octubre 31, 2024
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julio 14, 2016 | 121 vistas

CIUDAD DEL VATICANO, julio 13 (Notimex)

El Papa sorprendió al pedirle a su chofer salir del Vaticano sin escolta para visitar la sede de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), en un gesto calificado en un relato oficial como una “travesura nunca antes cometida”.

“Soy el Papa; no te preocupes, que estamos en las manos de Dios”, le dijo Francisco a su acompañante, poco después de las 09:00 horas local (08:00 GMT), al indicarle su deseo de salir del territorio pontificio sin guardaespaldas.

El hombre cumplió las órdenes y condujo el vehículo blanco hasta el número 1 de la Via Della Conciliazione, la gran avenida que une la Plaza de San Pedro con Roma. Una vez allí el pontífice bajó, tomó un ascensor hasta el cuarto piso y tocó el timbre.

Una de las empleadas de la CAL acudió a abrir la puerta y se quedó pasmada al ver parado ante si al obispo de Roma. “¡Buenos días! ¿Puedo pasar?”, preguntó Francisco, vestido de blanco. “¡Santo padre!. ¡Qué increíble sorpresa!”, respondió ella totalmente conmocionada.

“El Santo Padre, demostrando una vez más su carácter movido por gran libertad y espontaneidad, decidió ‘darse un salto’ –como se dice en América Latina– por la Comisión”, ilustró un comunicado de ese organismo vaticano que dio detalles de la inédita situación.

A la llegada del Papa, los dos sacerdotes y las mujeres que prestan servicio allí sostenían una reunión con el secretario, Guzmán Carriquiry, uruguayo y amigo de vieja data de Jorge Mario Bergoglio. Entonces llegó otra de las empleadas a toda velocidad y los interrumpió: “¡el Santo Padre!. ¡Rápido, el Santo Padre!”.

Apenas tuvieron tiempo para reaccionar cuando se escuchó la voz del insólito huésped acercarse por el pasillo. Entonces Carriquiry salió a dar la bienvenida a la puerta de su despacho, mientras el líder católico lo interrumpió con una pregunta: “Buenos días, ¿tienes tiempo para conversar un poquito?”.

Ambos dialogaron por varios minutos en privado, mientras afuera los trabajadores todavía estaban azorados por la “increíble situación”. Le preguntaron entonces al chofer qué había ocurrido, y él les dio algunos detalles.

El Papa le pidió desviarse después de una visita a un consultorio odontológico ubicado dentro del Vaticano, él le respondió que era “complicado” pero Francisco insistió. También contó que, al ver salir el vehículo por la puerta de Santa Ana, los guardias suizos sólo atinaron a hacer un saludo solemne.

Parecía “una acción completamente natural y rutinaria”, la “primera travesura de este tipo”, añadió el escrito.

Tras la conversación privada con Carriquiry, el Papa compartió un breve diálogo con los presentes. Saludó a cada uno y demostró “una memoria impresionante”, porque sacó a relucir detalles de todos. Recordó sus tiempos de cardenal, cuando era miembro de la CAL y asistía a las reuniones plenarias.

Volvieron a la memoria las “tardes de oficina” en las que Bergoglio se ofreció, más de una vez, a quedarse trabajando para ayudar en la redacción de los documentos conclusivos. Luego todos se tomaron una foto del recuerdo y Francisco les dio su bendición.

“Al final nos pareció una visita larguísima; es más, nos parece que el Papa todavía está por aquí”, concluyó la descripción del encuentro, que duró más de 40 minutos.

Creada en 1958 y dependiente de la Congregación para los Obispos del Vaticano, esa Comisión se ocupa primordialmente de aconsejar y ayudar a las Iglesias particulares en América Latina y estudiar las cuestiones que se refieren a la vida y progreso de dichas Iglesias.

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