diciembre 15, 2024
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Desconfían mexicanos de instituciones

abril 6, 2016 | 133 vistas

Ante el presidente Enrique Peña Nieto, el titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez, aseguró que la sociedad cada vez espera menos y desconfía más de las instituciones.

Lo cual, advirtió, se ha agravado por un entorno en donde la pobreza y los niveles de desigualdad imperantes, así como los problemas de violencia, inseguridad y carencias son realidades que transgreden toda lógica de un Estado democrático y social de derecho.

Al presentar el Informe Anual de Actividades 2015 al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, el Ombudsman nacional señaló que en esta adversa realidad, las distintas instancias del Estado han respondido de manera insuficiente al compromiso con los derechos humanos.

“Son muchas las asignaturas pendientes, las demandas no atendidas y las expectativas no resueltas frente a la sociedad, las cuales parten de aspectos tan esenciales en un entorno democrático como lo serían la observancia y aplicación de la ley o el abatimiento de la impunidad y de la corrupción”.

González Pérez aseguró que los derechos violentados, así como las materias que versaron las recomendaciones fueron diversas entre las que destacan ejecuciones arbitrarias, desaparición forzada, tortura, uso excesivo de la fuerza; así como también violencia obstétrica, indebida prestación de los servicios médicos, detenciones ilegales, ataques a la libertad de expresión y afectaciones a los derechos de los migrantes, a los indígenas y al medio ambiente.

Informó que en el 2015, la CNDH emitió 60 recomendaciones dirigidas a 42 autoridades entre las cuales destacan el IMSS, la Comisión Nacional de Seguridad, el gobierno de Chiapas, el Issste, el Instituto Nacional de Migración y la PGR.

En el salón “Adolfo López Mateos”, Luis Raúl González Pérez afirmó que ante la coyuntura crítica por la que atraviesan los derechos fundamentales en nuestro país, sólo quedan dos caminos: la resignación o la transformación.

“Permitir que las cosas sigan como están –señaló— es imposible. Tolerar las violaciones a derechos humanos es traicionar el futuro”.

Dijo que la transformación que se requiere no debe hacerse por interés o conveniencia política, es y debe ser un imperativo moral, tanto para las instituciones del Estado como para los organismos defensoras de derechos humanos.

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