LIMA, Perú, junio 5 (AP)
La sombra de un ex presidente preso se cierne sobre las elecciones de este domingo en Perú, que se han convertido en buena parte en un referendo sobre el legado del Gobierno de mano de hierro de Alberto Fujimori en la década de 1990.
Muchas zonas rurales pobres apoyan a su hija Keiko Fujimori, de 41 años, agradecidas por el éxito de su padre en el combate a las guerrillas que entre 1980 y 2000 asolaban a sus comunidades.
Pero esta semana otras decenas de miles de personas marcharon en Lima y otras ciudades del país en contra del regreso al poder de cualquier Fujimori, atormentadas por el recuerdo de la sangrienta represión y corrupción que caracterizaron a su gobierno, por las que el ex mandatario cumple una condena a 25 años de prisión en una cárcel de Lima donde es el único reo.
Incluso, en un acto sin precedentes, la líder izquierdista Verónika Mendoza decidió apoyar al rival de Keiko Fujimori, el ex banquero de Wall Street Pedro Pablo Kuczynski. Mendoza incluso grabó un mensaje en quechua, el idioma que domina los Andes del sur, donde dijo a los votantes: “No quiero para mis hijos un país donde robar, mentir, matar se vuelva normal”.
Las barriadas de la capital están repletas de letreros de color anaranjado con el rostro de la primogénita de Fujimori mientras la propaganda de Kuczynski, en paredes y letreros junto a las vías, se aprecia con frecuencia en las zonas de la clase media.
Un simulacro de votación realizado en la víspera por GfK mostró una contienda muy cerrada: Kuczynski alcanzaría el 51 por ciento de los votos, mientras que Fujimori obtendría el 49 por ciento. Aunque la encuesta tiene un margen de error de más/menos 1.6 puntos porcentuales, el resultado sigue siendo un empate estadístico pero muestra la recuperación de Kuczynski, quien hace una semana perdía frente a su rival por casi cuatro puntos porcentuales. Fujimori lo superó con casi 20 puntos en la primera ronda.
Ambos candidatos se han concentrado en prometer que acabarán con la delincuencia y la corrupción. Pero el éxito de la administración del ganador es probable que dependa más de la capacidad de mantener la inversión en la industria minera, que se ha visto fuertemente afectada por los bajos precios internacionales.
La economía creció los últimos años gracias a la minería, que actualmente representa 12 por ciento del Producto Interno Bruto. Gracias a la inversión extranjera Perú redujo su deuda externa y la pobreza en más de la mitad en los últimos 15 años, según datos del Gobierno, y se convirtió en el tercer mayor productor de cobre del mundo y en el quinto productor global de oro.
Sin embargo, más de una docena de proyectos mineros están estancados, incluso Tía María y Conga, los principales del país, que esperaban recibir 6.000 millones de dólares en inversiones. Muchos de ellos también enfrentan la resistencia de las comunidades locales por temor a la contaminación o a la pérdida de las fuentes de agua y las tierras de cultivo.
Los seguidores de Alberto Fujimori y su hija afirman que el ex presidente abrió el país a la gran minería en la década de 1990 tras recuperar gran parte del territorio en manos de Sendero Luminoso, cambió la constitución para blindar de estabilidad jurídica los contratos de diversos proyectos mineros y adoptó políticas de libre mercado para estimular la economía.
Keiko Fujimori, una ex congresista que hizo las veces de primera dama durante los últimos seis años del mandato de su padre, ha cosechado los recuerdos favorables de su progenitor y repite con frecuencia que “no le temblará la mano” para tomar decisiones.
Por su parte Kuczynski, de 77 años y hace más de tres décadas ejecutivo en jefe de una compañía minera estadounidense en África Occidental, ha conseguido un fuerte impulso de quienes aún le temen a Fujimori.
“Ninguno de los candidatos inspira confianza. Vamos a defendernos contra la imposición de la minería”, dijo Marilú Marroquín, una agricultora que protestaba contra el proyecto de la mina de cobre Tía María de propiedad mexicana en el sur de Perú.