Paoletti Rodríguez
La mendicidad es una práctica muy común en nuestra ciudad, quien recurre a esta actividad probablemente ha sido orillado por las circunstancias ante la situación extrema que pasan muchas personas, sin embargo también existen quiénes sólo se aprovechan de la caridad de la gente obteniendo muy buenas ganancias de esta acción.
De acuerdo a comentarios de comerciantes en la ciudad, no solamente se trata de adultos que no quieren trabajar y prefieren pedir dinero, se trata también del tema de la explotación infantil, incluso de personas que ya practican estas acciones como un negocio.
En Ciudad Victoria existen muchos casos de este tipo, tanto personas que en realidad piden limosna por una necesidad, como aquellos para quienes ya se ha convertido en un negocio que deja muy buenas ganancias, por tal razón trabajar ya no les interesa.
El señor Juan es un comerciante que recorre las avenidas de la ciudad. Él padece de una enfermedad en sus caderas para caminar y tiene que usar muletas pero aun así vende dulces y frituras para salir adelante, él afirma que conoce bien la situación de cada una de las personas que piden dinero en las calles.
Afirma que la gente ya no quiere trabajar, han descubierto que pedir dinero fingiendo una enfermedad o lucrando con la imagen de sus hijos, es “una labor” mejor remunerada, con tal sólo un par de horas ganan más de lo que otros en una completa jornada de trabajo diaria.
Comenta que cuando llegó a esta ciudad pedía dinero, después decidió ganarse la vida honradamente y vender dulces, sin embargo dice que cuando pedía limosna diariamente reunía entre 200 a 250 pesos, incluso había días que hasta 500 pesos diarios se llevaba a su casa.
En un empleo promedio en Ciudad Victoria se dan sueldos entre los 700 a 900 pesos semanales, con un día de descanso, es decir no más de 150 pesos diarios, en una jornada de alrededor de nueve horas diarias o incluso más.
Nos plática el caso de un hombre que se instala en la calle 17 con la avenida Michoacán, el porta un letrero y una bolsa de diálisis colgando por fuera de su ropa, el señor Juan señala que es falso, incluso las autoridades ya le han llamado la atención pero sólo cambia de lugar.
“Yo los corro, si vienen y se paran aquí les digo que llamaré al DIF, porque uno los ve aquí todo el día y nos damos cuenta que su enfermedad es falsa y a veces la gente prefiere darle a ellos que a otros que en verdad lo necesitan, como la colecta de la Cruz Roja”, expuso.
Desde recetas falsas, sillas de rueda, muletas, es lo que utilizan estas personas para ganarse la compasión de la gente, lo peor es cuando usan a sus propios hijos para pedir dinero, esta actividad es muy vigilada por las autoridades municipales, pero estos individuos cambian constantemente de lugar.
Por la calle centro predomina esta problemática; hay personas con mucha necesidad que en lugar de pedir dinero, venden dulces, hacen malabares o tocan cualquier instrumento para obtener unas monedas a cambio de su actividad.
Los comerciantes de la zona centro ya conocen bien a todas estas personas, uno de tantos casos y de los más conocidos, incluso ronda una leyenda urbana sobre esta persona, es el caso de una mujer de avanzada edad que se instala en una silla de ruedas frente al banco ubicado en el 12 Hidalgo, ella pide dinero en esta zona desde hace muchos años.
La mujer desde hace muchos años pide dinero en las calles, antes de llegar a la zona centro, se instalaba en un negocio que se encuentra a la salida con rumbo a Llera, bajaba su silla y una vez bien ubicada, con acento lastimoso solicitaba un apoyo económico para poder subsistir, y argumentaba que no tenía dónde vivir ni cómo mantenerse.
Sin embargo, las historias sobre esta mujer que ahora llega en taxi a la zona centro, se dice que no se retira a su hogar con al menos seiscientos pesos y se dice también que es dueña de varias casas por el Estado de San Luís Potosí, de donde es originaria, sin contar con la que tiene en la Ciudad Capital.
Otro caso es en el seis y siete hidalgo frente al mercado Arguelles, se instalan dos personas a pedir dinero, un hombre que apenas pasa los 50 años quien empieza a “trabajar” a partir del mediodía, en un lapso corto reúne lo del día y se retira a su casa.
También existe una pequeña familia, padre y madre de no más de 30 años, con un hijo, recorren las calles del centro con un acordeón tocando música y pidiendo a cambio de eso algunas monedas.
El señor Juan nos dice que lo peor son las personas que se aprovechan de sus hijos para obtener la caridad de la gente, existe el caso de algunos hombres que se sientan sobre la calle de la banqueta Hidalgo con un menor en brazos, casi siempre dormidos, y piden dinero para comprar el medicamento de sus hijos.
De acuerdo a comentarios de los comerciantes, ni siquiera son sus hijos, y según dicen existen personas que “los rentan” para que otras personas los hagan pasar como sus hijos y pidan dinero.
Al cuestionar a uno de ellos pudimos percatarnos de que la receta que pretendía surtir era de una semana antes, al cuestionar si era su hijo afirmó que sí y que su madre vendía chile de árbol en la plaza del ocho, lo cual es falso, pero se negó a dar una declaración y se retiró del lugar.
AUTORIDADES VIGILAN CASOS DE MENDICIDAD
Al cuestionar al respecto a la encargada del DIF Victoria, señalaron que existe un área encargada especialmente de vigilar estos casos, realizando recorridos diarios, muchos de estos casos ya han sido verificados, aunque otros aun no porque estás personas tienden a cambiar de lugar para no ser detectados.
La titular de la Procuraduría Municipal de Protección a la Mujer, la Familia y Asuntos Jurídicos, Dulce María Macías Palomino, señaló que constantemente detectan estos casos, aunque son los mismos a quienes normalmente se les pide que se retiren del lugar pero vuelven a hacerlo pero en otras zonas.
Indicó que vigilan especialmente aquellos casos donde hay menores junto al adulto, con la intención de detectar que no se esté realizando una situación de explotación infantil o que el menor corra el riesgo al encontrarse en estas zonas.
En ese sentido señaló que las personas no pueden ser detenidas para no violentar sus garantías pues son respaldados por Derechos Humanos, pero se les pide que se retiren del lugar.
Dentro de los casos que han detectado, señala que están las llamadas “Marías”, anteriormente pedían dinero en los cruceros, ahora venden fruta o artículos pero el llamado de atención es por estar exponiendo a sus hijos, algunas veces han detectado que los mandan a pedir dinero.
“Las llamadas Marías primero pedían, ahora traen fruta y todo tipo de cosas vendiendo, ahorita que está el calor los niños tienden a deshidratarse, se averigua si son de ellos, en muchas ocasiones tratan de hablar en dialecto para evadir la autoridad, pero aún así nos ven y se retiran del lugar”, dijo.
También platicó el caso de un señor que dice ser ciego, otro que se arrastra por las calles y a todos ellos se les envía una trabajadora social, “en el caso donde vemos que algún niño está siendo explotado, se envía una patrulla y un médico, pero tampoco se les puede quitar el niño, esto es un proceso largo pero se averigua o se realiza una investigación”.
En el primer mes del año, dijo que se detectó una situación de un hombre que se reportaba era explotado, porque lo llevaban en un lujoso coche a la central y él permanecía ahí pidiendo limosna.
Comentan que se trata de un hombre de 90 años de edad, tiene por nombre Alberto Castillo Zúñiga, conocido por todos como Don Beto, él vive con una familia en muy buenas condiciones y le hacen el favor de llevarlo a la central, porque así lo quiere.
Los taxistas del lugar denunciaron que estaba siendo explotado por una familia, sin embargo afirma que no es así, pues estas personas le dan la oportunidad de que viva con ellos y él acude a pedir limosna a esta zona por “tradición familiar”, ya que su padre también lo hacía.
“Había un caso en la central que tenía muchos años pidiendo dinero nos encontramos que vive en una casa muy bien y según lo explotaban, pero no, vive con una familia que le hacen favor de llevarlo porque el así creció, su papá se dedicaba a eso, a pedir, y el señor así se acostumbró, nos dieron el reporte, se hizo una investigación con atención ciudadana, fue de varios días hasta que dimos y se le da seguimiento”, concluyó.
Durante el mes de abril fueron cuatro casos los que detectaron de explotación infantil, de niños que realizan malabares o piden dinero en las calles, siempre están acompañados por una adulto, pero se les pide que no expongan a los menores de esa manera, además se les advierte que si reinciden, el menor se les puede retirar para ponerlo a disposición de las autoridades correspondientes.