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marzo 25, 2016 | 150 vistas

NACIONES UNIDAS, marzo 24 (Notimex)

Más de 86.7 millones de niños menores de siete años de edad han pasado su vida en una zona asediada por un conflicto armado, lo que representa un factor de riesgo para el desarrollo de su cerebro, apuntó este jueves Unicef.

En un comunicado, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) destacó que es durante los siete primeros años de su vida que el cerebro de un niño tiene la posibilidad de activar mil células cerebrales por segundo, o neuronas.

Expresó que cada una de estas células tiene la facultad de conectarse con otras diez mil neuronas a una velocidad de miles de veces por segundo, y que estas conexiones son básicas para el futuro del niño, ya que definen cómo será su salud, su bienestar emocional y su capacidad de aprendizaje.

Los niños que viven en zonas de conflicto están a menudo expuestos a traumas extremos que causan estrés tóxico, un estado que inhibe la conexión de neuronas y que tiene importantes repercusiones que afectarán su desarrollo cognoscitivo, social y físico para el resto de su vida.

“Además de las amenazas físicas inmediatas a las que se tienen que enfrentar los niños durante estas crisis, corren igualmente el riesgo de sufrir secuelas emocionales enraizadas en lo más profundo de ellos mismos”, indicó Pia Britto, responsable para el desarrollo de la primera infancia de Unicef.

Las cifras de Unicef muestran que, en todo el mundo, uno de cada 11 niños de seis años o menos ha pasado en una situación de conflicto la época de su vida más importante para el desarrollo de su cerebro.

“Los conflictos privan a los niños de su seguridad, de su familia y de sus amigos, del juego y de la rutina. Y, sin embargo, todos ellos son los elementos de la infancia que ofrecen a los niños las mejores oportunidades posibles de desarrollarse completamente y de aprender de manera eficaz”, dijo Britto.

Britto consideró que por ello es importante proporcionar a los niños y a los cuidadores suministros y servicios indispensables, como materiales pedagógicos, apoyo psicosocial y espacios protegidos, a fin de restablecer en pleno conflicto el sentimiento de ser un niño.

Un niño nace con 223 millones de neuronas activas, pero para que el cerebro alcance su plena capacidad de funcionamiento en la edad adulta, con alrededor de mil millones de neuronas capaces de conectarse entre ellas mismas, es muy importante el desarrollo en la primera infancia.

Unicef resaltó que esto comprende la lactancia materna y la nutrición temprana, la estimulación precoz por parte de los cuidadores, la posibilidad de aprender a una edad temprana y la oportunidad de crecer y de jugar en un entorno seguro y sano.

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