PEDERNALES, Ecuador (AP) — Ecuador amaneció el domingo aturdido y con un panorama desolador luego de fuerte terremoto que dejó 77 muertos. Al menos 14.000 elementos de la fuerza pública fueron movilizados en el marco del estado de excepción decretado en seis provincias tras el terremoto. Las autoridades pidieron ayuda internacional y prevén un aumento de la cifra de víctimas.
En Pedernales, una de las poblaciones más cercanas al epicentro del potente terremoto registrado la noche del sábado, había un sinnúmero de edificaciones en escombros y la gente deambulaba por las calles bajo una lluvia intensa.
Muchas personas pasaron la noche en las calles apenas cubiertas con mantas. Un residente, que no quiso identificarse, tenía a su lado, en el suelo, los cadáveres de su esposa y una hija, quienes murieron por el sismo. Esperaba ayuda para llevarlas al cementerio.
Con las primeras luces del amanecer del domingo la policía logró llegar a esta zona, fuertemente golpeada, y trataba de poner algo de orden en el caos, mientras los sobrevivientes, usando apenas las manos, empezaron la tarea de remover escombros buscando a sus seres queridos.
Las vías de acceso estaban literalmente cortadas por derrumbes frecuentes.
En medios sociales circulaban imágenes de viviendas reducidas a escombros, un centro comercial con el tejado destrozado y estanterías que se zarandeaban en supermercados, así como un viaducto que se derrumbó sobre una autopista, atrapando un automóvil. En Manta, el aeropuerto se cerró después de que la torre de control colapsara, hiriendo a un controlador aéreo y un guarda de seguridad.
El gobierno declaró estado de excepción horas antes el domingo, después de que este terremoto, el más fuerte que golpea al país en varias décadas, dejara al menos 77 muertos y unos 578 heridos, además de amplios daños materiales en la mayor parte de las poblaciones de la provincia de Manabí, en Guayaquil, la capital y otras ciudades importantes.
Equipos de emergencias trataban de llegar a las zonas afectadas después del temblor de magnitud 7,8, que sacudió la zona costera central del país al anochecer del sábado.
El epicentro del terremoto se produjo en una zona poco poblada de puertos pesqueros y playas turísticas, 170 kilómetros (105 millas) al nordeste de la capital, Quito.
El vicepresidente, Jorge Glas, que anunció la nueva cifra de muertos en una rueda de prensa de madrugada, y a media noche había señalado que se habían registrado 55 réplicas del temblor, que describió como «el sismo más fuerte desde el año 1979».
La Cancillería ecuatoriana habilitó varias líneas de contacto, telefónica y a través del sitio web del Consulado Virtual, para que los ecuatorianos residentes fuera del país pudieran buscar información sobre sus allegados en Ecuador.
Gabriel Alcívar, alcalde de Pedernales, una localidad de 40.000 habitantes cerca del epicentro, pidió a las autoridades que enviaran excavadoras y equipos de emergencia, ya que docenas de edificios se habían derrumbado en la ciudad, atrapando a los residentes bajos los escombros. El alcalde informó de algunos incidentes de pillaje en el caos inicial, pero indicó que las autoridades estaban demasiado ocupadas tratando de salvar vidas como para restaurar el orden.
El presidente, Rafael Correa, firmó un decreto declarando el estado de excepción y emprendió el regreso desde Roma. En mensajes en su cuenta de Twitter, pidió a los ecuatorianos que se mantuvieran firmes y dijo que esperaba estar de vuelta en el país para el domingo por la tarde.
Las autoridades anunciaron el despliegue de 10.000 miembros de las Fuerzas Armadas, así como 3.500 policías, para asistir en las tareas de rescate y mantener el orden público. También se enviaron 200 bomberos a Pedernales y 300 a Manabí, según un comunicado de la Secretaría de Gestión de Riesgos.
En la capital, el movimiento telúrico fue sentido durante aproximadamente 40 segundos y la gente huyó temerosa de los edificios hacia las calles. Quito se encuentra a unos 170 km (105 millas) del epicentro del sismo. El suministro eléctrico se iba restableciendo poco a poco en varios barrios de la capital que quedaron sin servicio tras el temblor, según indicó Empresa Eléctrica Quito.
Eventos deportivos y conciertos se cancelaron en todo el país hasta nuevo aviso.
José Villacís, residente en Portoviejo, dijo a The Associated Press que «hay mucha destrucción en el centro de la ciudad. Se han caído puentes, paredes y cerramientos. Conozco gente que ha muerto. Todos estamos muy nerviosos, se están sintiendo réplicas que nos dan más miedo».
En Santo Domingo de los Tsáchilas, el vecino Julio López describió la situación como «terrible».
«Creí que nos íbamos a morir, se movía todo y no paraba, fue un terremoto muy largo y lo único que pensaba es en mis hijos y mi familia», indicó López a Associated Press en una conversación telefónica.
El Servicio Geológico de Estados Unidos situó el epicentro del sismo a una profundidad de 19 km (11,8 millas), 27 kilómetros (16 millas) al sur-sureste de Muisne, Ecuador.