RÍO DE JANEIRO, Brasil, julio 13 (Notimex)
La profunda crisis financiera que sufre el estado de Río de Janeiro, cuya capital homónima será sede de los Juegos Olímpicos en 22 días, repercutiría en el evento, por el desabasto en hospitales, huelgas de profesores y falta de recursos para la seguridad pública.
La caída de la recaudación por la baja de los precios del petróleo casi llevó al estado de Río a la bancarrota, y ahora es incapaz de cubrir el pago a más de 450 mil pensionistas y funcionarios, por lo que el gobernador en ejercicio, Francisco Dornelles, ha fraccionado o postergado los desembolsos.
“Ha habido una gestión de las cuentas públicas pésima, horrible. En los años de bonanza se aumentaron los gastos fijos, pero la llegada de la crisis del petróleo y la recesión en el país han hundido los ingresos”, señala a Notimex la profesora Margarida Gutiérrez, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
Datos de la secretaría de Hacienda del estado de Río enviados a Notimex indican que los ingresos por regalías petroleras caerán este año un 60 por ciento respecto a 2014, lo que ha dejado una profunda huella en las cuentas públicas, que deben terminar el año con un déficit de seis mil millones de dólares.
La situación es tan grave que, preocupado con el impacto en la seguridad pública durante las Olimpiadas, el Gobernador decretó el pasado 17 de junio el estado de “calamidad” financiera para recibir de forma urgente 870 millones de dólares del Gobierno federal y poder pagar así los salarios atrasados de los policías.
Los efectos más visibles de esa situación de casi bancarrota son las huelgas de profesores, las protestas de la policía y la falta de atención sanitaria en hospitales que debían prestar asistencia médica a los 500 mil turistas pronosticados para los Juegos.
Las manifestaciones en el sector de la educación, por ejemplo, se suceden en escuelas y universidades estatales desde marzo.
El Sindicato Estatal de Profesores de Educación de Río de Janeiro (SEPE) señala que 75 mil profesores de la red de escuelas secundarias del estado llevan más de 120 días parados para exigir un aumento de 30 por ciento de los salarios y protestar contra las malas condiciones de trabajo.
“El Gobierno de Río viene trabajando incansablemente para superar con seriedad la mayor crisis financiera enfrentada por el estado”, dijo este miércoles el Ejecutivo del estado fluminense en un comunicado.
La situación más grave es probablemente la de la sanidad, ya que algunos hospitales de la red pública perdieron hasta el 70 por ciento del presupuesto y se multiplican las denuncias de pacientes con necesidades de atención que no logran recibir tratamientos.
La crisis también puso en jaque la seguridad pública, ya que el retraso en los pagos de los salarios de la policía militar y civil no solo causó manifestaciones de las fuerzas de seguridad, sino también que los homicidios y los asaltos aumentaron en los últimos meses.
“El salario del policía ya es bajo de por sí. Si encima no hay presupuesto para pagar los sueldos o las horas extras, eso agrava la escasez de policías en las calles y aumenta la inseguridad”, dijo el comisario Fernando Bandeira, director del Sindicato de los Policías Civiles de Río de Janeiro.
La ruina en las cuentas públicas ya provocó la cancelación de proyectos previstos para los Juegos, como la descontaminación de la Bahía de Guanabara, donde deben disputarse las pruebas de vela, mientras la conclusión de una línea de metro para la Olimpiada aún es una incógnita.
Con todo, el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes, garantiza que los Juegos Olímpicos serán un éxito, pues a diferencia del estado, el municipio de Río no está arruinado y dispone de recursos.