octubre 21, 2024
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mayo 13, 2016 | 192 vistas

Paoletti Rodríguez

Por la calle Hidalgo y por los alrededores del mercado Argüelles se puede ver al señor Ignacio Rodríguez Medrano, un hombre de avanzada edad que para ganarse la vida elabora estropajos de ixtle que vende diariamente por la zona centro.

En realidad el hombre no recuerda con exactitud su edad, ni el año en que nació, con el paso de los años y ante la situación de olvido en la que vive, ha ido perdiendo la memoria, poco recuerda de su pasado, pero para él lo importante es sacar lo del día para comer.

Tal es la situación de “Don Nacho”, como lo llaman los comerciantes con quienes ha hecho amistad en su recorrido diario por esta zona, que tampoco recuerda hace cuánto tiempo llegó a Victoria, aunque dice ha pasado mucho desde que buscó mejores condiciones de vida en la localidad.

“No me acuerdo en qué año nací, ya estoy grande, la memoria me falla mucho, pero hace mucho tiempo llegué a Victoria buscando una manera de salir adelante y pues no me ha ido muy bien, vivo en malas condiciones”, dijo.

Es originario de Jaumave; en aquel lugar creció y aprendió a realizar la actividad con la que ahora intenta ganarse unas monedas para sobrevivir, aunque no le ha ido también como quisiera, pues a veces come y a veces no, y su salud cada vez está más deteriorada.

Desde muy corta edad aprendió a ganar el sustento diario con esta actividad en el lugar donde nació, pues señala que en la zona donde vivía todos se dedican a esto para salir adelante.

Sin embargo. su situación económica se fue complicando y decidió venirse a vivir al municipio de Victoria buscando a una hermana que aquí vivía y con muchas esperanzas de lograr mejores ventas e ingresos económicos para poder vivir de una manera digna.

Tras probar suerte en Victoria se ha dado cuenta que las cosas no son como quisiera y es que actualmente vive en una condición de abandono, sin acceso a servicio médico y con distintos padecimientos que han ido empeorando conforme avanza su edad.

“Toda mi vida he sabido hacer esto, a esto nos dedicamos de allá de donde soy, pero me vine para Victoria porque allá no me iba bien, aquí me vine con una hermana pero la situación está muy difícil”, agregó.

POCOS RECONOCEN EL ESFUERZO DE DON IGNACIO PARA ESTA ACTIVIDAD

La producción de ixtle es una importante actividad en nuestro país y en el estado de Tamaulipas, muchos productores viven de esto aunque pocas personas reconocen el esfuerzo que representa el proceso que se tiene que llevar a cabo para conseguir este producto.

La producción de ixtle en el suroeste del estado de Tamaulipas, fue la actividad más importante en las haciendas del siglo XIX y posteriormente la principal fuente de ingresos de los ejidos durante el XX; sin embargo tuvo un significativo declive que acabó con la producción a nivel industrial en los años 80, cuando el plástico desplazó de forma definitiva a esta fibra ocasionado los cierres masivos de desfibradoras y que los tallanderos emigraran del ejido y buscaron nuevas formas de ganarse la vida.

Actualmente muchas familias vive de esta actividad en nuestro estado, Don Ignacio es uno de tantos tallanderos, y aunque las ganancias por esta actividad son mínimas, es lo único que puede hacer para ganarse la vida honradamente porque a él  no le gusta pedir limosna.

CÓMO ES SU VIDA DIARIA

Diariamente Don Ignacio llega muy temprano se despierta para irse a trabajar, no recuerda su dirección, él solo sabe llegar, dice que vive en una vivienda “allá por donde sale el sol”, en una vivienda que era de una hermana que ya falleció, pero no sabe en qué condición se encuentra, al parecer no se terminó de pagar y teme que algún día lo echen de ahí.

Todos los días toma el transporte público y se dirige hacia el centro para comenzar con su venta. Cargando un costal de estropajos llega hasta el lugar que desde hace tiempo eligió para vender sus piezas de ixtle que elabora en su casa, debido a su edad ya es complicado hacerlo, pero las ganas de salir adelante lo hacen esforzarse.

“No me sé la dirección, no sé leer ni escribir, pero vivo allá para donde sale el sol, todos los días vengo para acá, tomo el micro y llego a instalarme al centro para vender mis productos”, dijo.

Comenta que no sabe leer, ni escribir, no tuvo la oportunidad de estudiar y siempre se dedicó a esta actividad, a la que también se dedicaba toda su familia, ahora la memoria le falla y dice tener aproximadamente 80 años de edad.

En realidad “Don Nacho” sobrevive prácticamente de lo que le da la gente, a veces se acercan a regalarle ropa, zapatos o darle algo de comer, es así como el hombre se alimenta, aunque hay veces que no tiene para alimentos y solo come una o dos veces al día.

Los estropajos que vende el hombre cuestan tan solo dos pesos, y este producto que se utiliza generalmente para lavar trastes o para el cuerpo al bañarse, ha sido sustituido por el plástico y pocas personas aprecian el esfuerzo que requiere realizarlo.

La lechuguilla que utiliza para la elaboración del ixtle la trae de Jaumave, eso le representa gastos económicos que es difícil solventar porque tiene que pagar pasaje, a veces le hacen el favor de traérselo.

“Es lo único que se hacer para salir adelante, a veces no como o como muy poco pero a mi no me gusta pedir limosna, pero mucha gente me ayuda, me regala cosas”, agregó.

Don Ignacio tiene problemas en su oído, ya no escucha bien, además sus piernas se hinchan y es muy doloroso, por eso recorre tramos cortos y descansa un momento, además señala que tiene recurrente dolor de estómago pero no recibe ningún tipo de atención médica.

Le gustaría tener el apoyo de 65 y Más, y el Seguro Popular pero no es posible porque no tiene credencial de elector, ni siquiera acta de nacimiento, por tal razón pide a las autoridades para que lo apoyen a obtener esta importante documentación que desconoce por qué no cuenta con ella.

Además pide a la gente que lo apoye con ropa o zapatos, pues sus pies se encuentran en muy mal estado y los que actualmente tiene, lo cansan mucho al caminar.

El hombre diariamente se ubica en el exterior de una zapatería entre el nueve y diez Hidalgo o afuera de una farmacia en el 12 y 13 Hidalgo, lugar donde le permiten vender, si usted desea apoyarlo con ropa o alimentación puede encontrarlo generalmente en un horario de nueve de la mañana a cinco de la tarde.

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