BARCELONA, España, abril 5 (AP)
El uruguayo Luis Suárez marcó el martes dos goles y el Barcelona remontó para vencer 2-1 al Atlético de Madrid por el partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones.
Suárez anotó a los 63 y 74 minutos y rescató un valioso triunfo para el vigente campeón, que vio como el Atlético cobraba ventaja en el marcador a los 25 por vía de Fernando Torres, quien sería expulsado diez minutos más tarde por doble tarjeta amarilla.
La inferioridad numérica pasó factura al cuadro dirigido por el argentino Diego Simeone, pero fue Suárez quien ajustició a los rojiblancos con su séptima y octava diana en la actual Champions.
“Uno está para marcar goles y ayudar al equipo. La expulsión de Torres fue determinante, porque es un gran jugador. Fue una lástima, porque hubiera sido bueno remontar contra once”, opinó Suárez. “Pudimos hacer algún otro gol, pero ellos están obligados a marcar en la vuelta. Será un partido similar”.
La 11ma victoria seguida como local en Europa sanó algo la herida barcelonista, tras perder el sábado por 2-1 el clásico de la liga española contra el Real Madrid en el mismo escenario, un partido donde no marcaron ni el astro argentino Lionel Messi, ni el brasileño Neymar, ni Suárez.
“Hoy ha estado más al remate, entre los dos centrales, y no ha podido abrir tantos espacios. Pero es clave para nosotros por cómo trabaja y sus dotes goleadoras”, valoró del charrúa el técnico Luis Enrique.
El Atlético, que escolta en el campeonato doméstico al líder Barsa, tendrá ocasión de remontar a su vez la eliminatoria continental dentro de ocho días en su estadio.
“Pudimos salir vivos. La vuelta va a ser un lindo partido. Siempre nos sentimos fuertes. Contento de dar la vida por este equipo”, zanjó Simeone, visiblemente molesto por la actuación arbitral.
El Atlético salió ordenado, con igual ambición que mesura y las ideas claras: valorar el riesgo en cada acción ofensiva y lanzarse por el arco de Marc-André ter Stegen en cuanto vislumbrara la posibilidad de infligir sangre.
El Barsa, falto de tensión y de ritmo, fue todo lo contrario en el inicio: un equipo plano, sin imaginación, y excesivamente horizontal por sorprendente incomparecencia de un ariete de raza como Suárez, maniatado por su compatriota Diego Godín, quien marcó con autoridad la última raya de la defensa madrileña.
Pudo cambiar el signo del partido pronto si Messi hubiera atinado en sus dos primeros remates, pero el argentino anduvo con el punto de mira desviado, y Neymar tampoco acertó en cabezazo franco, tras un goloso centro de Dani Alves.
Superado el ecuador del primer tiempo, Antoine Griezmann se atrevió con un zapatazo ajustado que anunció el inminente tanto del Atlético, forjado en una jugada con pausa de Gabi Fernández y Jorge Resurreción “kobe”, afilado en la asistencia para Torres, quien se infiltró en la defensa azulgrana y soltó un derechazo raso entre las piernas de Ter Stegen.
El arquero alemán se redimió en el siguiente remate visitante, una volea mordida de Griezmann que tapó de forma estelar, con mano firme en el bote traicionero.
Para entonces, Torres se había complicado ya la vida con una innecesaria tarjeta amarilla por trabar a Neymar, y el goleador acabó por enredar a su equipo con la segunda cartulina tras tropiezo con Sergio Busquets, y que supuso su expulsión.
“Es uno de los peores días de mi vida como futbolista”, comentó luego Torres. “Estoy triste por haber dejado al equipo con diez. Me siento responsable de que no haya podido ganar. El árbitro no estuvo a la altura”.
La inferioridad numérica reforzó el dogma de fe del Atlético, aferrado a su capacidad de sufrimiento y descaro en el despliegue, como escenificaron un cabezazo en el área local del lateral Filipe Luis y un venenoso cruce de Yannick Carrasco nada más iniciarse el segundo tiempo.
Pero el Barsa también pudo avanzar líneas y cercar el arco de Jan Oblak, que respiró aliviado cuando una chilena de Messi se perdió fuera por poco, y una posterior comba de Neymar se estrelló en el travesaño.
Con la herida abierta y el partido desatado, los azulgranas siguieron rebelándose contra el marcador, apretando cada vez más al Atlético con un testarazo de Neymar a manos de Oblak, un zurdazo de Messi repelido por el arquero, y otro latigazo del brasileño que se escapó por un palmo.
El empate llegó con el Camp Nou volcado en pleno abordaje y Alves centrando al poste opuesto, donde Jordi Alba empalmó directo a la pierna zurda de Suárez, quien marcó de rebote desde el área chica.
Despertado por el gol, el charrúa se conectó definitivamente al choque y buscó mayor alimento a la caza de una segunda diana que acabó firmando tanto en el inicio como final: se asoció con Messi en el balcón del área, abrió para Alves y cabeceó su devolución con todo a quemarropa, sin opción para Oblak.
La culminación de la remontada devolvió la autoestima a un Barsa que, previo al tropiezo con el Madrid, había hilvanado 39 partidos invicto en todas las competiciones, y que sigue aspirando a revalidar el triplete de liga, Champions y Copa del Rey.