OAXACA, México (AP) — Seis personas fallecieron y un centenar más sufrió heridas en enfrentamientos entre el ala más radical del sindicato de maestros y las fuerzas de seguridad el domingo en Oaxaca, México.
El gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, y el jefe de la Policía Federal, Enrique Galindo, confirmaron en una conferencia de prensa conjunta el aumento en el número de fallecidos en localidad de Nochixtlán, al norte de la capital del estado, donde los choques fueron más fuertes.
Veintiuna personas fueron detenidas en flagrancia y puestas a disposición de la fiscalía, agregaron los responsables. Según sus datos, hubo también más de un centenar de heridos, de los cuales 53 eran civiles, 41 policías federales y 14 agentes estatales. En un comunicado previo, la Policía Federal informó que tres de sus efectivos sufrieron lesiones por arma de fuego.
Cué confirmó que todos los muertos eran civiles y solo dos estaban vinculados a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el sector gremial que convocó las protestas.
Antes, un funcionario estatal informó del fallecimiento de un policía estatal porque así se lo había reportado el hospital que recibió el cadáver, pero más tarde aclaró que tras revisar su identidad se confirmó que no se trataba de ningún uniformado.
Los enfrentamientos en Nochixtlán, en los que los manifestantes lanzaron piedras, cohetes, cócteles molotov e incendiaron vehículos, se prolongaron durante varias horas del domingo.
Según pudo constatar The Associated Press, policías antimotines abrieron fuego para intentar disolver a los manifestantes, que habían levantado bloqueos y barricadas en algunas vías.
En un comunicado emitido el domingo en la tarde, el gobierno federal dijo que los miembros de sus fuerzas de seguridad no estaban armados y que «las agresiones por arma de fuego registradas provinieron de personas ajenas a los bloqueos, quienes realizaron disparos contra la población y los policías federales».
En imágenes grabadas por la AP se aprecia claramente a al menos a un policía — aunque no se puede distinguir a qué cuerpo pertenece — efectuando varios disparos junto a otros agentes, que no portaban armas de fuego visibles, y cerca de una patrulla.
Por la noche, Enrique Galindo reconoció que sí hubo agentes con armas porque cuando la policía empezó a recibir disparos «de la parte contraria», él decidió enviar un grupo de apoyo «que portaba sus armas de cargo», aunque matizó que creía que para cuando llegaron al lugar «ya había pasado todo».
«La obligación policial es proteger a la población», añadió.
Los enfrentamientos continuaron el domingo por la tarde en las afueras de la ciudad de Oaxaca y en las localidades de San Pablo Huitzo y Santiaguito, donde los manifestantes incendiaron instalaciones de la Policía Federal.
Por la noche, las protestas seguían en algunos puntos y helicópteros federales dispersaban a los manifestantes lanzando gases lacrimógenos.
El gobernador de Oaxaca hizo un llamamiento a los maestros para que se deslinden de los actos más violentos protagonizados por «personas no identificadas» y poder abrir un proceso de diálogo.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, que envió observadores al estado, también instó a las partes a buscar una salida negociada.
En el sur, la Policía Federal, la estatal y la Gendarmería desalojaron el sábado en la noche a los manifestantes que bloqueaban la carretera internacional 190 a la altura de la refinería de Petróleos Mexicanos ubicada en la localidad de Salina Cruz, en el istmo de Tehuantepec.
«Los agentes federales realizaron el retiro de los objetos y fogatas que obstruían el paso de los vehículos y dispersaron a los manifestantes a través del uso gradual y racional de la fuerza», dijo un comunicado oficial el domingo por la mañana.
La fiscalía mexicana detuvo este mes a varios líderes magisteriales, a los que acusa de malversación de fondos.
El sindicato niega esas acusaciones e hizo un llamamiento a sus seguidores a rebelarse contra el gobierno federal, al que está enfrentado desde que el presidente Enrique Peña Nieto sacó adelante una reforma de la educación nacional que, entre otras cosas, conlleva modificaciones laborales para el sector y el establecimiento de exámenes obligatorios con el fin de evaluar la calidad de la enseñanza.
En los últimos días, los maestros sindicalizados apoyados por algunas organizaciones de la sociedad civil han protagonizado diversos actos de protesta en carreteras, centros comerciales y calles no solo en Oaxaca sino también en el vecino estado de Michoacán, en el de Chiapas y en la Ciudad de México.
Hace diez años, los maestros organizaron una toma de la ciudad de Oaxaca, un importante destino turístico del país, que mantuvo en jaque a las autoridades de este estado durante meses.