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julio 14, 2016 | 148 vistas

BUENOS AIRES, Argentina, julio 13 (Notimex)

Un grupo de monjas quedó envuelto en uno de los mayores escándalos de corrupción de Argentina luego de que se difundieran videos que demuestran que ayudaron a un ex funcionario kirchnerista a esconder millones de dólares.

Las imágenes, obtenidas a través de cámaras de seguridad, prueban que el ex secretario de Obras, José López, llegó en las primeras horas del pasado 14 de junio al monasterio de Monjas Orantes y Penitentes de Nuestra Señora del Rosario.

En el convento, ubicado a 50 kilómetros de Buenos Aires, vivían cuatro monjas, entre ellas Inés, cuyo verdadero nombre es Celia Aparicio, y quien a las tres de la mañana le abrió la puerta del convento sin mayores problemas a López.

En los videos se observa con claridad cómo la religiosa, vestida con su hábito, le ayudó al ex funcionario a meter mochilas que iban cargadas con nueve millones de dólares en efectivo, además de que no se sorprendió por el arma de largo alcance que López dejó tirada en la entrada.

López había llegado en plena madrugada al convento y arrojó las bolsas por encima de la barda, lo que fue visto por un vecino que llamó a la Policía.

El ex funcionario permaneció adentro del convento durante casi hora y media, pero al salir fue detenido por los policías, lo que marcó el inicio de uno de los mayores y más extraños casos de corrupción ocurridos en Argentina.

López fue secretario de Obras durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández (2003-2012) y desde ese día se transformó en uno de los íconos de la corrupción que hubo durante las gestiones kirchneristas.

El hecho de que intentara esconder una fortuna en un convento en plena madrugada ya era en sí mismo extraño, pero la historia se tornó aún más bizarra con la incorporación de las monjas como sospechosas de participar en la maniobra.

Federico Delgado, el fiscal que investiga la causa, ya citó a la hermana Inés, pero también pidió que se realice un examen físico a la Madre Alba, de 94 años, y quien dirigía el convento.

Desde el principio del caso, la hermana Inés habló ampliamente con la prensa y reconoció que López las visitaba de manera frecuente, que era “un buen hombre” y que esa noche les dijo que les quería donar ese dinero porque la policía lo andaba persiguiendo.

Antes de que se difundieran los videos, la monja había asegurado que creyó que las mochilas traían donaciones de alimentos y que el ex funcionario las dejó después de llevarse unas galletas caseras que estaban en la mesa de la Madre Alba, a quien pasó a saludar hasta su habitación.

Otras pruebas en contra de las monjas son las once llamadas telefónicas que hubo entre la esposa de López, María Amalia Días, y la madre Alba en las horas previas a que el ex funcionario llegara con las mochilas.

Desde el principio, las autoridades de la Iglesia católica se desligaron del caso y explicaron en un comunicado que las monjas forman parte de “una asociación privada de fieles” que estaban a cargo de monseñor Rubén Di Monte, recientemente fallecido.

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