noviembre 24, 2024
Publicidad

Se divierten en el agua

mayo 7, 2016 | 132 vistas

Samantha Rocha

 

Durante los primeros años de vida, es importante involucrar a los niños en actividades que les permitan tener un sano desarrollo tanto físico como mental, pues es durante la infancia cuando son mucho más receptivos al aprendizaje, tienen mayor capacidad de retención y se empieza a formar la personalidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda que a partir de los cinco años de edad, se inviertan como mínimo sesenta  minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa, auque si excede este tiempo resultará mucho más benéfico.

Por ello, la natación resulta un deporte perfecto para practicarse desde temprana edad, porque como nos platicó Atziri Villanueva, quien imparte clases de natación a niños pequeños, “permite ejercitar todos los músculos, la coordinación motora, el sistema circulatorio y respiratorio”, además por los sutiles movimientos del agua, les permite tener unos instantes de relajación diaria que incluso los ayuda a dormir mejor.

Y fue un deleite presenciar una de las clases de la maestra Atziri, porque vimos a los chiquitines en acción, muy atentos a las indicaciones de su profesora, quien los vigila en todo momento, siendo un gran apoyo para aquellos que van iniciando, porque se mantiene siempre cerca, nadando junto a ellos hasta que adquieren la suficiente confianza para aventurarse a explorar las aguas por sí mismos.

Los alumnos aprenden diferentes técnicas de nado, desde crawl, flecha, dorso, nado de pecho o de mariposa, algunas veces utilizando una tabla para proporcionarles un poco de seguridad, la cual conforme pasa el tiempo van dejando a un lado.

Algo que los peques disfrutan al máximo, es tener la oportunidad de convivir con niños de su edad, jugar en el agua, progresar juntos e incluso cuidarse mutuamente, ya que los más grandecitos siempre tratan de ayudar a sus compañeritos cuando experimentan cierto temor o dificultades.

Otro aspecto importante, es que fomenta la convivencia familiar, porque los padres de familia acompañan a sus hijos para darles palabras de aliento, estar al pendiente de sus avances e incluso premiarlos por su esfuerzo con algunas golosinas o llevándolos después de sus clases al cine o a comer, con lo que los motivan a dar lo mejor cada vez, pues saben que la recompensa será única.

Al finalizar sus lecciones, la maestra les da oportunidad de continuar divirtiéndose en la alberca con un poco de nado libre, tiempo que aprovechan lanzándose del trampolín, haciendo competencias para ver quién llega más rápido al otro lado de la alberca o quien aguanta más la respiración.

Para ellos ir a sus clases de natación es el momento favorito del día, porque no hay tareas, ni obligaciones, solo la tranquilidad, las risas y el juego, por eso, no resulta raro que sea casi imposible lograr que salgan del agua ya que como nos comparten los intrépidos chiquitines, una hora no es suficiente cuando te diviertes.

 

Comentarios