diciembre 13, 2024
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mayo 3, 2016 | 289 vistas

Mauricio Zapata

El cemento, la cuchara y la carretilla hoy serán cambiadas. Hoy no habrá colocación de varillas, block y mezcla. Hoy habrá cerveza, mole, asado y hasta mero arriba una cruz.

Este tres de mayo se celebra en México el Día de la Santa Cruz y el Día del Albañil, y los trabajadores de la construcción lo celebran, si bien, un rato trabajando, el resto de la jornada como sólo ellos lo saben hacer.

“Hoy no hay pretexto, hay que ponerse ‘pedos’, este día sí nos da chance el patrón”, resumió Adolfo “Rofo pa’ los cuates”, un albañil que labora en la construcción de unas casas al sur de la ciudad.

“El Día del Albañil ya no es como antes. Ahora con tanta cosa nueva, ya no es lo mismo colocar una pared, antes lo hacíamos nosotros, ahora lo hacen las máquinas, es la modernidad”, lamentó Reynaldo “Rey”.

“(El tres de mayo) no se debe trabajar es nuestro día, nos dijeron que sólo jaláramos un rato pero naaa, yo me voy hacer pendejo, voy a esperar la hora de la comida y el pisto”.

 

CAL, ARENA… Y PISTO

Entre bultos de cemento, cal y arena, los albañiles siguen en los suyo, pero ansiosos de que llegue el día por la comida y la cerveza “porque chupamos de a grapa”.

Así, el alzado de muros, paredes y otras tareas de obra no especializadas, son olvidadas por un momento para darle gusto al cuerpo y al paladar.

Los adelantos tecnológicos en el rubro brotaron para hacer una alianza con los albañiles, que a pesar de todo, el de la construcción es uno de los oficios más pesados que tiene el hombre.

Jacinto Mares, que por más de 25 años se desempeñó como “maistro” hasta que el desgaste de sus piernas ya no lo dejaron trabajar y ahora es velador en “obras negras”.

“Chinto”, como lo conocen en la obra, dijo que desde los siete años labora en este mundo, al que considera difícil pero bonito, el mundo de la construcción.

Explicó que se vino de Llera por la falta de empleo para su familia, y prácticamente lleva unos 35 años radicando en la legendaria colonia Mainero.

Y pese a la crisis, un albañil pocas veces está inactivo.

¿Y siempre hay chamba? se le preguntó.

“Pues en ocasiones sí se pone duro, ahí anda uno batallando, como está la situación muchos cuidan el jale, de entrar a la hora que es y no perder el tiempo, porque hay los que dicen ahí la paso que al cabo como quiera me pagan, pero los patrones están viendo”, sostuvo.

Y añadió: “El albañil, dicen, es el trabajo más duro, porque sabe muchas cosas: Sabe amarrar varillas, hacer dalas, banquetas, escalones, enjarrar, poner placas, poner block, tienes que saber todo eso, es de lo que se cansa uno, es el más duro porque anda uno hincado, en cuclillas y se desgasta y con el tiempo le salen a uno los males”.

 

MÁS DE MEDIO CENTENAR SON ALBAÑILES

La industria de la construcción es una de las más activas en Tamaulipas, ya que según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) es la cuarta actividad con mayor ritmo en la economía del estado.

De hecho, en la entidad hay un padrón de 62 mil 816 albañiles, de los cuales el 39 por ciento se dedica a hacer trabajos por su cuenta, ya sea desde poner un block, hasta construir una casa.

Lo anterior pone a Tamaulipas en el lugar 17 a nivel nacional con mayor número de trabajadores de la construcción y el décimo segundo con más proyectos de obra en el país.

Según el Inegi, en 2015 la población ocupada como albañil en el estado fue de 58 mil personas, es decir, el 92 por ciento de los albañiles tuvieron trabajo durante el año pasado. De esa cifra 99.6 por ciento son hombres y 0.4 por ciento mujeres.

Lo anterior representa el 4.8 por ciento de la población ocupada en la entidad. La edad promedio de estos trabajadores es de 37 años, y ocho de cada cien tiene entre 14 y 19 años de edad.

Su grado promedio de escolaridad es cercano al primero de secundaria, casi todos son trabajadores asalariados y alrededor del 74 por ciento recibe un pago no mayor a los tres salarios mínimos.

El reporte de la dependencia concluye que nueve de cada diez albañiles no tienen acceso a instituciones de salud como prestación laboral y, a pesar de participar en la construcción, sus viviendas son las más precarias.

 

LA CRUZ EN LO MÁS ALTO

Lo primero que hacen un albañil el tres de mayo es ir a poner en lo más alto de la obra la cruz, es el símbolo de los trabajadores de la construcción, es su símbolo, es el símbolo del tres de mayo.

“Aquí hay trabajo para todos, yeseros, plomeros, carpinteros, contadores, contratistas, es un mundo muy grande el de una obra”, comentó Javier Velázquez, jefe de una obra, es ingeniero y trabaja para una constructora.

“El mundo de la construcción es muy grande, por eso también los profesionistas festejamos este día, que no es cualquier día”, añadió.

 

CONSTRUYEN LA HISTORIA

En una obra pequeña por los rumbos de Las Flores hay uno de los albañiles más viejos, es Genaro López Garza de 78 años, dice haber visto de todo.

“Yo hice la Torre de Cristal y el teatro Amalia, el Centro Cívico y las oficinas de Mundo Nuevo, a mí nadie me cuenta nada”.

Don Genaro sostiene que él no estudió ni la primaria, ni la secundaria, pero que el que es fiel muestra que cuando se quiere aprender se aprende.

“A mis hijos les hice todas sus casas y mi casa ya la compré hecha, cuando me terminaron de la empresa yo arreglé toda mi casa, le puse barda, el baño, piso, porque también soy plomero, es que cuando uno quiere aprender, aprende todo, yo nada más veía una cosa nueva y me ponía a un lado del maistro y me iba enseñando, anduve con plomeros y también tengo mi equipo de soldar”, dijo.

Añadió que su trabajo es pesado pero no por ello más peligroso que otros.

“Donde quiera hay peligro, en todas partes hay peligro, los accidentes suceden cuando menos lo espera uno, muchas veces si no tienes precaución te resbalas y te caes…”.

Dijo que “los albañiles nos encomendamos a Dios, yo todas las mañanas que me levanto digo: “En el nombre sea de Dios” y en la tarde que llego digo: “Gracias a Dios por haberme dado este día…” eso es lo que hago.

Hoy, como cada tres de mayo será diferente, hoy dejarán todo eso para irse a festejar, y sí, también para ir, como ellos lo describen, “a ponerse pedos”.

 

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