CANNES, Francia, mayo 20 (Agencias)
Diego Luna había visitado el Festival de Cannes como actor (Mr. Lonely), como productor (Miss Bala, Las elegidas) o como director (Abel), pero nunca como jurado.
Por eso la invitación del certamen cinematográfico más prestigioso del mundo era tan irresistible, pues sabía que por primera vez su “trabajo” consistiría en sentarse en una butaca y ver de dos a tres películas cada día, para después entrar en una deliberación y entregar los premios de la sección “Una Cierta Mirada” (Un Certain Regard).
“Yo venía a los festivales como actor. De repente hice mis propias películas y me tocó presentarlas como director, que sin duda es la experiencia más complicada que he tenido en este tipo de certámenes, porque hay mucho en juego y enseñas tu parte más personal y vienes a exponerte en esta carnicería, pero ahora, esta vez lo estoy viviendo con menos presión. No existe. Lo único que tengo que hacer es ver cine, afectarme por estas historias y después discutirlas con un grupo de gente que admiro y de los cuales aprendo mucho.
“Después daremos unos premios que le harán mucho bien a quien se los lleve”, comentó en entrevista exclusiva desde la terraza de “Una Cierta Mirada”, con una vista privilegiada al puerto plagado de yates en Cannes, en la Riviera Francesa.
Y la mejor manera de afrontar este reto como jurado ha sido no dejándose “contaminar” por el ruido previo que pueda envolver a alguna de las producciones que compiten en la sección, por lo que decidió “ser virgen” en este reto que la vida le puso enfrente.
“Quiero que sea la película la que me sorprenda. Que la experiencia dictamine si vas a apoyar una u otra película. Eso es algo que estoy gozando mucho.
“Por otro lado he tenido tiempo para disfrutar la otra parte del festival; la gente que te encuentras, las compañías que tienes y las conexiones que logras con gente que, en apariencia no tiene nada que ver contigo, pero de repente te das cuenta que tiene todo que ver contigo”, explicó el protagonista de “Y tu mamá también”.
Por eso el charolastra se ha dejado ver en fiestas al lado de la veracruzana Salma Hayek o en las proyecciones de Neruda, de Pablo Larraín, coprotagonizada por su hermano del alma el también mexicano Gael García Bernal.
Pero lo que Diego nunca pierde de vista es lo afortunado que es de formar parte de un selecto grupo de actores que lo mismo puede dirigir una cinta como Mr. Pig, estrenada en los festivales de cine de Sundance y Guadalajara, que aparecer en un blockbuster como Star Wars: Rogue One, o presentar fuera de competencia en Cannes, un filme como “Blood Father”, dirigida por Jean-François Richet y estelarizada por Mel Gibson y William H. Macy.
“Me siento muy afortunado. A veces sí me despierto por las mañanas y digo: Ay cabrón, ¿te cae? ¡Qué chingón! Sobre todo porque tengo la libertad de hacer lo que realmente quiero y porque puedo generar mis propios proyectos.
“Ya pasó esa época en la que yo dependía de alguien más o dependía de la llamada de alguien más, y esa es una libertad por la que he trabajado mucho y que ahorita estoy disfrutando muchísimo”, externó.
Finalmente, Luna, protagonista de cintas como “Sólo Dios sabe” o “Nicotina”, negó sentirse cansado del medio cinematográfico.
“Me siento muy joven. Acabo de descubrir que quiero dirigir, que es lo que me gusta hacer y me falta mucho camino por recorrer”, afirmó no sin antes aceptar cierta frustración por no poder hablar demasiado de su incursión en Star Wars, la saga creada por George Lucas, cuyo spin-off estrenará en diciembre próximo.
“Me urge hablar de Star Wars, pero no por dar entrevistas, sino por contárselo a mis amigos. Pero te puedo decir que estoy feliz, al igual que por el estreno de “Blood Father”, que se verá aquí en Cannes”.