octubre 14, 2024
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mayo 8, 2016 | 103 vistas

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 7 (Agencias)

El Azul brillaba como nunca. Los 30 grados, el sol a plomo y la expectación de la afición local que llenó su estadio a la espera de Liguilla confirmaban que la mesa estaba puesta.

Pero fiel a su costumbre y justo como hace un año en que perdió con la descendida Universidad de Guadalajara en el juego clave, la Máquina dejó ir el boleto en casa con una derrota cuando tenía el destino en sus manos, provocando abucheos difíciles de medir por el enojo acumulado de sus seguidores.

Con la caída por 3-0 ante Tigres, los cementeros hilvanaron cuatro semestres sin Liguilla, algo nunca visto en torneos cortos, lo que confirma que el club azul suele reinventarse si de decepcionar se trata.

El liderato del Clausura 2014 fue el último momento en que la afición cementera celebró una clasificación a la fase definitiva. En los siguientes terminó en los lugares 13, 9, 14 y ahora lo seguro es que será a media tabla pero sin pasar del octavo.

La afición azul dejó tan poco espacio para los visitantes que al menos esta tarde dejaron de ser “incomparables”. Consentido, Christian Giménez fue apapachado con una ovación clamorosa en el anuncio de las alineaciones.

Pero en Cruz Azul el destino es injusto y fue Chaco, quien suele mostrar las mayores dosis de vergüenza en este plantel, quien falló el penal que selló la debacle.

El estadio enmudeció como antes había sucedido con el 1-0 de Rafael Sobis y el golazo de André Gignac, todo eso en un primer tiempo que culminó con abucheos a los jugadores por parte del público detrás de la banca local, donde se hacían señales pidiendo lo que algunos llaman “tamaños”.

Pero faltaba algo, una expulsión a Joao Rojas por agredir a Nahuel Guzmán al inicio del complemento, cuando Gignac todavía marcó el 3-0 y en el que ya solo transcurrió el reloj hasta que el público despidió a su equipo con gritos de “¡Fuera Boy!” y “¡olés” en la recta final pero para los toques del rival.

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