El Tae kwon do es un arte marcial originado en Corea, poco a poco comenzó a cobrar popularidad, transformándose en deporte olímpico oficial hasta el año 2000 durante los Juegos Olímpicos de Sidney.
Es hoy en día uno de los métodos de defensa personal sin arma más efectivos, pero además es un deporte emocionante que permite mantenerse en buena condición física combinando diversas técnicas que requieren gran control y habilidad, convirtiéndolo en una disciplina integral y competitiva.
Visitamos una de las academias de Tae kwon do más reconocidas en nuestra Ciudad donde para conocer un poco más de ceca los beneficios de practicar esta actividad, así como capturar parte del arduo entrenamiento de los alumnos.
Cada clase dura aproximadamente una hora, tiempo en el que se trabaja por parejas desarrollando diferentes ejercicios de acuerdo a las capacidades de cada estudiante.
Fue muy grato ver como las madres de familia acompañan a sus hijos durante sus lecciones para brindarles su apoyo, darles una palabra de aliento o simplemente poder compartir tiempo de calidad con sus hijos.
La señora Yeni Cortina quien tiene a su pequeño tomando clases de Tae kwon do desde temprana edad, nos compartió que es una actividad que les ayuda tanto a niños como jóvenes en todos los sentidos, les permite ejercitarse continuamente, eleva el autoestima, promueve la sana convivencia entre compañeros, pero sobretodo, los vuelve mucho más disciplinados influyendo de manera positiva en el ámbito académico.
Rosaura García quien también acude al gimnasio para acompañar a sus dos hijos, expresó que ha visto un cambio notable en el comportamiento de uno de ellos, pues antes tenía dificultades para controlar sus emociones, reaccionando de manera inadecuada ante el estrés de la vida cotidiana, pero gracias a la práctica de este deporte ha logrado canalizar toda esa energía de manera más adecuada.
Sergio Martínez Vázquez quien desde hace aproximadamente cuatro años imparte clases de Tae kwon do compartió que esta disciplina proporciona autocontrol, seguridad, pero también fomenta los valores ya que se les inculca a los pequeños el respeto al prójimo, utilizando lo aprendido únicamente como defensa no como una ventaja sobre los demás.
“Ya a partir de los tres años y medio pueden iniciar el entrenamiento, con los niños se aplican juegos, dinámicas para que se diviertan y a la vez aprendan, los adultos tienen una carga de trabajo totalmente diferente, por ello es recomendable formar los grupos de acuerdo a las edades, pero no existe un límite, simplemente se requiere compromiso y deseos de entrenar”, finalizó.
