Cada año, antes que inicie la temporada de ciclones, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) tiene una lista con los nombres que recibirán las tormentas tropicales y los huracanes. Estas listas, que se repiten cada seis años, contienen nombres femeninos y masculinos, por cada letra del abecedario, en idiomas español, inglés y francés.
Se emplean nombres personales debido a la sencillez que implica su identificación. Durante varios años se acostumbró bautizar a las tormentas tropicales y huracanes por el santoral del día en el que su poder destructivo azotaba con mayor fuerza alguna región.
El meteorólogo australiano Clement Lindley Wragge, a finales del siglo XIX, bautizó a los huracanes con nombres bíblicos de mujeres. En 1953, Estados Unidos de América optó por referirse a estos ciclones con nombres femeninos, práctica que finalizó en 1978, ya que a partir de 1979 incluyó nombres masculinos en el Pacífico Norte Oriental.
Cada zona del planeta que registra la presencia de ciclones tiene su propia lista de nombres.
¿Por qué eliminan ciertos nombres de la lista?
Cuando un huracán provoca pérdidas mortales, así como cuantiosos daños materiales, su nombre es retirado y reemplazado en la lista por otro que inicie con la misma letra. Cualquier país que padeció una catástrofe a raíz del impacto de una tormenta tropical o huracán, puede solicitar que dicho nombre sea retirado del listado. Si lo autoriza la OMM, ese nombre no se volverá a utilizar.
Esta ocasión la OMM eliminó de la lista los nombres de los huracanes Patricia, Erika y Joaquin, todos ocurridos durante 2015. Y serán sustituidos por Pamela, Elsa y Julian, que serán empleados en 2021.