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mayo 8, 2016 | 164 vistas

WASHINGTON, EU., mayo 7 (AP)

En los mítines de Donald Trump, probable candidato republicano a la presidencia, el público celebra las burlas a costa de sus rivales políticos. El hecho de que critique a tantos republicanos como demócratas es otro indicio de las fracturas internas dentro del Partido Republicano.

Trump resta importancia a los republicanos destacados que han dicho que no votarán por él, como el ex gobernador de Florida Jeb Bush y el senador de South Carolina Lindsey Graham, ambos antiguos rivales por la candidatura que el magnate tiene prácticamente asegurada.

Aunque Trump afirma que en realidad, estos republicanos reacios no importan cuando se comparan con todos los votos que ha conseguido en las primarias, reserva un hueco para burlarse de Bush y Graham.

En mítines el viernes en Nebraska y Oregon, Trump repitió su apodo de “deshonesta Hillary” para referirse a la favorita demócrata, Hillary Clinton, y redobló sus ataques contra Clinton en referencia a las infidelidades de su marido por primera vez desde que se convirtió en el probable candidato republicano, y rechazó las críticas de la demócrata por la forma en que Trump trata a las mujeres.

“Bill Clinton fue el peor de la historia, ¿y tengo que escucharla hablar de ello?”, dijo Trump. “Tan sólo recuerden esto: Ella fue una facilitadora increíblemente desagradable, malvada. Y lo que hizo a todas esas mujeres es una desgracia”.

Trump también atacó a un objetivo relativamente nuevo, la senadora Elizabeth Warren. La demócrata de Massachusetts, afirmó, es una “boba” y un “caso perdido” que no ha hecho nada en el Senado. Warren, una favorita de los demócratas de izquierdas y a la que algunos barajan como compañera de candidatura de Clinton, había insultado antes de Trump en Twitter, afirmando que es “un abusón que sólo conoce una jugada”.

Las críticas contra los demócratas eran de esperar, pero los problemas de Trump con el propio partido republicano siguieron ofreciendo un espectáculo de discordia interna.

El empresario accedió a regañadientes reunirse la semana que viene con el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, el republicano de cargo más alto. Ryan dijo el día anterior que no estaba listo para apoyar la candidatura de Trump, desatando una serie de luchas internas. Trump dijo no tener “ni idea” de si lograrían ponerse de acuerdo.

“Lo que más me importa son los millones de personas que han salido a votar por mí y darme una victoria arrasadora en casi todos los estados”, afirmó Trump poco después de que Ryan anunciara la reunión.

En lugar de dejar el tema, Trump dijo a sus partidarios el viernes en Eugene, Oregon, que Ryan y él tuvieron una agradable conversación por teléfono tres semanas antes pero que “de repente, quiere ser lindo”. Aun así, Trump aseguró a las miles de personas reunidas que “vamos a ser un partido unido”.

Ryan dijo que su reunión con Trump se celebraría el próximo jueves, y que el aspirante también se reuniría con otros líderes del partido. Las conversaciones se centrarán en “la clase de principios e ideas republicanos que pueden ganar el apoyo del pueblo americano el próximo noviembre”, dijo Ryan.

 

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