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mayo 17, 2016 | 98 vistas

BRASILIA, Brasil, mayo 16 (Notimex)

Ausencia de mujeres y de representantes de minorías étnicas en el Gabinete, sospechas de corrupción entre los nuevos ministros e incluso caceroladas enfrenta el presidente en ejercicio de Brasil, Michel Temer.

El nuevo Ejecutivo brasileño suma cinco días al mando y acumula polémicas. Una las cuestiones que más han desgastado su imagen es la ausencia de mujeres y de representantes de minorías, en un país que tiene una mayoría de población negra (53.6 por ciento) y que hasta hace apenas una semana estaba gobernado por una mujer.

“El Gobierno está revelando el alto grado de conservadurismo que lo domina”, explicó a Notimex la activista Nalú Faria, coordinadora de Organización Feminista Sempreviva y crítica del nuevo Ejecutivo.

“Las mujeres brasileñas ya no son las mismas de 2003. Vivimos más de una década de concienciación”; el hecho de que la esposa del nuevo presidente, Marcela Temer, tenga casi 43 años menos que él, señaló.

Una de las cuestiones más polémicas es el nombramiento de ministros investigados o citados en confesiones a la policía por su implicación en la trama corrupta de la estatal Petrobras, desenmascarada en el marco de Operación Lava Jato.

Los titulares de Planificación, Turismo y de la Secretaría de Gobierno figuran en esa lista, y la eventual imputación de alguno de los titulares de carteras del nuevo Ejecutivo podría dañar la credibilidad del Gobierno en un país que se hizo hipersensible a la corrupción política tras los escándalos de los últimos meses.

Algunos expertos señalan, sin embargo, que Temer tendrá en torno a cien días de tolerancia, antes de que se comience a cuestionar las decisiones de la nueva administración.

“Dispondrá por lo menos de tres meses de tregua, sobre todo por la situación calamitosa en la que se encuentra Brasil”, explicó a Notimex el analista político Bolívar Lamounier, socio director de Augurium Consultoria.

 

MAYOR SINDICATO DE BRASIL

RECHAZA DIÁLOGO CON ‘GOLPISTA’

La Central Única de Trabajadores (CUT) rechazó ir al diálogo convocado por el presidente en ejercicio de Brasil, Michel Temer, con las centrales sindicales para reformar el sistema de pensiones brasileño, y calificó al gobernante de “golpista”.

En una de sus primeras decisiones como Presidente y apenas cinco días después de asumir, Temer convocó este lunes en el Palacio del Planalto, sede del Ejecutivo, a los líderes de los principales sindicatos del país.

Propuso crear un grupo de trabajo para discutir en los próximos 30 días con los sindicatos un nuevo modelo de sistema de pensiones, pues el actual es considerado “insostenible” por el nuevo gobierno.

“El Presidente estima que es una cuestión urgente”, dijo este lunes Paulo Pereira da Silva, diputado y presidente de Fuerza Sindical, en declaraciones a la prensa tras la reunión en el Palacio del Planalto.

“No aceptaremos medidas que quiten derechos adquiridos a los trabajadores”?, advirtió, aunque admitió que los sindicatos están dispuestos a debatir “reformas para los futuros trabajadores”.

La CUT, el mayor sindicato del país con cerca del 30 por ciento de los empleados afiliados, rechazó acudir a la negociación. “La CUT no reconoce a golpistas como gobernantes”, dijo en una nota el sindicato cercano al Partido de los Trabajadores (PT) de Dilma Rousseff.

La reforma del sistema de pensiones podría abrir un conflicto al Ejecutivo, después de que el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, considerara prioritaria su reestructuración para revertir el déficit en las cuentas brasileñas en su primera comparecencia ante la prensa.

Datos del Gobierno indican que la edad media de jubilación en Brasil, donde no hay edad mínima para retirarse, es de 58 años, y el déficit provocado por el sistema de pensiones asciende a varios miles de millones de dólares anualmente.

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