¡Felicidades!
Por Alicia Caballero Galindo
A MIS HIJOS
Recuerdo cuando latían en mi vientre
y yo … ¡soñaba!
Un día los tuve entre mis brazos
tan pequeños, tan frágiles
¡tan míos!
Cuando se aferraron a mis dedos
con sus pequeñas manitas
supe que caminaríamos juntos un tiempo.
Les enseñaría la estrella de la tarde
cuando mansamente
se sentara sobre la cumbre del monte
¡efímero y mágico momento
como los destellos de la vida!
Cuidé sus pasos vacilantes
pero pronto aprendieron
a caminar, a correr ¡y a volar!
Hoy sus alas
se abren poderosas
para surcar otros cielos
hoy forjan sus propios nidos
allá ¡en la cumbre!
su padre y yo un día
forjamos el nido donde nacieron.
Como desfile mágico
hoy pasan por mi mente los recuerdos
¿Que si hubo desvelos?
¡Ya no los recuerdo!
¿Sufrimientos y penas?
¡Jamás!
¿Sacrificios dolorosos?
¡Nunca existieron!
¿Lágrimas y dolor? …
Sólo llevo en el alma
las dulces lágrimas de felicidad
derramadas con amor
cada vez que subían un escalón
en la montaña de la vida.
Madre, mamá, abuela
mágico canto de amor
que da vida a la vida
manantial de esperanza
donde liba la humanidad
brazos abiertos que siempre esperan
sombra frondosa y fresca
para guarecerse
cuando el sol haga lentos los pasos.
Quiero ser fronda que cobija
fuente cristalina que sacie tu sed
viento que acaricia
fulgor en el horizonte que guía
mano invisible que protege.
Cuando mi cuerpo fenezca
abatido por el tiempo,
me iré con una sonrisa
cantándole a la vida
y agradeciendo al Creador
el privilegio de ser madre.
En las noches solitarias
miren la luna y las estrellas
¡sonrían! porque desde ellas,
mis ojos estarán mirándolos
y el viento les llevará
mi voz a donde estén.
Y en el fondo de su ser
en cada latido de sus corazones
estarán escuchando al mío
diciéndoles cuánto los quiero
y que siempre estaré con ustedes.
¡Gracias a la vida
por el privilegio de ser mamá!
MAMÁ
Desde que comienza mayo
me late más de prisa el corazón
porque reafirmo el gran amor
que te profeso todo el año.
Aunque los rosales florecen
radiantes, todos los días
las flores más bonitas
son las que hoy te ofrecen.
Yo quisiera, mamacita,
que siempre te puedan acompañar
como dulce arpegio musical
los ecos de mis caricias.
MAMITA
Cuando te hablo, mamita
y luego escucho tu dulce voz
siempre pendiente de mis reclamos
tierna, amorosa, bella, feliz.
Tus tibias manos siempre al alcance
son mi consuelo cuando hay pesar
con gran cariño borran mis penas
y sabiamente me han de guiar.
Desde pequeña, yo te recuerdo
como un refugio, mi fortaleza
y entre tus brazos siempre me siento
como en el cielo, fuerte y segura.
Con todo esto has cultivado
aquí, muy dentro en mi corazón
un paraíso de hermosas flores
que toda mi alma llena de amor
Y aunque los años pasen y pasen
la vida cambie, el mundo también
nadie jamás podrá arrebatarme
lo que tu amor en mi vida sembró.
MI NIÑA
Ayer estaba mi pequeña hermana
arrullando a su muñeca y sonreía
le contaba hermosos cuentos de hadas
y una abnegada madre se sentía.
De pronto se quedó quieta y callada
su mirada se perdió en la lejanía
volvió la cara a su niña sonrosada
a quien tanto cuidaba y quería
y con el dulce candor de la infancia
preguntó con ternura y gran delicia
¿Es que tu me quieres, Margarita,
tanto, tanto como quiero a mi mamá?
Por las noches, me da un beso y me cobija
reza conmigo, se sienta en mi cama.
Ella me despierta con una sonrisa
tan bonita y fresca como la mañana.
¡Me levanto pronto, me visto de prisa
y vivo contenta porque ella me ama!
Pero… ¿No me escuchas? ¿Es que estás dormida?
Yo te quiero tanto y estas tan callada
¿Por qué cuando te hablo tu nunca me miras?
tampoco sonríes ¡No me dices nada!
de nuevo se quedó muy pensativa
y después sonriendo, a su niña hablaba;
¡No importa que tu amor no me digas
lo dicen tus manos, tu dulce mirada!
gozo cuando veo tu dulce sonrisa.
¡Yo se que me quieres mi niña adorada!
ACRÓST I CO
Mamacita
Más bella que una aurora florida
Ángel del cielo que Dios nos mandó
Mi corazón se llena de gozo
Al contemplar tu imagen querida
Cantan las aves bella melodía
Inquietas mariposas adornan los cielos
Todos en la tierra, hoy lucen sus galas
Al brindarte, madre, de eterno amor pleitesía