diciembre 12, 2024
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junio 28, 2016 | 137 vistas

BUENOS AIRES (AP) — Encabezados por Diego Maradona y el presidente Mauricio Macri, los argentinos no se resignan a que Lionel Messi no vuelve a lucir la casaca de la selección y pusieron en marcha una operación de seducción destinada a convencerlo de que reconsidere su decisión de renunciar al equipo nacional, con actos que incluyen la inauguración en Buenos Aires de una estatua del jugador.

Macri dijo el martes a periodistas que dialogó telefónicamente con el jugador la víspera para convencerle de la necesidad de que revea su decisión. Añadió que le había transmitido que «no haga caso a algunas pavadas (tonterías) que se dicen porque, la verdad, estamos todos muy contentos» con lo que ha hecho el astro del Barcelona por el equipo nacional.

«Me agradeció», contó Macri que fue la respuesta de Messi, cuya permanencia en las filas de la selección es una prioridad en Argentina. El presidente y Maradona son algunos de los que han liderado el clamor popular para que el futbolista desista de arrojar la camiseta, decisión anunciada luego de la derrota sufrida ante Chile en la final de la Copa América Centenario el domingo.

Consultado por los periodistas sobre una situación que ha dejado en estado de shock a los argentinos, el presidente dijo: «No entiendo, la verdad es que es una suerte, una alegría de la vida, un regalo de Dios tener al mejor jugador del mundo en un país tan futbolero como el nuestro».

Macri, quien presidió con éxito al popular club Boca Juniors antes de dedicarse a la política, reveló además que existe la posibilidad de un encuentro con el delantero la próxima semana, antes de que vuelva a Barcelona.

Desde que regresó el lunes a su país, Messi no ha vuelto a referirse públicamente a su decisión, que motivó la saturación de las redes sociales con mensajes de apoyo. Deportistas, artistas, políticos y aficionados de todas las edades le rogaron que vuelva a ponerse la camiseta albiceleste.

En Facebook se lanzó una convocatoria de hinchas al Obelisco, emblemático monumento de la capital, para el próximo sábado bajo la consiga «Messi no se va».

«Miren lo que logramos señores. Somos el único país capaz de criticar al mejor del mundo, y hoy, no tiene motivos para seguir vistiendo la camiseta de la selección. Vamos todos al Obelisco para mostrarle nuestro afecto y nuestras ganas de que continúe vistiendo la camiseta de Argentina», dijeron los convocantes. Hasta el momento 52.000 comprometieron su asistencia.

En medio de esta oleada de afecto por el jugador, la alcaldía de Buenos Aires inauguró el martes una estatua en su honor en el Paseo de la Gloria en Buenos Aires, donde otros destacados deportistas argentinos también han sido reconocidos. Messi fue modelado corriendo con un balón.

«Yo quiero que vuelva, sin duda. Sin duda Messi va a volver y para ser campeón en (mundial) Rusia tengo una fe bárbara. Como dice el dicho, ‘la cuarta es la vencida»’, comentó el alcalde Horacio Rodríguez Larreta.

El futbolista no asistió al evento ya que se ha refugiado en su Rosario natal, a unos 300 kilómetros de Buenos Aires. El alcalde dijo que le enviará una réplica de la estatua en tamaño pequeño.

Por su lado, la mayoría de los integrantes del seleccionado argentino que se consagró campeón mundial en México 1986 -entre los que no estaba Diego Maradona- se sumaron al clamor popular. Posaron con un cartel que decía: «#NoTeVayasLio» luego de recibir una «Distinción de Honor» de la cámara de diputados al cumplirse treinta años de la obtención del título.

Carteles de tránsito iluminados con la misma leyenda en apoyo al futbolista han sido desplegados en las principales avenidas de la capital argentina. Y otros en las líneas del metro porteño también piden al astro que no abandone a la selección.

Psicólogos conjeturan en los programas periodísticos que Messi dio un paso al costado «en caliente» dolido por haber perdido su cuarta final con Argentina y en falta con sus compatriotas, a los que siente que ha defraudado por no haberles regalado todavía un campeonato.

El astro es idolatrado en su país natal pero también ha cosechado cuestionamientos por no conseguir títulos con la selección mayor.

Messi es comparado continuamente con Maradona, artífice del triunfo de Argentina en 1986 y en esa comparación ha sufrido agravios, como ser considerado un «pecho frío», carente de la pasión y la vehemencia que exteriorizaba el antiguo capitán de la selección, tanto en el campo de juego como en su vida fuera de la cancha.

El mismo Maradona, que días atrás dijo que Messi no tenía capacidad de liderazgo, lo defendió la víspera al afirmar que el joven jugador «tiene cuerda para rato, porque va a llegar a Rusia en condiciones de ser campeón del mundo».

«Me gustaría hablar con él. Lo dejaron solo y yo no lo quiero dejar solo», publicó el ex astro en su página de Facebook, junto a una fotografía de ambos cuando Maradona lo dirigió en la selección en 2010.

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