diciembre 14, 2024
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marzo 26, 2016 | 199 vistas

Alejandro Echartea

Son las nueve horas del Viernes Santo en la Plaza Hidalgo y decenas de feligreses esperan el inicio de la representación del viacrucis de este año, en el quiosco de la plaza se encuentra montado un pequeño escenario, y centuriones romanos ya deambulan por allí mientras la gente se acerca y espera.

Un sacerdote sale de la Basílica de Nuestra Señora del Refugio e invita a la gente para que se acerque a participar en la representación del viacrucis, esta da inicio en las escalinatas del teatro Juárez, y tras algunos pasajes, parte por la calle Ocho en procesión a las catorce estaciones.

Muy cerca de allí, algunas personas observan la escena desde las escalinatas del Palacio Federal, son miembros del Grupo Bíblico Juvenil de la colonia Mainero, grupo que desde 1977 viene organizando la representación del viacrucis que termina en un predio bajo el mirador de la loma del Santuario de la Virgen de Guadalupe; este predio fue concedido por el ex alcalde Magdaleno Mata Blanco (1975-1977) en préstamo al grupo bíblico para que realice en este lugar sus representaciones anuales de la Pasión y Muerte de Jesucristo.

Sin embargo con el paso de los años, más y más grupos pertenecientes a las distintas parroquias se integraron a esta tradición de rememorar el sacrificio de Jesús de Nazareth; hace apenas unos años el grupo de la parroquia de Nuestra Señora del Refugio viene llevando a cabo su viacrucis previo al del Grupo Bíblico Juvenil de la colonia Mainero, llevándose así a mucha de la gente que tradicionalmente acompañaba al nazareno José Luis Rodríguez Rodríguez en su recorrido cargando la pesada cruz de madera.

“En Victoria hay mucha gente y cada quien tiene su sector, me gustaría que fuera uno solo y que se unieran todos, hay gente que no se puede acercar tanto al centro como nosotros y hay gente que lo hace en sus parroquias”, comentó momentos después de que el primer contingente partiera con su procesión.

José Luis Rodríguez considera que como grupo les ha faltado ser más puntuales en los últimos años, pero recordó que cada vez es más difícil conseguir la participación para interpretar todos los papeles de esta recreación bíblica, “lo que pasa es que nosotros ahora batallamos para reunir a la gente que necesitábamos, por eso también llegamos demasiado tarde, pero ese es un error que vamos a tratar de corregir que es el no llegar a tiempo”.

El viacrucis había sido convocado a las nueve horas, pero ante la poca asistencia los organizadores decidieron esperar a que las personas que por equivocación partieron con la otra procesión, regresaran para sumarse a la ‘original’.

Casi a las once horas, y tras invitar a los transeúntes a que participen en la representación, dio inicio en las escalinatas del Palacio Federal la tradicional puesta en escena con la detención y enjuiciamiento del nazareno ante los sumos sacerdotes y el gobernador romano en Jerusalén, Poncio Pilatos.

Tras ser torturado y condenado, José Luis Rodríguez recibe la cruz para partir por la calle Ocho a la esquina con Matamoros, de donde subió al Nueve para doblar a su izquierda y seguir hasta el Santuario. Con paso lento y recibiendo azotes de un actor que interpretaba a un soldado romano, el actor de 56 años de edad cargaba la pesada cruz de madera de casi dos metros y medio de alto.

A su paso por las calles del centro de la Ciudad, la gente miraba con curiosidad el paso de las casi doscientas personas que seguían al actor bajo el intenso sol de mediodía, algunos inclusive se iban sumando a su paso hacia el Santuario.

Mientras tanto, una oradora hacía uso del micrófono para recitar letanías del viacrucis y en ocasiones para rezar el rosario, rezo que era respondido por decenas de hombres y mujeres de todas las edades.

Es al llegar al lugar de su crucifixión cuando la gente que acompañaba la procesión busca una sombra desde la cual presenciar el final de la representación. En silencio observan como son clavadas las cruces y alzadas con el nazareno y los dos ladrones a su lado, en silencio también miran como estos son bajados, y de manera respetuosa observan al abogado de 56 años descender de la representación que pudiera ser su última como Jesucristo.

“Eso esto está por decidirlo mi grupo, si decide que yo salgo, yo salgo el otro año pero si decide que salga el otro muchachito pues que salga el otro muchachito”, comentó José Luis, “yo me siento muy bien, la verdad”, indica con cierto optimismo tratando de afirmar que si se lo piden, interpretaría nuevamente este papel el próximo año.

A pesar de la confusión del principio y que fueron casi trescientos los asistentes, Rodríguez Rodríguez aclara que en años pasados la concurrencia era mucho mayor, “antes como que había más gente, más fe, más movimiento, se respetaban más los tiempos de guardar y ahora como que se está perdiendo un poquito el significado”, apuntó.

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