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abril 22, 2016 | 171 vistas

CIUDAD DE MÉXICO, abril 21 (Agencias)

Cualquiera pensaría que después de haber ganado un Óscar por su trabajo en la segunda parte de “El padrino”, Robert de Niro cambiaría radicalmente su vida, sin embargo, decidió sacar una licencia de taxista para trabajar como tal en las calles de Nueva York.

Incluso, hay una anécdota recopilada en el libro “The Films of Martin Scorsese and Robert de Niro”, de Andrew J. Rausch, en la que un pasajero que reconoció a De Niro le dijo que se le hacía muy cruel la vida del actor, ya que un día se gana una estatuilla dorada y al siguiente año se termina conduciendo un taxi. Entre risas, De Niro le explicó que andaba de taxista porque estaba preparando su siguiente proyecto cinematográfico titulado “Taxi Driver”, junto al director Martin Scorsese, con quien había trabajado en 1973 en “Calles peligrosas” y con quien se reúne hoy, en el marco del Festival de Cine de Tribeca, para conmemorar los 40 años del estreno del filme con una proyección especial.

“De Niro siempre ha estado muy orgulloso de ‘Taxi Driver’ y siempre ha dicho que ésta es la película que forja la figura de Robert de Niro. Así como un año antes Jack Nicholson se forma con “Atrapado sin salida”, aquí con Scorsese se empieza a hablar de ese gran De Niro. Aunque él ha intentado hacer papeles románticos o un poquito más amables, siempre se le relaciona con “Travis Bickle”, ese loco peligroso que es producto de la violencia de su época, que es parte de un entramado social que lo margina y en el que él se convierte en una especie de retorcido ángel vengador que encubre su neurosis y su sicopatía en un acto social”, precisó en entrevista José Antonio Valdés, investigador y subdirector de Información y Proyectos Especiales de la Cineteca Nacional.

“Taxi Driver” fue el resultado de un intento desesperado de parte del guionista Paul Schrader, de entonces 29 años, quien atravesaba por un profundo estado de depresión provocado por el divorcio con la diseñadora de producción Jeannine Oppenwall.

Devastado por la situación, Schrader se entregó a los vicios, consumía infinidad de pornografía y visitaba los lugares más cutres de Nueva York. Por su cabeza pasó la idea de quitarse la vida, sin embargo, trató de exorcizar sus demonios a través de la escritura y se puso a escribir “Taxi Driver”.

El guión cayó en manos de Brian de Palma —quien por entonces estaba trabajando en el rodaje de “Carrie”— y éste se lo ofreció a Martin Scorsese, de entonces 33 años. La conexión de Scorsese con el guión fue tan inmediata que decidió que esa sería su siguiente película. Steven Spielberg, quien se encontraba levantando el financiamiento de Encuentros cercanos, le presentó a Scorsese a los productores Julia y Michael Phillips, quienes sin dudarlo respaldaron el proyecto e indirectamente provocaron que el nombre de Martin Scorsese empezara a ser un referente cinematográfico.

“Scorsese siempre le ha agradecido a Schrader la confianza que tuvo en él. Martin encuentra en él al guionista perfecto para ese tipo de personajes complejos. En ‘Taxi Driver’, Scorsese encontró la línea de los personajes neuróticos que rayan en la sicopatía y que sienten tener una misión y no es casualidad que juntos hayan hecho películas como ‘Taxi Driver’, ‘Toro Salvaje’ y ‘La última tentación de cristo’”, apuntó Valdés, quien actualmente imparte un curso sobre el cine de Martin Scorsese en la Cineteca Nacional.

Además de haber sacado su licencia como taxista —documento que se puede apreciar en el Harry Ramson Center de la Universidad de Austin, Texas-, Robert de Niro visitó los bares y restaurantes en los que se reunían los taxistas y se fue varios días al zoológico de Nueva York para observar el comportamiento de los lobos, especie con la que él y Scorsese relacionaban al personaje de Travis.

Uno de los datos más curiosos de la cinta se relaciona con la emblemática frase de “You Talkin” to Me!?’ (¿¡Me hablas a mí!?), misma que fue una mera improvisación de Robert de Niro, de cuando estaba rodando aquella escena en la que Travis se encuentra frente al espejo, enfundado en su chamarra verde, ensayando el movimiento de sus manos con las armas.

Así como “Taxi Driver” rescató del suicidio a Paul Schrader y posicionó tanto a De Niro como Scorsese, colocó en el panorama fílmico a una jovencita Jodie Foster al interpretar a Iris, una prostituta adolescente a la que busca redimir el personaje de Travis Bickle.

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