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mayo 26, 2016 | 177 vistas

EL CAJÓN, California, EE.UU. (AP) — Todas las noches, Ryan Wilcox, de 18 años, duerme con un retrato sobre su cama en el que aparece vestido como el Capitán América, la cúspide de la fuerza y fortaleza humana.

Este aficionado a los personajes de Marvel Comics sabe una o dos cosas sobre esas cualidades heroicas. Lucha contra el cáncer por segunda vez en su vida, y cuando hace poco recibió noticias poco alentadoras sobre su pronóstico, sus compañeros de escuela se reunieron y llamaron a los Vengadores.

El lunes, este adolescente de casi 32 kilogramos (70 libras) de peso abrió la puerta de su casa y quedó alucinado al descubrir que Robert Downey Jr. (Iron Man) y Chris Evans (Capitán América) no sólo dejaron a un lado sus diferencias sobre cómo salvar al mundo, sino que hicieron equipo con la estrella Gwyneth Paltrow (de la cinta Iron Man) para la misión de levantar el ánimo de Wilcox.

«Hola, ¿cómo estás camarada?», se escucha decir a Evans mientras Wilcox vuelve la cabeza desconcertado, en un video grabado por Paltrow afuera de su casa en El Cajón, suburbio de San Diego. «Estábamos en el barrio y pensamos pasar a visitar».

«Hola chicos», dice Wilcox, quien viste una camiseta con el emblema del Capitán América.

Paltrow, quien interpreta a Pepper Potts en las películas de «Iron Man», abrazó a la mamá de Wilcox, mientras los otros astros se sentaron en la sala. Las celebridades estuvieron una hora en la casa, conversando con el adolescente como si fueran viejos amigos, dijo su mamá, Amy Wilcox.

«Ella me dijo que éste era un regalo de una madre a otra madre», comentó Amy Wilcox. «Ella sabía lo feliz que me haría ver a Ryan tan contento».

Vistiendo un sombrero azul «Stark» con el autógrafo de Downey, Wilcox seguía alborozado el martes en lo que describió como el mejor día de su vida. Bromeó diciendo que su casa valía ahora 1.000 millones de dólares y prometió preservar la silla donde estuvo sentado Downey.

«Fue realmente grandioso pasar tiempo con ellos. Eso realmente me dio energía», dijo Wilcox, con una voz apenas superior a la de un suspiro. «Voy a superar esto».

El joven tuvo que abandonar la escuela en febrero de 2015 porque su sistema inmunológico estaba demasiado débil. Recibió un trasplante de médula ósea en abril de ese año donado por su hermana de 14 años, pero más tarde tuvo una reincidencia. El mes pasado se dijo a la familia que los tratamientos no están funcionando hasta ahora y que la enfermedad está avanzando, dijo su madre.

«Ryan está luchando cada día», agregó.

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