Mauricio Zapata.-
Ayer no sólo terminó un periodo de sesiones y una gestión parlamentaria, sino toda una época de hegemonía legislativa tricolor.
Quizás por eso la nostalgia, las lágrimas y, por momentos, la indiferencia de diputados del PRI.
La de ayer fue la última plenaria ordinaria de la actual legislatura y también la última plenaria de 86 años de poder absoluto. A lo mejor por eso en el recinto parlamentario había un silencio tenso y hasta nostálgico.
Terminó, de manera ordinaria y legal, un periodo de sesiones, el cual se distinguió por ser una legislatura itinerante, aunque muchos lo vieron como una precampaña.
Fue una legislatura en donde no sólo se ingresaron mil 238 iniciativas, la mayoría de ellas de los diputados opositores, sino también en donde hubo más legisladores de oposición de la historia.
Fue una legislatura con el mayor número de mujeres en la historia, a pesar de que sólo cuatro tuvieron productividad efectiva.
Ayer quedó de lado la ideología política, a pesar de que en la misma plenaria se leyó el Bando Solemne en la cual se declaró a Francisco García Cabeza de Vaca como Gobernador electo; un proceso que leyó una diputada de Acción Nacional y que mientras lo hacía los de su bancada sonreían, aplaudían y hasta grababan en video el momento y, en contraste, los del PRI mostraban indiferencia.
Fue una sesión en la que a pesar de ser la última se ingresaron dos iniciativas, pero se aprobaron 16 dictámenes.
Fue una sesión en la que Olga Sosa presumió el pastel de chocolate que ella misma le preparó a su homólogo Ernesto Robinson.
Fue una sesión en donde el panista Juan Patiño “presentó” su libro, lo regaló y lo autografió.
Fue una sesión que vigiló desde una oficina del tercer piso el que, se presume, será el próximo presidente de la Junta de Coordinación Política, Carlos González García, quien llegó, conoció la sede, algunas de las principales oficinas y prácticamente “inauguró” el proceso de entrega-recepción en el Poder Legislativo.
Fue una sesión, que, a pesar de ser la última no logró reunir a los 36 diputados, ya que Rigoberto Garza Faz y Salvador Rosas Quintanilla faltaron a la plenaria.
La de ayer, continuó la moda de llevar a los hijos al Salón de Plenos, no importa la edad. El turno fue ahora del vástago de Heriberto Ruiz Tijerina, un adolescente que no aguantó ni 20 minutos de sesión cuando se aburrió y se paró de la curul de su papá para ir a hacer otras cosas a otro lado.
No hubo debates, pero sí mucha participación en Tribuna y comenzó dos horas después de lo agendado, pero que al final eso no importó puesto que cuando se clausuró el periodo de sesiones se soltaron las lágrimas, los abrazos y las fotos.
Al final hubo aplausos para todos. El Himno Nacional y la clausura.
Ayer se cerró el telón. Se terminó una gestión. Se terminó una época y así, cerca de las cuatro de la tarde se apagaron las luces del recinto y los diputados se fueron, aunque no precisamente como llegaron.