diciembre 15, 2024
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abril 30, 2016 | 174 vistas

José del Carmen Perales Rodríguez

A pesar de que el Día del Niño se supone que todo debe ser alegría, fiesta y diversión para la población de cero a17 años de edad, en Tamaulipas no todos los menores tienen esa dicha pues tienen que soportar carencias en su alimentación, vivienda, atención médica e incluso algunos deben trabajar para apoyar en la economía familiar.

Si bien los porcentajes de niños que están en esa situación pueden considerarse bajos, la trascendencia de las condiciones en que viven estriba en que tres de cada diez habitantes de esta entidad pertenecen precisamente a este grupo poblacional, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La información refiere que en el estado la población infantil de cero a 17 años, ascendió a 1.1 millones de personas, lo que representa 32.3 por ciento de la población total, de los cuales alrededor de 60 mil de entre cinco y 17 años de edad realizaban alguna actividad económica, precisando que la tasa de ocupación para este grupo poblacional fue de 7.2 por ciento.

CADA VEZ MENOS NIÑOS

La estadística estatal indica que si bien el monto de niños ha aumentado en las últimas décadas, su participación porcentual como grupo poblacional ha disminuido toda vez que en 1990 el número de niños ascendía a 953 mil y su proporción respecto del total era del 42.4 por ciento, porcentaje que actualmente se ubica en 32.3 por ciento, es decir casi diez puntos porcentuales menos.

El estudio atribuye esa situación a las transformaciones sociales y económicas que durante el siglo pasado dieron origen a una mayor sobrevivencia y una reducción paulatina de la fecundidad, lo que trajo como consecuencia un proceso de envejecimiento es decir creció la población de mayor edad y disminuyó la participación porcentual de niños.

TRABAJO INFANTIL

A pesar de que el trabajo infantil constituye una violación de los derechos de niñas y niños, ya que impide su sano crecimiento y trunca su desarrollo escolar.

De acuerdo con los resultados del Módulo de Trabajo Infantil 2013 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en Tamaulipas 7.2 por ciento de los niños de cinco a 17 años realizan una actividad económica, es decir, forman parte de la población ocupada: 22.8 por ciento de estas personas no asiste a la escuela y la proporción restante, 77.2 por ciento, combina trabajo y estudio; 24.2 por ciento no tienen escolaridad o tienen primaria incompleta; 38.7 y 37.1 por ciento cuentan con primaria completa o secundaria incompleta; o secundaria completa y más, respectivamente.

De los cuales una cuarta parte, es decir 25.6 por ciento tienen jornadas de 35 horas y más a la semana; 35.3 por ciento no recibe ingreso o su ingreso no es monetario; de los que perciben ingresos, 48.8 por ciento recibe hasta un salario mínimo, y una quinta parte 23.9 por ciento recibe más de un salario mínimo. y 37.1 por ciento aportan ingresos al hogar.

El Inegi cita que de acuerdo con Unicef, “en cualquier país el trabajo infantil es un obstáculo para el desarrollo social y económico”, ya que socava las competencias de su futura fuerza laboral y favorece la transmisión intergeneracional de la pobreza, al tiempo que perpetúa las desigualdades existentes.

Por lo que respecta a nuestro país, la Ley Federal del Trabajo establece una prohibición en la utilización del trabajo de los menores de 14 años y los mayores de esta edad y menores de 16 que no hayan terminado su educación obligatoria, necesitando la autorización de sus padres o tutores.

EDUCACIÓN Y SALUD

En la actualidad tres de cada diez menores en la entidad son menores de cinco años, mientras que siete de cada diez se encuentran en edad escolar es decir tienen entre cinco y 14 años.

En lo que respecta a los indicadores de mortalidad de la Secretaría de Salud, entre 1990 y 2013 la tasa de mortalidad se redujo a más de la mitad en niños y niñas menores de cinco años en Tamaulipas, pues pasó de 34.0 a 15.3 muertes por cada mil nacidos vivos.

En cuanto a la tasa de mortalidad infantil, es decir menores de un año, pasó de un nivel de 26.9 en 1990 a 13.3 muertes por cada mil nacidos vivos en 2013, sin embargo este indicador es uno de los principales retos no sólo de la entidad sino a nivel nacional e incluso mundial.

De acuerdo con estudios internacionales prevalece el número de muertes en la infancia debido a enfermedades prevenibles, destacando las infecciones respiratorias agudas (IRAS) y las enfermedades diarreicas agudas (EDAS), que en México representan la primera y segunda causa de enfermedad para ese grupo poblacional.

El Inegi muestra que en Tamaulipas, la incidencia, que es el número de casos nuevos de una enfermedad, muestra que las IRAS tienen una mayor presencia en la población menor a un año de edad y conforme se incrementa la edad, se observa un descenso gradual de la presencia de estas enfermedades, que afectan más a niños que a niñas.

DISCAPACIDAD, INCLUSIÓN

Citando datos del Censo de Población y Vivienda 2010, en Tamaulipas se identificó a 12 mil 804 niños (de cero a 14 años) con dificultades para la realización de tareas de la vida diaria, los cuales representan 8.2 por ciento de la población con discapacidad y 0.4 por ciento del total de niños del estado.

Asimismo la información muestra que las limitaciones más frecuentes entre la población infantil con discapacidad, son: para hablar 32.4 por ciento; le siguen las dificultades para caminar o moverse 27.5, limitación mental 18.1, ver 17.6, poner atención 13.4, escuchar 7.6 y atender su cuidado personal 7.3 por ciento.

DERECHO A LA SEGURIDAD SOCIAL

El estudio precisa que la medición oficial de la pobreza multidimensional en nuestro país, realizada por el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval), muestra que la carencia por acceso a la seguridad social es la carencia social más extendida en el país.

En ese contexto en Tamaulipas, aproximadamente 12.1 por ciento de las niñas y niños, equivalente a 135 mil de personas de acuerdo a cifras del 2012, carecían de acceso a servicios de salud por parte de alguna institución pública o privada. De igual forma la mitad de las personas de cero a 17 años carecía de algún tipo de acceso a la seguridad social, lo cual implica que 590 mil personas en este grupo de edad no contaban con mecanismos de protección social.

ALIMENTACIÓN Y VIVIENDA

La información del Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2012, muestra que en la entidad dos de cada diez niñas y niños habitan en hogares donde existe algún tipo de restricción moderada o severa, para acceder a la alimentación requerida para llevar una vida sana y activa; en contraste, entre la población general esta carencia afecta al 19.2 por ciento.

Lo anterior revela que las mayores carencias a las que se enfrenta la población infantil y adolescente son en materia de alimentación y nutrición, las cuales pueden tener consecuencias irreversibles para el desarrollo cognitivo, motriz y emocional de las personas que las padecen.

En lo que se refiere a vivienda los datos del Censo 2010, indican que en Tamaulipas el 13.0 por ciento de los niños residen en viviendas que presentan un hacinamiento mayor a 2.5 personas por cuarto; 3.3 habitan en viviendas con piso de tierra; 1.5 lo hace en viviendas con muros de embarro o bajareque; de carrizo, bambú o palma; de lámina de cartón, metálica o asbesto; o material de desecho y 1.4 por ciento habita en viviendas con techos de lámina de cartón o desechos.

Conforme a los lineamientos de la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), una vivienda tiene carencia por calidad y espacios si presenta al menos una de las siguientes características:

– El material de los pisos de la vivienda es de tierra.

– El material del techo de la vivienda es de lámina de cartón o desechos.

– El material de los muros de la vivienda es de embarro o bajareque; de carrizo, bambú o palma; de lámina de cartón, metálica o asbesto; o material de desecho.

– La razón de personas por cuarto (hacinamiento) es mayor que 2.5.

Asimismo los criterios propuestos para considerar una situación de carencia por servicios básicos en la vivienda es que se presenten al menos una de las siguientes características:

– El agua se obtiene de un pozo, río, lago, arroyo, pipa; o bien, el agua entubada la obtienen por acarreo de otra vivienda, o de la llave pública o hidrante.

– No cuentan con servicio de drenaje, o el desagüe tiene conexión a una tubería que va a dar a un río, lago, mar, barranca o grieta.

– No disponen de energía eléctrica.

– El combustible que se usa para cocinar o calentar los alimentos es leña o carbón.

En ese sentido el Inegi refiere que en la entidad 12.3 por ciento de los niños habitan en viviendas que carecen de drenaje conectado a la red pública o a una fosa séptica, siendo el más común de las carencias por servicios básicos en sus viviendas; 5.9 no tienen agua entubada dentro de la vivienda o dentro del terreno; en tercer lugar están las viviendas que utilizan carbón o leña como combustible para cocinar (4.5) y la carencia con menor porcentaje son los servicios de electricidad, ya que sólo se presenta en 2.4 por ciento de las viviendas.

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