanos, pues hemos visto más bien retrocesos en los últimos meses”, afirmó a Notimex el analista del Instituto Cato, Juan Carlos Hidalgo.

La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, una organización independiente, reportó más de ocho mil detenciones arbitrarias en 2015, y más de dos mil 500 en los primeros dos meses de 2016, aunque el Gobierno cubano liberó a 53 presos políticos.

La Casa Blanca ha dejado en claro que Obama abordará el tema de los derechos humanos durante su viaje. De hecho, el presidente dirigirá un mensaje nacional a los cubanos el martes, donde hablará de la complicada relación entre los dos países y su visión para el futuro de Cuba.

“Vemos este discurso como un momento único en la historia entre los dos países (…) el primer discurso de un presidente en casi 90 años y una oportunidad para el presidente conecte con el pueblo cubano”, mencionó el asesor adjunto de seguridad nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes.

Obama también buscará conectar con los cubanos en un nivel emocional, con su participación en un partido de beisbol entre la selección nacional de Cuba y el equipo profesional estadounidense las Mantarrayas de Tampa Bay.

“Obama hace lo correcto al promover un acercamiento diplomático entre ambos países, pero este no debería ser un fin en sí mismo”, comentó José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch.

“Su mensaje sobre derechos humanos debe ser contundente y específico, o de lo contrario el viaje será recordado por los cubanos que han sufrido más de medio siglo de represión como poco más que un encuentro amistoso entre dos presidentes que se divirtieron en un partido de beisbol”.

Simbólicamente, el jefe de la Casa Blanca no se reunirá con el líder histórico de la revolución Cubana, Fidel Castro.

Alan Gross, el contratista estadounidense acusado de espionaje y liberado tras cinco años de prisión en Cuba, aplaudió el viaje de Obama a Cuba y su decisión de no hacer contacto con Fidel Castro.

“Fidel Castro representa el pasado y las peores violaciones de los derechos humanos (…) el presidente Obama y el presidente Raúl Castro no representan eso”, indicó.

En opinión de Gross, el histórico proceso de acercamiento a la isla iniciado el 17 de diciembre de 2014 ha sido positivo, pues aseguró que más del once por ciento de la población económicamente activa de Cuba trabaja ahora en el sector privado.

Destacó que cuando fue arrestado, era ilegal el acceso de los cubanos al Internet, mientras que ahora, cinco años después, cualquier cubano que tenga dos dólares puede usar legalmente la llamada “red de redes” durante una hora.

Pero los críticos del presidente en el Congreso, incluido el demócrata del Comité de Relaciones Exteriores, Bob Menéndez, sostienen la tesis de que las cosas no han mejorado en Cuba, incluido el acceso a telecomunicaciones.

Desde la tribuna del Senado, Menéndez denunció que la conectividad de Internet ha descendido y han aumentado las violaciones a las libertades religiosas en la isla. Aseveró que algunos de los 53 presos políticos liberados han sido arrestados nuevamente y cinco tienen nuevas sentencias.

Con todo, los partidarios de la política de acercamiento como Michael Shifter creen que debe darse más tiempo a los cambios, pues aseguró que no es lógico pretender que a poco más de un año en el proceso de normalización puedan revertirse 50 años de una política a Cuba que tampoco funcionó.

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