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abril 7, 2016 | 105 vistas

GUADALAJARA, Jalisco, abril 6 (Agencias)

El poder que tiene Vicente Fernández en su hogar es casi tan potente como el que consigue delante de miles de personas durante sus conciertos.

A sus 76 años, el cantante sabe cómo lidiar con su labor de esposo, de padre y su responsabilidad ante el pueblo, como lo demuestra al mantener abiertas al público las puertas de su rancho en Guadalajara.

Meses atrás era costumbre que tomara una banca entre los árboles y atendiera a quienes llegaban, accediendo a los abrazos y posando para las fotos; estos días pidió a sus fans una licencia para descansar y prepararse para su concierto de despedida en el estadio Azteca.

Mientras los visitantes curiosean por cada rincón, admiran a los caballos y se toman fotografías cerca de la alberca, él se instala en su terraza para recibir el primer ejemplar de su libro anecdótico de fotografías titulado “El adiós de un grande”.

En la primera página escribe una amorosa dedicatoria a Cuquita, su esposa, y aunque los presentes pudieron conmoverse al leerla, Vicente pidió discreción ante un momento tan personal.

“Mi mujer es mi mujer y es la mitad de Vicente Fernández, porque aunque ella no es artista, llevó su vida como esposa y yo como esposo y cantante”, explicó Chente.

Seguro de que si cuenta su vida no terminaría nunca, Fernández se decidió por plasmar solo los momentos felices y, al paso de las hojas, las fotografías con pequeños textos al pie de la página que narran sus inicios en la música y el crecimiento de su familia.

De los malos momentos prefiere no acordarse; sin embargo los tiene presentes, porque en la pobreza conoció al amor de su vida, Cuquita, a quien le agradece los 52 años compartidos.

“La parte triste de mi vida es cuando nacieron Vicente y Gerardo de seis meses y no teníamos para nada, nos fuimos de arrimados con mi suegra, que en paz descanse, y a Vicente lo pusimos en una canasta con botellas de agua caliente porque valía 150 pesos la incubadora”.

“De los más bonitos, cuando mi mujer me dijo que sí se casaba conmigo, porque casarse con Vicente Fernández no es chiste, pero casarse con el de hace 52 años sí lo era, porque no sabía si iba a tener para darle de comer”, dice entre carcajadas.

Las fotografías toman vida, como si hubiera pasado ayer, Chente recuerda cuando conquistó a su esposa y la convirtió en su compañera de aventuras. De las fotos resaltan también unas donde luce el traje de charro y otras donde se observan foros llenos extasiados con su canto.

“Yo no podía hacer el libro, pero soy una persona que cuando me preguntan, me suelto, y como tengo muchos años que platicar y mucha historia, lo que iba diciendo lo iban escribiendo”, explicó Vicente mientras mostraba sus dotes en photoshop con una fotografía que él creó, donde aparece su silueta de fondo y Cuquita de cuerpo completo.

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