WASHINGTON, Estados Unidos, abril 20 (AP)
Al disiparse lentamente medio siglo de hostilidad entre Estados Unidos y Cuba, la nueva relación genera temores entre algunos en la isla comunista de que Washington podría anular una norma migratoria singular que beneficia a los cubanos.
Aunque los temores son en gran medida infundados, decenas de miles de cubanos han huido de la isla desde que el presidente Barack Obama anunció la normalización de las relaciones a fines de 2014. La cifra de gente que intenta la peligrosa travesía marina es la mayor en ocho años, de acuerdo con documentos internos del Departamento de Seguridad Nacional obtenidos por The Associated Press.
“La percepción es que ahora es el momento. Dado todo lo que sucede, me parece lógico que exista esa percepción”, dijo el capitán de guardacostas Mark Gordon.
El acercamiento entre los antiguos enemigos de la Guerra Fría podría beneficiar a la gente de los dos países. Pero los cubanos temen que cuando los turistas y negocios estadounidenses empiecen a fluir hacia La Habana, los políticos en Washington querrán derogar las normas que permiten prácticamente a cualquier cubano que llega a tierra estadounidense obtener la residencia.
Los cubanos pueden obtener la residencia permanente después de un año y la ciudadanía más adelante como parte de la Ley de Ajuste Cubano, vigente desde hace décadas. Ninguna otra comunidad inmigrante recibe el mismo trato. La mayoría de los extranjeros que tratan de entrar a Estados Unidos sin visa intentan cruzar la frontera mexicana, bajo el riesgo de ser arrestados y deportados.
El trato especial que reciben los cubanos siempre ha sido un imán, pero últimamente los intentos de llegar a Estados Unidos por mar han alcanzado cifras que provocan preocupación.
Durante el año fiscal 2015, más de cuatro mil 400 cubanos se lanzaron al mar, 20 por ciento más que el año anterior, según cifras de la Guardia Costera. La agencia tuvo que aumentar su presencia en el Estrecho de la Florida para ocuparse de gente en balsas improvisadas sobrecargadas o embarcaciones apenas en buen estado para navegar. Entre octubre de 2015 y marzo pasado, más de cuatro mil 300 personas intentaron la travesía.
Puesto que los inmigrantes capturados en el mar son devueltos a Cuba, alguna gente en su desesperación se lesiona con cuchillos o armas de fuego con la esperanza de que la lleven a un hospital en Estados Unidos. Otros tratan de huir del rescate y rechazan los chalecos salvavidas.
Más de 25 mil 800 personas han llegado a diversos puntos de entrada, la mayoría de los cuales cruzan la frontera a Laredo, Texas.
Lourdes Mesías, quien dirige el programa de refugiados de Servicios Luteranos Florida, dijo que los nuevos migrantes han descrito travesías aterradoras por mar Latinoamérica y por tierra a través de México.
“Como cubanos no vemos cambios en el horizonte”, dijo Mesías, quien llegó desde Cuba hace 17 años.
En cambio, la situación económica en la isla “empeora día a día” y los derechos humanos no mejoran.
“Es por eso que se colocan en situaciones de tan alto riesgo”, dijo Mesías. “Lo hacen por la esperanza. Por algo mejor”.
Aunque la migración ha sido tema de discusión entre los dos países, ninguno de los gobiernos ha propuesto formalmente modificar las leyes de inmigración estadounidenses.
Desde octubre de 2014, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza ha procesado a casi 75 mil cubanos en Laredo y otros puntos de entrada. En el mismo período, más de 131 mil 800 familias y menores no acompañados, en su mayoría centroamericanos, han sido capturados en la frontera en el valle del río Bravo. Mientras los cubanos podían entrar, casi todas las familias y niños fueron remitidos a las cortes de inmigración.
El representante demócrata por Texas Henry Cuéllar ha dicho que el trato especial que reciben los cubanos “es de alguna manera injusto”.
Cuéllar y el republicano Blake Farenthold han presentado un proyecto de ley para poner fin al trato preferencial. Cuéllar dijo que no prevé que sea tratado antes de las elecciones generales de noviembre, pero que es necesario abordar el asunto.
“No quiero quitarles nada a los cubanos, pero es una cuestión de juego limpio y de cómo nos tratamos mutuamente”, dijo Cuéllar.
Los republicanos, en particular el senador Ted Cruz, quien aspira a la candidatura presidencial de su partido, se han mostrado sumamente renuentes a modificar la relación con Cuba.