diciembre 13, 2024
Publicidad
abril 24, 2016 | 181 vistas

Paoletti Rodríguez

Desde su infancia, a Humberto Herrera lo que más le apasiona es el tallado de figuras en madera, sin embargo actualmente se gana la vida tocando música con una flauta, ya que las autoridades municipales le prohibieron vender sus artesanías.

El hombre de 65 años plática que hace dos años las autoridades le dijeron que no podía instalarse en la calle a vender sus artesanías, y ya que sabía tocar dicho instrumento, les solicitó permiso de solventar sus gastos con lo que la ciudadanía le da.

“Antes vendía mis artesanías, me ponía aquí en la calle a vender pero me dijeron del municipio que ya no podía hacerlo y con tal de ganar un poco de dinero para mis gastos, les pregunté si podía ponerme a tocar música con la flauta y me dijeron que sí”, relató.

 

SU ILUSIÓN ES HACER LO QUE MÁS LE GUSTA

Nos cuenta que es originario de Pátzcuaro, Michoacán, y desde los once años de edad aprendió a tallar figuras de madera junto a sus hermanos, y desde la fecha se ha dedicado a eso y a ir perfeccionando sus técnicas a través de la práctica para ofrecer mejores trabajos.

Menciona que en Pátzcuaro su padre se encontraba preso en una cárcel, así que acudían a visitarlo y en ese lugar les enseñaban a elaborar estas figuras, pero solamente él y uno de sus hermanos siguieron con esta labor que hasta la fecha practican.

Hace 40 años que se vinieron a vivir a Tamaulipas, por unas personas que conocieron el trabajo que realizaban en su pueblo, y los invitaron a vender su trabajo en el municipio de Río Bravo, donde vivieron por algunos años para después emigrar a otra ciudad.

“Soy de Pátzcuaro, me vine como hace 40 años, y hemos estado viviendo en varios municipios del estado, en Reynosa, Río Bravo, Altamira y pues aquí en Victoria, me vine con unos señores que fueron a Quiroga, Michoacán, un pueblo donde vivíamos y exponíamos ahí vendiendo cosas y ellos fueron por nosotros nos trajeron para acá y ahí trabajamos con ellos un tiempo, hasta que ellos se enfermaron y ya no se pudo”, narró.

Don Humberto vive solo en Victoria, ya que nunca se casó y su hermano vive en San Carlos, pero de vez en cuando trabajan juntos cuando se requiere en alguna escultura.

 

HAN REALIZADO IMPORTANTES ESCULTURAS

Algunos de los trabajos que Humberto y su hermano han elaborado son las esculturas que permanecen en el Paseo Pedro J. Méndez, las figuras son un correcaminos y una mano, y en cada uno ellos señala que tardaron hasta dos meses en elaborarlo.

Expresa que estos trabajos son los que más satisfacción le dan porque la gente puede apreciarlos e incluso les gusta fotografiarse en ellas, sin embargo es escaso el trabajo que reciben de este tipo, pero les gustaría que la ciudad se llenara de figuras de madera.

Algunos de los trabajos que realiza de menor tamaño, explica que son figuras de Cristo, de la Virgen o animales, y en esos se tarda aproximadamente un día, dependiendo de la complejidad, pero el preferiría tener trabajos más grandes, que pueda apreciar la gente.

“Yo hice las figuras del Paseo Méndez, un correcaminos y una mano gigante, nosotros las hicimos, mi hermano y yo y quisiéramos hacer más figuras, se ven bonitas, incluso las alas que están en el planetario también las elaboramos y a la gente le han gustado mucho”, añadió.

Agregó que de vez en cuando continúa haciendo figuras que la gente le pide, en las cuales se tarda poco porque tiene que continuar tocando en su instrumento para conseguir algunas monedas a cambio.

“De vez en cuando lo sigo haciendo, a veces hago lo que la gente me encarga, cuando salen trabajitos pues los hago, pero más chicos, me encargan bastones, tecolotitos, piezas chicas lo que ellos quieran, un Cristo, una Virgen o cosas así”, comentó.

Entre sus mejores trabajos nos platicó que hace algunos años elaboró un Cristo que le dejó una gran satisfacción, pues relata que inició a tallarlo, después su hermano lo ayudó pero fue él quien lo terminó y al finalizar, se percató de que el Cristo tenía una lágrima de sangre.

“Hay una figura que batallamos para hacerla y para tenerla, es un Cristo de mezquite, pero ese Cristo tiene una cosa que cuando lo terminé de hacer, al Cristo le quedó una lagrima como de sangre en el ojo, es una cosa asombrosa porque nunca se había visto algo igual”, recordó.

Esta figura nos dice que la tienen en la Unión de Comuneros de Emiliano Zapata, ubicada en Morelia, Michoacán, y ésta es una fundación a la que pertenecen, pero decidieron guardarla en ese lugar porque muchas personas intentaron quedarse con ella.

 

TUVO LA NECESIDAD DE ADAPTARSE

A UNA NUEVA FORMA DE GANARSE LA VIDA

Cuando era niño no tuvo la oportunidad de estudiar, pero se daba cuenta de que a sus amigos les enseñaban a tocar la flauta, y por la curiosidad de aprender se compró una, así que poco a poco fue aprendiendo tan solo de escuchar a sus amistades.

Cuando le negaron la oportunidad de vender sus artesanías en la calle, optó por solicitar el permiso de pedir dinero a cambio de su música, a lo cual accedieron, así que diariamente llega a la zona centro esperando recibir algunas propinas para sus gastos.

El señor Humberto llega a las diez de la mañana y permanece hasta las tres de la tarde en esta zona, se coloca en el exterior de la farmacia ubicada en el diez Hidalgo, frente a un banco en el 12 Hidalgo o en el exterior de la Pinacoteca ubicada en el 13 y 14 Hidalgo.

Agregó que por ahora tiene que dedicarse a esto para conseguir recursos económicos para solventar sus gastos, aunque su mayor ilusión es que le den más trabajo realizando figuras de madera grandes que la gente pueda apreciar en áreas públicas de la ciudad.

“Mi ilusión es hacer figuras así como están en el parque, que embellezcan una plaza esa es mi ilusión que se aprovechen de esa forma, es difícil, es tardado, en figuras grandes pero es satisfactorio, además el gobierno nos dio una motosierra y un juego de herramientas y eso nos ha ayudado bastante para hacer trabajos”.

Don Humberto sigue trabajando con dos ilusiones, la primera es terminar el Cristo de madera, al cual desea colocarle una cruz de caoba boliviana que tiene un alto costo, además quiere atenderse su enfermedad de vitíligo, pero hasta el momento no ha podido porque los medicamentos son muy caros y aunque no le provoca ninguna molestia física, le apena que la gente lo vea diferente por su padecimiento.

En ese sentido hizo un llamado a las autoridades para que fomenten la creación de estas esculturas en la ciudad y sobre todo que lo apoyen con trabajo, porque cada vez es más complicado para el conseguir recursos económicos.

Comentarios