México, 3 Jul (Notimex).- México se encuentra ante el reto de fortalecer su consciencia forestal, ya que el aprovechamiento sustentable de los bosques contribuye al desarrollo económico, afirmó el presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Forestales, Jesús Cuanalo Araujo.
En entrevista con Notimex explicó que debido a la falta de una cultura forestal, México importa hasta siete millones de dólares en productos forestales, a pesar de que puede llegar a generar hasta nueve mil millones de dólares anuales, de acuerdo con datos de Conafor.
Ante ello, hoy más que nunca es indispensable continuar trabajando en la conformación de una consciencia forestal y crear la cultura necesaria para que los bosques vuelvan a constituir una parte elemental del desarrollo económico.
Subrayó que sin bosques simplemente no existiría la vida, ya que en estos se lleva a cabo el proceso de filtración del agua, ayudan a que no se erosione el suelo y colaboran a que se formen los mantos acuíferos así como las corrientes de agua subterránea.
Reveló que en México más de 11 millones de mexicanos habitan en zonas forestales, los cuales en su mayoría se encuentran en condiciones de pobreza.
Sin embargo, en lugar de fomentar una cultura de aprovechamiento forestal sustentable, los bosques son sometidos a un excesivo cuidado que impide la interacción humana al grado de sobreprotegerlos.
Es una cultura en la que existen tantas normas que nos dicen qué hacer y qué no hacer en una zona forestal, pero no señalan nada sobre el manejo de los terrenos agrícolas, de manera que quedan a merced de sus propietarios al grado de que pueden hacer con ellos “lo que se les pegue la gana”.
Con el tiempo, dichos terrenos que les fueron extraídos al bosque terminan su vida útil y fértil de manera que no se puede producir en ellos más, mientras que si se reforestaran tendrían la oportunidad de recuperar su productividad bajo una visión sustentable.
En ese sentido Jesús Cuanalo advirtió que al olvidarse de atender la parte social, se provoca a los bosques una presión social que termina por devastar el recurso que queríamos proteger.
Al respecto, explicó que se debe comprender que parte del ecosistema lo conforma también el ser humano, de manera que cuando éste aprovecha sustentablemente sus recursos termina por conservarlos de mejor manera y se convierte en protector de los bosques porque vive de éstos.
Aseguró que es tal el potencial económico que se puede obtener de los bosques que una sola hectárea de agricultura temporal no da de ingresos lo que un solo árbol bajo aprovechamiento sustentable, de ahí la importancia de pugnar por la sustentabilidad.
Sin embargo, en México subsiste un concepto agrarista campesino que heredamos de la Revolución, de manera que hoy muchos ven más rentable cambiar el uso de suelo de una zona forestal, siendo esta la principal causa de deforestación a la que se enfrentan los bosques en el mundo.
El presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Forestales detalló que a pesar de que la Comisión Nacional Forestal (Conafor) recibe al año un presupuesto de siete mil millones de pesos, estos resultan limitados para aprovechar el potencial forestal del país.
Y es que en México existen 64 millones de hectáreas arboladas que equivalen a un tercio del territorio nacional, de manera que pueden convertirse en una fuente de ingresos importante para el país si se les aprovecha responsablemente.
“Podríamos producir cinco millones de hectáreas de plantaciones forestales comerciales en la zona sureste de nuestro país, que simple y sencillamente le competiría hasta un tercio de la renta petrolera”, subrayó.
«Si nos damos cuenta, dependemos en gran medida del petróleo que difícilmente volteamos a ver la gran posibilidad de desarrollar otras áreas en cuanto energía y materia prima, de manera que podríamos autoabastecernos de esos siete mil millones de dólares que importamos al año», consideró.
Es entonces que ahora «nos toca abrirnos a buscar la manera de cómo equilibrar la conservación y el aprovechamiento forestal» y dejar de lado la postura ambientalista radical de “no toques” para pasar a una producción comunitaria de plantaciones forestales que le quiten la presión al recurso.