diciembre 12, 2024
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abril 13, 2016 | 156 vistas

CIUDAD DE MÉXICO, abril 12 (Agencias)

A unos días de subir al escenario por última vez, con el espectáculo Un Azteca en el Azteca, que ofrecerá gratuitamente el próximo sábado, Vicente Fernández reitera que aunque ha sido una decisión muy difícil, prefiere decir adiós “antes de causar lástimas”.

Y aunque siempre ha dado el apoyo a sus hijos, especialmente a Alejandro, para seguir sus pasos en la música, destacó que no piensa “heredarle la corona” que le otorgó el público en más de cinco décadas de trayectoria.

Se despide con una actuación gratis; una bonita forma de agradecer y dar el último adiós, ¿no?
Desde que lo pensé, pensé en hacerlo gratis.

De verdad, ¿será la definitiva, la última actuación, como lo anunció en 2012?
Sí, ahora sí es la última, antes hicimos una gira por los diferentes escenarios donde me presenté, y luego todo se ha interrumpido por cuestiones de salud, pero gracias a Dios he salido adelante, y eso que han sido enfermedades perras, pero aquí me tienes.

De hecho su voz no se apaga, conserva esa potencia que lo ha distinguido y lo llevó al éxito…
Sí, pero hay que despedirse del público cuando se tiene voz y no cuando vas a causar lástimas. Si a alguien le duele retirarse, es a mí, porque cantar es mi vida, pero cantar como canto, no cuando ya no pueda.

Desde que empecé esa gira en todos los países a donde me presenté dije que me iba; aclaré que era la despedida, y yo soy de los que cumplo. Cuando me retiré del cine, no volví ni a los estudios.

Este concierto (el del próximo 16 en el Estadio Azteca) que estoy haciendo es porque tenía una deuda grande con mi pueblo, por eso hablé con Emilio (Azcárraga Jean) y le dije: “Lo hago, pero no se va a cobrar nada”, y él me dijo: “No, no se va a cobrar nada, yo estoy contigo”.

¿Cuáles son las clásicas que no faltarán esa noche tan especial?
Como es la última noche, no sé si vaya a durar dos o tres horas. Y bueno, pues voy a cantar las que más le gustan al público. “Qué de raro tiene” o “Las llaves de mi alma”… Yo nunca sé lo que voy a cantar, lo que la gente pida es lo que voy a cantar.

Usted ha heredado ese gusto por la música mexicana, ¿ahora quién seguirá alimentando esa pasión?
Es una pregunta muy difícil, porque la gente cree que esto se hereda a alguien, y también piensa que le voy a dar la corona o el estandarte a Alejandro, pero en esta carrera cada quien hace su obra y cada quien tiene la corona del tamaño que el público se la quiera dar. Yo no quiero aprovechar para decir: “Ya me voy para dejarles a Alex”. Él ya tiene su corona, más grande, más chica, pero ya la tiene.

¿Le faltó algo por hacer?
Recorrí casi todo Centro y Sudamérica, España, todo mi país. Estoy muy contento por lo que logré, pero no por lo económico, sino por los aplausos, el cariño, los llenos (en los escenarios donde se presentó). Eso es lo que me queda, tengo todas esas presentaciones grabadas. Todo eso me deja un sabor muy bonito y el día que Dios me recoja me voy a ir diciendo cumplí con mi pueblo, con mi señor y con mi familia, y me voy tranquilo.

¿A lo largo de esa historia hubo algún momento en el que pensara dejar de luchar por sus objetivos?
¡Ah no mi’ja! Yo soy de los que sudé sangre del corazón para llegar a donde el público me colocó, pero es el chiste de esta carrera, si no sufres no puedes expresar el dolor o la alegría por haber triunfado. Yo los triunfos se los dejo al público y los fracasos, bendito sea Dios, no llegué a tener alguno. En 50 años he trabajado en una sola compañía de discos.

Usted ha hecho mancuernas muy especiales, no se diga con los compositores, ¿hay alguno con el que haya rebasado esa relación de autor e intérprete?
A todos los quiero por igual, pero a unos los extraño más porque los veía más; por ejemplo, a Joan Sebastian, que venía muy seguido a la casa. Martín Urieta es otro de los compositores que quiero mucho porque me ha dado éxitos o Rosendo Montiel… A muchos que ya se han ido. Siempre rezo una oración para todos y los recuerdo con mucho cariño… A Federico Méndez, quien es uno de los que más le grabé y quien más éxito tuvo.

Usted también escribió canciones, ¿cómo nació el compositor?
Cuando hice cine a mí me daban un argumento para hacer una película, y como yo era socio en la producción, me aprendía todos los diálogos, los míos y los de todos los actores; y cuando mi socio me decía: “Háblale a José Alfredo Jiménez para que nos haga una canción”; yo decía: “¿Para qué?” “Si conociendo el argumento ya tienes la idea”, ya nada más era desarrollarla, saber si era de dolor o alegría.

Así pasó con “La ley del monte”, “Pésele a quien le pese” y “Las llaves de mi alma”, agarraba mi guitarra y empezaba a tararear las canciones y luego las grababa. Tengo como 30 o 40 canciones, pero no me considero compositor.

Aunque sus canciones fueron grandes éxitos, ¿no?
Sí y me da gusto porque aunque nunca quise decir que era compositor, me grabó mucha gente como José Feliciano y tengo la satisfacción de haber grabado con grandes como Roberto Carlos, Yuri, Aída Cuevas, Vikki Carr y Celia Cruz; luego haber hecho un disco de duetos me gustó mucho, porque canté con mis dos hijos, Vicente y Alejandro.

Siempre que está en el escenario hace muy evidente que disfruta su trabajo; proyecta su emoción en sus gestos, en el movimiento de sus manos, en su canto…
Ahora que lo dices, mira, yo veo a los imitadores de ahora y no me gusta, antes había imitadores que cerrabas los ojos y veías al auténtico (personaje imitado). Actualmente solo se dedican a chotear al artista. A mí no me parece mal que se ganen la vida imitando a mí o a cualquier gente, pero sí me molestó que en lugar de cantar y estudiar bien la voz te estén choteando, porque yo no hago los ademanes, no hago jejejé, ni camino pa’tras como Michael Jackson. Lo que menos tengo es caminar jorobado, yo camino derecho, parece que me tragué el palo de una escoba.

Ahora que ya no esté en los escenarios, ¿qué hará?, ¿cómo es un día de Vicente Fernández?
Yo me levanto y me voy a ver el ganado, a ver cuántas vacas parieron, a ver qué caballo cruzó con tal yegua; veo que machos del ganado van a servir para sementales, y cuáles se van a ir al rastro. Esa también es mi vida, disfrutar de mi rancho, de mi casa, de mi familia.

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