junio 23, 2024
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abril 2, 2016 | 84 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza

Cuatro de cada cinco mujeres han sufrido algún tipo de violencia física o psicológica, afirmó Sergia Juárez Delgado, directora de Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud, al reconocer que se trata de un fenómeno que tiene su origen principal en una cultura machista.
Admitió que aun y cuando se ha fortalecido el marco normativo para atacar la violencia intrafamiliar, se trata de un fenómeno que sigue siendo grave lo cual obliga a reforzar los programas gubernamentales con el propósito de cambiar la cultura machista.
“En las encuestas que se han hecho al respecto se establece que de cada cinco mujeres entre tres y cuatro han sufrido algún tipo de violencia”, mencionó.
Aunque se trata de un problema multifactorial, destaca el hecho de que son pocas las víctimas que formalizan una denuncia ante el agente del Ministerio Público y la mitad de quienes lo hacen terminan desistiéndose porque dependen económicamente de su agresor.
Otro factor importante es el machismo, que lleva al hombre a agredir a la mujer al no poder soportar que ella tenga un mayor crecimiento profesional y económico y que incluso termine siendo el sostén del hogar.
“La mujer ha crecido mucho más que el hombre en el ámbito profesional y eso no lo tolera el marido. Se trata de una cultura machista”, indicó.
Juárez Delgado aclaró que la violencia familiar existe en todas las clases sociales aunque en la clase media y alta hay muchas mujeres que prefieren no denunciar por vergüenza a verse exhibidas.
Ante la situación de incidencia, la Secretaría de Salud en coordinación con otras instancias gubernamentales, mantiene un programa de atención a través de ocho grupos de psicológicos que van a diferentes instituciones y otorgar terapias de grupo tanto a mujeres como hombres victimizados.
Sin embargo, dijo, en muchos casos las mujeres maltratadas no asisten a las terapias porque los mismos maridos se los impiden.
“Hemos tenido casos incluso de amenazas a nuestras trabajadoras sociales cuando llaman a las casas para invitar a la mujer a una terapia y el hombre se entera. En ocasiones la trabajadora social tiene que decir que es una amiga la que llama”, mencionó.

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