Samantha Rocha
Los niños tienen el poder de cambiar al mundo, pues poseen la capacidad de asombrarse con los más simples detalles convirtiéndolo en algo único, ellos disfrutan el presente cada minuto porque saben que lo más importante en la vida es ser felices, soñar, pero sobre todo divertirse.
Se dice que la infancia representa el futuro de nuestra sociedad, pero más bien son quienes mejoran nuestro presente, ya que hoy en día, cada vez más niños destacan en diversas áreas, haciendo gala de habilidades extraordinarias y demostrando que para alcanzar tus sueños no importa la edad sino la entrega y la convicción de que nada es imposible.
Pero ha sido dentro de la cultura y las artes que los pequeños han robado protagonismo, dejándose atrapar por este maravilloso mundo desde temprana edad, donde encuentran un refugio acogedor en el que pueden expresarse libremente, mientras refuerzan sus habilidades cognitivas y sobre todo los valores humanos.
Ejemplo de ello es la pequeña Emili Mariel Quevedo Saucedo, quien a sus escasos once años, cuenta ya con una importante trayectoria artística, que gracias a su gran talento le ha valido el obtener numerosos premios y reconocimientos.
Nació el 26 de enero del 2005, en Ciudad Victoria, Tamaulipas, en el seno de una familia amorosa y muy unida, formada por su padre, el profesor Arcadio Quevedo Salazar, su madre la señora Diana Saucedo Ruiz, su hermana Kryztell y su hermanito Francisco.
Cursó su educación preescolar en el jardín de niños Xóchitl Palomino Contreras siendo la encargada de dirigir el discurso de despedida de su generación, actualmente cursa el sexto año de primaria en la escuela Emilio Portes Gil.
Emili es una niña fuerte y decidida, que lucha por lograr sus metas, de ideas firmes y una líder por naturaleza, además es muy querida por sus compañeros gracias a su nobleza, carisma y ganas de ayudar a quienes la rodean.
Desde sus primeros años de vida, surgió en ella la inquietud por el dibujo, al ver los bonitos trabajos que realizaba su hermana mayor, fue así como comenzó a plasmar en las páginas de los cuadernos todo lo que veía a su alrededor, razón por la cual sus padres decidieron inscribirla a la edad de cinco años en el Taller Integral Plástico Creativo en Casa del Arte de esta Ciudad, al cual continúa asistiendo.
Con el gran apoyo y enseñanzas del profesor Emilio Montantes, quien dirige el mencionado taller, Emili fue perfeccionando sus técnicas de dibujo, creando obras cada vez más sorprendentes, llenas de color y de vida.
Desde que asiste a estas clases jamás se aburre, porque cada día es una oportunidad de divertirse mientras aprende cosas nuevas, además puede compartir con las personas la forma en que percibe al mundo mediante sus dibujos o materializar sus sueños en papel con ayuda de los mejores aliados, sus acuarelas y el pincel.
Gracias a ello y a su gran habilidad innata, en julio de 2010 participó en el XII Concurso Internacional de la Creación Artística de niños y jóvenes “El niño y El Perro”, convocado por el Ayuntamiento de Polonia, en el cual, de entre casi 15 mil trabajos enviados por niños de todo el mundo, el suyo clasificó entre los 570 mejores para su posterior exposición.
En 2014 el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, le otorgó un diploma por haber obtenido el primer lugar en el concurso de dibujo “Mi Catedral”, dentro de la categoría de siete y ocho años, convocado por el semanario “Desde la Fe”, con motivo del bicentenario de la terminación de la Catedral Metropolitana de México.
También participó en el Concurso Nacional de dibujo infantil “México, Te Quiero” en el año 2015, teniendo la oportunidad de visitar el Senado de la República para recibir mención honorífica por su excelente trabajo.
Este ha sido uno de sus mayores logros, no solo por el reconocimiento obtenido sino porque recuerda con cariño que le permitió compartir la felicidad con su mamá, así como la experiencia de viajar en avión por primera vez y conocer la Ciudad de México, pasando todo un día de convivencia juntas.
Además ha destacado en una larga lista de concursos como “Pinta la Primavera en Tu Ciudad”, “Pinta La Navidad”, “La Protección Civil Somos Todos”, “¿Cómo Vivo Mis Derechos?”, convocado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “Así Quiero Mi Campo” de la Liga de Comunidades Agrarias, entre otros.
Pero no solo la pintura ha formado parte importante en su vida, es una niña multifacética a la que le fascina involucrarse en diferentes disciplinas.
Debido a esto, cuando cursaba el primer año de primaria, estuvo en el taller de danza folklórica de la Casa del Arte junto a su hermana Kryztell, lo que la llevó a la ciudad de Tecomatlán, Puebla, para participar en la Espartaqueada Cultural Nacional.
Emili en los veranos aprovecha la oportunidad para seguir aprendiendo, por lo que durante esta estación del año ha tomado cursos de piano, pintura e incluso robótica.
A la fecha, también toma clases de violín en la Casa del Arte, una actividad que disfruta al máximo porque le permite trasmitir emociones al público y sentir cada pieza que interpreta, sin dejar de mencionar que tiene un gran talento para tocar este instrumento que se le da de forma natural.
Todos estos logros no son de extrañarse porque los hermanos de Emili comparten también habilidades artísticas, como es el caso de Francisco, quien a sus cinco años ya toca el violín maravillosamente y su hermana Kryztell ha sido reconocida en innumerables ocasiones por sus dibujos y pinturas.
Diana Saucedo Ruiz se siente muy orgullosa y agradecida de poder ser testigo de los triunfos de sus pequeños, pues el que realicen actividades artísticas los ha unido como familia, han viajado juntos para sus diferentes presentaciones, son la mejor porra y siempre tienen un tema nuevo para compartir durante el día.
Emili es un ejemplo de cómo el arte influye positivamente en la vida de los niños y debería ser incluida como parte de una educación integral porque como sabiamente expresó Pablo Picasso: “Todos los niños nacen artistas. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer”.
