Como todos los días desde las 6 de la mañana, doña Amparito se levanta, prepara el desayuno para su familia y sale muy temprano para llevar a sus nietos a la escuela.
En punto de las 8 de la mañana llega a su lugar de trabajo en las Oficinas Fiscales de Gobierno del estado aquí en Victoria.
Amparito relata cómo ha sido trabajar y ser madre de dos hijas a quienes les brindó carreras universitarias; ahora recientemente estrenándose como abuela, aprendiendo a dividir su tiempo entre el trabajo, la casa, sus hijas, los nietos y las actividades extra que realiza por su familia.
Durante 16 años, ella ha laborado en la Oficina Fiscal antes ubicada en el edificio Tiempo Nuevo, que después se ubicó en el parque bicentenario, en donde brinda la atención a los contribuyentes que acuden diariamente a realizar sus pagos de tenencia, placas y engomados, licencias, entre otros trámites.
Como ella misma lo señala, «Nosotros tratamos de dar el mejor servicio y la mejor sonrisa, a veces como todos, tenemos problemas, todos somos muy complejos, traemos mil cosas y el morral bien lleno; y hay que atenderlos y tratar de entenderlos».
«Hay que sacar el trabajo y nosotros tratamos de dar la mejor atención al contribuyente, atenderlos lo mejor que puedan aunque vengan en una situación diferente, hay que tratar de solucionar las cosas lo mejor posible y que ellos se vayan contentos y más que nada porque esa es la imagen de gobierno» señala Amparito.
También reconoce que las cosas no siempre han sido fáciles, pues ha tenido que trabajar y ser madre y padre al mismo tiempo, ahora con su pareja que por enfermedad no puede apoyarla al cien por ciento y con los quehaceres de un hogar, que nunca disminuyen, Amparito dice orgullosa «he logrado muchas cosas con este trabajo, sacar a mis hijas adelante, tu sabes que los hijos son lo primero».
