CIUDAD DE MÉXICO, junio 17 (Agencias)
La aplicación del Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio no está exenta de riesgos si persisten las carencias del actual modelo, puesto que ante los altos estándares que se requieren en la actuación de policías, peritos, investigadores, ministerios públicos, jueces y defensores una falla en esta cadena se traducirá en impunidad, en la liberación de presuntos delincuentes, reconocen integrantes del Poder Judicial de la Federación, quienes también señalan sus beneficios.
José Ramón Cossío Díaz, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); en entrevista con El Universal realiza un diagnóstico de los escenarios ante esta transformación de la justicia. Deja en claro que el cambio no será fácil, puesto que aún no están dadas todas las condiciones para que el modelo opere sin errores y la sociedad incluso ignora los cambios cruciales que se darán a partir del próximo sábado.
El ministro del alto tribunal, Cossío Díaz, afirma que “no hemos hecho lo necesario para que el sistema funcione correctamente. Creo que muchas personas están suponiendo que porque tenemos salas de juicios orales, que porque tengamos, digamos, la escenografía, los juicios van a funcionar, pero esto no es una obra de teatro.
“Si el sistema funciona bien, que ésta es una condición, puede ser altamente benéfico, puesto que es más transparente, más ágil. Es un sistema donde los derechos de todos pueden quedar mejor protegidos: los de las víctimas, procesados y los de la sociedad. En ese sentido si todo funciona idealmente yo creo que sería una gran solución”.
Cossío Díaz advierte, sin embargo, que “aquí hay disputas muy serias, una sociedad muy agraviada, una impunidad muy alta, una incompetencia de muchas de las personas que tienen que participar en estos procesos, policías mal entrenados, carencias de servicios periciales, ausencia de entrenamiento de los defensores, y eso puede redundar en un pésimo sistema de justicia si es que no se han hecho las acciones correspondientes”.
Tajante, apunta: “si no está todo, va a funcionar peor que el actual sistema”.
El ministro cuestiona otros eslabones de la cadena, claves en el sistema de justicia. “Hay poco interés de la academia. La mayor parte de las escuelas de Derecho no están entrenando a sus alumnos. Las barras y colegios profesionales tampoco han capacitado a sus miembros. Ahí hay un problema de la formación profesional muy grave.
De por sí nuestros policías desafortunadamente son chicos, jóvenes que tienen bajos niveles educativos, que tienen una escasa preparación, y no se les ha entrenado seriamente para el nuevo sistema”, advierte.
El problema es también cultural, advierte, puesto que en el nuevo sistema el presunto delincuente “si sale con fianza y vive frente a la casa del agraviado, éste no va entender qué pasó, por qué está libre aunque sea lo correcto, y nadie se ha preocupado por explicarle a la gente. Esto traerá una percepción de mayor impunidad”.
La sociedad debe entender que el nuevo sistema tiene medios alternativos para llegar a un arreglo y que un acusado no vaya a la cárcel, puesto que confesó su delito y quiso abreviarlo. “La sociedad no va a entender eso, puesto que en el cambio de cultura no se hizo nada durante muchos años”.