diciembre 14, 2024
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julio 1, 2016 | 362 vistas

El cantante Pablo López, también conocido como Jahvel Johnson, pasó de ganarse unas monedas en el Metro al triunfador de un programa de televisión de 2014 donde obtuvo un premio de un millón de pesos, que invirtió en parte de una gira que nunca llegó.

En entrevista para El Universal, López reconoce que actualmente no tiene dinero ni la oportunidad de ser estrella como se lo habían prometido, sin embargo, dice estar acostumbrado a que lo ‘pateen en la vida’.

Acompañado por su esposa y su hija de cuatro años, con bastón en mano y un sombrero, se sienta en una banca en una plaza de la ciudad de México, en donde agradece a TV Azteca por abrirle las puertas y levantar su imagen y con la compañía Sony, por darle su apoyo artístico.

Por ahora tiene un contrato de dos años, que lo obliga  a acudir a los llamados de la televisora.

“No procede más que la exclusividad con la empresa. Para mí es un plus. Yo gané México tiene talento y ellos me cumplieron con el premio, a partir de ese entonces no recibo dinero por parte de ellos porque aunque soy producto Azteca no me manejan. Participar con ellos es propaganda gratis para mí y me apunto”.

Además está a punto de firmar la carta de retiro con Sony Music con quien grabó un disco (de cuatro que habían acordado). Explica que el presidente de la compañía, Roberto López, le otorgó 50 mil pesos para que se recuperara económicamente y la facilidad de tener acceso al master de su grabación, dado que no le grabarán los otros tres discos.

Como todo artista debía tener una gran gira, por lo que se unió a la compañía Westwood para representarlo. Entre una de las peticiones que, afirma, le hicieron fue invertir en una gira que nunca tuvo. A su parecer se encargaron de frenar su imagen y ahora también queda pendiente firmar una carta de deslinde, eso sí, sin que le devuelvan un peso.

Aunque prefiere guardarse los detalles, afirma que en ese momento estuvo un año congelado porque tenía prohibido regresar al Metro, ya que estaría quemando la imagen de la disquera y sus representantes. Pablo asegura que no quiere ser problemático, sólo pide lo justo.

Sin dinero, pero libre. Pablo no sabe cómo interpretar todo esto, pero lo que es real es que el millón que tenía se ha esfumado.

“Entré con 920 mil pesos (más los 100 mil del disco y otros tantos mil de un evento al que me llevaron) y para esta quincena tengo 7 mil pesos; tengo que pagar renta, luz, agua. Ya me quedé en la calle. La gente va a pensar que me di los grandes lujos pero que vayan a mi casa a verlos porque no los hay.

Ahora con toda la libertad de su tiempo la tirada es armarse una carrera. Reunió a un grupo, busca coristas y está en proceso de montar sus canciones para tratar de vivir de la música. Aunque le urge un trabajo para pagar sus deudas, se ha reunido con amigos del medio (que prefirió no nombrar) para armar un show que pueda venderse y con vistas más a futuro le gustaría editar un nuevo disco por lo que, además de montar sus shows, comenzará a escribir algunas canciones y covers en castellano porque le gustaría estar en el gusto del público latino.

“Sé que con trabajo, con fe en Dios y con el apoyo de ciertas personas puedo salir adelante. Aunque pudiera decir todos los detalles, creo que ya es agua pasada porque a todo artista le llega un momento que se mete en un trato que no le es conveniente. Esto fue como mi novatada, prefiero tomarla así. Ya aprendes y ya te ubicas. No me conviene hablar mal, ¿qué gano con eso?”, explicó quien está próximo a trabajar en el bar Sixtie’s, de Insurgentes.

 

 

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