diciembre 11, 2024
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julio 8, 2016 | 635 vistas

José Ascención Maldonado Martínez.-

Pasadas que han sido las aguas procelosas de la lucha electoral, con su cauda de preguntas sin respuesta, es llegado el momento de la quietud para dar paso al fluir de los recuerdos de una mujer maravillosa, que nació en la villa escandoniana de Santander Jiménez, Tamaulipas, el 18 de agosto de 1898, siendo sus padres don Julián González y doña Jovita Caballero.

Con motivo del trigésimo aniversario de su defunción, la recordaron nuestros amigos periodistas Azahel Jaramillo y Rubén Narváez, en sus respectivos espacios; pero en tanto el primero expresa su duda sobre la fecha de nacimiento, debo precisar que la fecha correcta es la señalada líneas arriba; y el segundo expone como fecha de la defunción el cuatro de junio de 1986, pero en realidad lo fue el día tres del mismo mes, pues el día cuatro corresponde al homenaje póstumo de cuerpo presente, que se le rindió en la Secretaría de Educación Pública, de la que nuestra ilustre paisana fue Subsecretaria de Cultura en el gabinete del presidente Adolfo López Mateos; aun cuando su máximo esplendor lo obtuvo como embajadora plenipotenciaria de México en los países europeos y organismos internacionales.

 

VIAJE OBLIGADO

Sucedió que al terminar su educación primaria en la villa de origen, la niña Amalita perdió a su padre, lo que obligó a su madre doña Jovita a mudar su residencia a Ciudad Victoria, para que su hija iniciara nueva etapa en sus estudios, los que realizó en la antigua Escuela Normal para Señoritas. Pero la lucha armada entre villistas y carrancistas que se abatió sobre la ciudad, por la toma de Victoria, que concluyó con el triunfo del general Luis Caballero, causó la interrupción de las actividades escolares con la consecuente deserción de estudiantes incorporados a la Revolución; nuevamente obligó a madre e hija al último cambio de residencia, pero ahora a la Ciudad de México, donde encontraron habitación en la calle de Moneda, frente al costado norte del Palacio Nacional; lo que facilitó que la ya joven Amalia se inscribiera en el antiguo Conservatorio Nacional de Música, ubicado en las instalaciones de la vecina Universidad Nacional de México, para educarse en música, canto, declamación, oratoria y poesía. Su belleza llamó la atención tanto de sus maestros como de sus compañeros, que la hicieron reina del estudiante. De esa época data la famosa canción del maestro Eduardo Vigil (1917) que denominó “La Norteña de mis amores”, que expresa la ternura con la que admiró la juvenil belleza de los ojos de la alumna.

Continuó sus estudios en la Escuela de Altos Estudios en el antiguo edificio de Mascarones, hoy Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad, donde cursó la especialidad en letras, literatura y filosofía, desarrollando su talento como escritora, novelista y dramaturga.

 

SE CONVIERTE EN MUSA

En la parte norte del Palacio Nacional que da hacia la calle Moneda, existió el antiguo museo de antropología y etnografía, del que fue director el historiador y museógrafo don Luis Castillo Ledón, quien dio la bienvenida a sus nuevas vecinas, de modo que pronto hizo costumbre de visitarlas con frecuencia, haciéndose acompañar del poeta Amado Nervo, ambos originarios del estado de Nayarit; el poeta pronto dejó huella de su embeleso al ver pasear en la calle a la joven Amalia, siempre acompañada de su señora madre; el impacto visual quedó plasmado en el poema que Nervo intituló: “COBARDÍA./ Pasó con su madre ¡Qué rara belleza!/ ¡Qué rubios cabellos de trigo garzul!/ ¡Qué ritmo en el paso!/ ¡Qué innata realeza de porte!/ ¡Qué formas bajo el fino tul!…/ Pasó con su madre. Volvió la cabeza: / ¡Me clavó muy hondo su mirada azul!/Quedé como en éxtasis… Con febril premura/” ¡Síguela!”, gritaron cuerpo y alma al par… Pero tuve miedo de amar con locura,/de abrir mis heridas, que suelen sangrar,/ ¡y no obstante toda mi sed de ternura,/cerrando los ojos, la dejé pasar!”. Posteriormente, en la acostumbrada visita a la hora del té, el poeta pidió un papel sobre el que improvisó y dejó escrito el siguiente “MADRIGAL. A AMALIA. Por tus ojos verdes yo me perdería/Sirena de aquellas que Ulises sagaz, amaba y temía/Por tus ojos verdes yo me perdería/Por tus ojos verdes en donde fugaz/ Brillar suele a veces la melancolía/Por tus ojos verdes donde hay tanta paz/Misericordiosa como la esperanza mía/Por tus ojos verdes, conjuro eficaz/ yo me salvaría.”

Así, sin proponérselo, la joven Amalia se había convertido en musa de poeta Amado Nervo; pero a fines de 1918, éste fue nombrado embajador para Argentina y Uruguay, a donde partió para radicar en Montevideo, donde lamentablemente falleció el 24 de mayo de 1919; y repatriando su cadáver a México, fue inhumado en la Rotonda de las Personas Ilustres el 14 de noviembre del mismo año. Por su parte, don Luis Castillo Ledón siguió visitando a la joven Amalia y formalizados los esponsales contrajeron matrimonio, habiendo procreado tres hijos.

El matrimonio radicó en Tepic, Nayarit, durante los años 1930-31, con motivo de que don Luis fue nombrado gobernador del estado; y durante el desempeño del cargo le fue muy útil el valioso apoyo de la primera dama en labores de asistencia social y como catedrática en el Instituto literario; pues sentó las bases y estableció los programas académicos para transformarlo en la Universidad del Estado.

Nuevamente en la Ciudad de México don Luis impulsó y apoyó a doña Amalia para continuar sus labores de asistencia social y defensa de los derechos de la mujer y los niños, aprovechando la experiencia de cuando colaboró con la esposa del presidente Portes Gil, en que conjuntamente con los doctores Ignacio Chávez y Aquilino Villanueva organizaron la administración estatutaria y fines de la Asociación para la Protección a la Infancia, antecedentes del Instituto Nacional de Protección a la Infancia. La resultante fue su nombramiento como titular de la Oficina de Educación y recreaciones del Distrito Federal. Ya con facultades de decisión inició un programa de penetración popular para lo cual fundó los Centros Culturales para Obreros, instalación de escuelas en las cárceles para readaptación de los reos, guarderías para los hijos de mujeres trabajadoras, los teatros de carpas para las clases populares, el famoso Teatro de Masas al aire libre para grandes espacios como la zona arqueológica de San Juan Teotihuacán, el Teatro del estudiante indígena, el teatro en los altos del Mercado Abelardo Rodríguez, el teatro infantil para escuelas y jardines públicos. Estas acciones culturales llevaban implícito el mensaje sobre los motivos y metas de la Revolución recién terminada.

 

OBRAS DE TEATRO

Como autora escribió cinco obras de teatro, de las que estrenó “La verdad escondida” y “Cubos de noria”; y para unificar a los autores de teatro fundó La comedia Mexicana, facilitando que los autores tuvieran acceso a la puesta en escena de obras Nacionales de preferencia sobre las extranjeras que denominaban en el escenario; y a la vez fundó el Ateneo Mexicano de Mujeres. Su esposo falleció en 1944; y para sustituirlo como socia de número ad perpetuam, fue bien recibida en el Seminario de Cultura Mexicano, fundado por la Secretaría de Educación Pública, por acuerdo presidencial de 1942, para estimular la producción científica, filosófica y artística y difundir la cultura en todas sus manifestaciones nacionales y universales.

En 1945 participó como delegada de México en la Conferencia de Chapultepec sobre los problemas de la guerra y la paz; y en el mismo año, con carácter plenipotenciario, representó a nuestro país en la Conferencia de San Francisco para la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), siendo signataria de la Carta de los Derechos y Deberes de las Naciones. En el seno de la ONU y como delegada de México fue nombrada presidenta de la Comisión del Status de la Mujer; y en la Comisión de los Derechos Humanos obtuvo el reconocimiento de los derechos plenos de las mujeres del mundo.

Como miembro de la delegación de México a la Novena Conferencia Interamericana, celebrada en 1948 en Bogotá, Colombia, obtuvo que en el preámbulo de su Carta se precisara, que la legislación del trabajo protege por igual a hombres y mujeres, lo que quedó plasmado en su artículo primero, así como la división del trabajo para mujeres y menores con sus propias características.

En Buenos Aires, Argentina, en el seno de la Unión Panamericana y a proposición de la primera dama Eva Duarte de Perón, fue elegida por unanimidad Presidenta de la Comisión Internacional de Mujeres; y a efecto de tomar posesión del cargo, el Gobierno de la República la nombró Delegada Extraordinaria y Ministro Plenipotenciario, para el periodo 1949-53.

En 1952, don Adolfo Ruiz Cortines la invitó a colaborar en su campaña como candidato a la presidencia de la República, para lo cual doña Amalia se radicó en la Ciudad de México; y con la participación de organizaciones femeninas de los sectores campesinos, obrero, popular e independiente como profesionistas, enfermeras, oficinistas, amas de casa, organizó y presidió la Alianza de Mujeres de México; y ante una gran concentración de miles de mujeres que proclamaron al candidato, por voz de doña Amalia formularon como única petición que se le reconociera a la mujer su derecho ciudadano de participar en las elecciones para poder votar y ser votadas para todos los cargos de elección popular; obteniendo del candidato el compromiso de que al tomar posesión de tan alto cargo, su primer acto de gobierno consistiría en promover ante el Congreso la iniciativa de ley en tal sentido; compromiso que se cumplió con la reforma del artículo 34 constitucional, publicada en fecha 17 de octubre de 1953.Como acto protocolario doña Amalia fue invitada a tomar la palabra en la Cámara de Senadores, convirtiéndose así en la voz de la primera mujer que desde la más alta tribuna del Congreso expuso ante la nación el mensaje de las mujeres de México por aquel hecho histórico. Cupo el honor en el tiempo a Aurora Jiménez, ser la primera mujer votada como diputada federal por el naciente estado de Baja California en 1954. Le siguieron Remedios A. Ezeta, por el Estado de México; Marcelina Galindo Arce, por Chiapas; María Guadalupe Ursúa, por Jalisco; Margarita García Flores, por Nuevo León. Pero sería hasta 1979-85 en que una mujer ocupó una gubernatura como fue la maestra normalista y licenciada en letras Griselda Álvarez, en el estado de Colima. Como se ve, la fructífera participación de doña Amalia en la política nacional, no fue para su propio beneficio sino para hacer efectivo el derecho de la mujer.

 

NOMBRAMIENTO

En 1956 el Gobierno mexicano la nombra enviada Extraordinaria y Ministro Plenipotenciario en los países de Suecia y Finlandia, en cuyo cargo reabrió el tratado comercial con ambos países, que había permanecido suspendido por años; y a la vez les llevó una exposición de antropología y estableció un intercambio de becarios en el ámbito cultural y artístico.

En el mismo año fue ascendida al cargo de embajadora, convirtiéndose en la primera mujer mexicana que ostentó tal distinción y la cuarta en el mundo; y en 1957 pasó a ocupar el mismo cargo de Embajadora en Berna, Suiza.

Al tomar posesión como presidente de la República el licenciado Adolfo López Mateos, el uno de diciembre de1958, le otorgó el nombramiento de Subsecretaria de Cultura de la Secretaría de Educación Pública, distinguiendo a doña Amalia como la primera mujer en formar parte de un gabinete presidencial. En el ejercicio del cargo tuvo bajo su adscripción; el Instituto de Antropología con todos los museos del país y zonas arqueológicas; el Departamento de Bibliotecas; el Instituto de Bellas Artes; los Sistemas de Audiovisuales de Enseñanza; Conservación de Museos y Becas; pero con especial interés y dedicación ejecuto las siguientes obras:

Restauración total de la pirámide de la Luna en San Juan Teotihuacán, que culminó con la puesta en escena de la obra “Quinto Sol” con dos mil actores del Teatro de Masas; Museo Nacional del Virreinato y su iglesia en Tepotzotlán.

Expropia para bien de la Nación y restaura el antiguo convento de San Gerónimo, en la calle del mismo nombre, para el Claustro de Sor Juana, actualmente universidad; adquiere para la Nación el edificio del Museo de San Carlos, a la muerte de su propietario, pero merecen especial referencia las siguientes obras:

Como una gran deferencia del Presidente a la petición que personalmente le expuso doña Amalia, obtuvo que el Ejecutivo aprobara el costo financiero resultante para la construcción del Gran Museo Nacional de Antropología en Chapultepec, que su esposo el museólogo don Luis Castillo Ledón, por su deceso no llegó a admirar la magnificencia de la obra.

 

FUNDA MUSEOS

Además, fundó los siguientes museos: de Arte Moderno, de Historia Natural; de la Lucha del Pueblo Mexicano por su Libertad; de la Revolución; de la Ciudad de México.

Estableció tres mil 250 bibliotecas en todas las ciudades y poblaciones del país, incluida la Ciudad de México.

En representación del Presidente de la República, la noche del 15 de septiembre de 1959 pronunció el Grito de Independencia en Dolores Hidalgo, Guanajuato, para lo cual se hizo acompañar de diez “cuerudos” de Tamaulipas, vestidos con la clásica cuera tulteca, con lo cual pasó a ser la primera y única mujer objeto de tal distinción, que en los años subsecuentes se repitió en Los Ángeles y San Francisco, en Estados Unidos.

El 30 de marzo de 1962, con la misma representación inauguró la Exposición de Obras Maestras de Arte Mexicano, en el Petit Palais de París, Francia, en compañía del Ministro de Cultura de aquel país, Andre Malroux.

De regreso al cuerpo diplomático, como Embajadora y Ministro Plenipotenciario en Viena, Austria, inició una importante labor de difusión de la cultura mexicana en los más importantes países europeos, a través de festivales, exposiciones, conferencias, muestras de escultura y pintura; e inició un intercambio artístico y cultural de esos países con el nuestro.

 

TAMAULIPAS NUNCA LA OLVIDA

El tres de junio de 1986, doña AMALIA GONZÁLEZ CABALLERO DE CASTILLO LEDÓN dejó de prestar sus eminentes servicios a la Patria; y previo homenaje nacional que se le rindió en la Secretaría de Educación Pública; fue inhumada en la misma tumba de su madre en el panteón Jardín de la Ciudad de México.

A lo largo y ancho de Tamaulipas, existen Jardines de Niños, escuelas, bibliotecas calles colonias, que llevan su nombre pero la sentíamos físicamente ausente; y algo se nos acercó cuando le impusieron su nombre al teatro o sala principal de nuestro Centro Cultural; hasta que previo permiso de sus descendientes se tomó el acuerdo de traer sus restos mortales a Ciudad Victoria, para depositarlos en la Rotonda de Tamaulipas Ilustres, hecho histórico que se efectuó el 23 de noviembre de 2006, lo que llamó poderosamente la atención nacional; y motivo; que el Presidente de la República emitiera el Decreto de fecha 31 de enero de 2011, publicado en el Diario Oficial el día cuatro de febrero, cuyo artículo 1º declara Mujer Ilustre a AMALIA GONZÁLEZ CABALLERO DE CASTILLO LEDÓN, decreta su inhumación en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores, con los honores correspondientes, otorgándole un sepulcro de honor en el más alto Panteón de la Patria; y ordena se difunda su vida y obra, destacando el referente cívico que ofrece a las mexicanas de hoy y de mañana.

La ceremonia de inhumación en la Rotonda de las Personas Ilustres se efectuó el día 22 de noviembre de 2012, es decir, exactamente a los seis años de la ceremonia de nuestra Rotonda; los honores estuvieron a cargo de los cadetes del Heroico Colegio Militar y el sepulcro de honor en el Más Alto Panteón de la Patria, quedó ubicado junto a las tumbas de Juan José de la Garza y Manuel González, ambos inhumados en 1893; y ahora con la tumba de doña Amalia son las únicas personalidades que han recibido tan alto honor, como tamaulipecos. Lo anterior significa que si los dos primeros cubrieron el siglo XIX. Doña Amalia, ella sola, cubrió el siglo XX; y esperamos que otra mujer tamaulipeca cubra el siglo XXI.

Por nuestra parte, nos limitamos a difundir la vida y obra de la ilustre tamaulipeca AMALIA GONZÁLEZ CABALLERO DE CASTILLO LEDÓN, para disfrute y conocimiento de las nuevas generaciones.

 

Amalia González Caballero fue la primera mujer embajadora de México y una tamaulipeca ilustre.

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