Los inexpertos expertos
Jaime Elio Quintero García
Gracias a Dios que por fin terminan lo que nunca empezaron, y que en una semana más se van los que nunca debieron venir; me refiero al mal llamado grupo de expertos independientes de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), a quienes finalmente el gobierno mexicano puso “un hasta aquí”, que concluyen el próximo 30 de abril su tarea de zapa y regalada vida que se dieron durante largos e inacabables meses.
Dejan el caso peor de confuso y enredado de como estaba, vinieron a politizar e ideologizar un asunto que por lamentable que sea, no pasa de ser un evento policíaco, sujeto a una investigación ministerial, y a la construcción de una narrativa coherente con los testimonios y evidencias físicas y forenses factibles de encontrar en el curso de la investigación.
Ciertamente la historia construida, con evidencias y declaraciones, por la Procuraduría General de la República explica lo que sucedió y entrega a la sociedad mexicana y a la extranjera también, lo que todo mundo sabe y que fue dicho por el entonces procurador Murillo Karam, y que los mencionados expertos nunca pudieron destruir: En el basurero de Cocula, Guerrero, hubo un gran incendio en la fecha de la tragedia, y que según declaraciones de los inculpados en el incidente de los estudiantes normalistas, en ese lugar y en ese incendio fueron incinerados un número indeterminado de cuerpos humanos, cuyas cenizas o despojos posteriormente se regaron en las aguas del río de la localidad.
Esto está documentado y respaldado por la investigación que todo México y el mundo entero conoce y además, no ha podido ser destruida por los mal llamados expertos y sí, por el contrario, ha sido ratificada por investigadores y verdaderos expertos en fuego y en ciencias forenses del extranjero y de la máxima casa de estudios de México (UNAM).
El resto han sido construcciones mediáticas y suposiciones de quienes no son expertos, ni en investigaciones ministeriales ni en fuego o ciencia forense, lo que se conoce vulgarmente, porque vulgar es, como ruido mediático, bien aprovechado como coyuntura política para denigrar al país y buscar acabar con un régimen de gobierno, que ciertamente no supo reaccionar con certeza y a tiempo, por las razones que se quiera, sean o no ciertas o apropiadas políticamente.
Lo sucedido en Cocula, ha sido una mala experiencia para todos, el país ha perdido crédito internacional, sin duda alguna. El régimen hace hasta lo imposible por recomponer, sin éxito por el momento desafortunadamente, la imagen nacional. Sin embargo y esto hay que decirlo también, las reformas estructurales han dado oportunidad de sembrar confianza e interés, en los organismos e inversionistas internacionales, verdaderos testigos, unos y beneficiarios los otros, de la apertura económica mexicana y de la nueva democracia liberal mexicana.
Sin embargo, el daño solo podrá ser reparado con el paso del tiempo, dejando que éste haga su trabajo, y convirtiendo en ventajas los mismos elementos mediáticos que ocasionaron el daño. Es inevitable e irrefutable que un nuevo lío mediático, mata el mal recuerdo de un viejo mal periodístico. Al tiempo tendrán que enfrentarse quienes saben vender notas, noticias y escándalos.
GRACIAS POR SU TIEMPO AMIGO LECTOR, Y PERDÓN POR NO PLATICARLE HOY ALGO DE UN LIBRO.