Shalma Castillo.-
“Ojalá pronto llegue un riñón para mí”, dijo Luz Elena Reyes Rodríguez, quien lleva tres años en la lista de espera de aspirantes a ser favorecidos con este tipo de órgano.
A sus 43 años esta ama de casa, sin apoyo económico, ha logrado sacar adelante a sus tres hijos y cargar además, con la herencia genética que ya le costó la vida a su padre.
“Recibir un órgano no es fácil, se tiene que seguir todo un proceso y una serie de tratamientos como la hemodiálisis”, señala con pesar después de que en marzo le retiraron un riñón y el otro correrá la misma suerte el próximo mes de septiembre.
Comenta que para poder ser transplantada tiene que seguir un protocolo, estudios, posteriormente registrarse en Fundación Ale y después al jurídico en la Ciudad de México, “son muchos trámites los que uno tiene que hacer para poder estar en espera y tener una oportunidad de vida”.
La enfermedad que le ha costado sus dos órganos, se llama poliquísticos, que en su caso es hereditario, “pasé lo mismo con mi papá y a él ya no se le pudo hacer el trasplante, cuando a mí me detectaron el problema mi papá ya lo tenía avanzado, yo estuve en tratamiento un tiempo, después me recuperé y volví a recaer, fue ahí cuando empezaron hacerme hemodiálisis y ya voy a cumplir un año con este tratamiento”.
Luz Elena es originaria del municipio de Jaumave donde ahí mismo vive y tiene que acudir dos veces por semana al Hospital Regional de Alta Especialidad en la Capital del estado para poder recibir la hemodiálisis.
Platica que la famosa lista de espera va por número, “y yo soy de las últimas, son más de 20 personas por delante ahí en el hospital”.
Después de enterarse que sus riñones ya no funcionaban y tenía que recibir una donación, dijo que su vida cambió radicalmente… “la vida y la expectativa me cambio mucho, de estar aparentemente normal y trabajar ocho horas diarias, a ya no poder hacerlo, fue muy difícil…”
Ella trabajaba realizando labores de limpieza en una casa, pero por su problema de salud tuvo que dejar esta única fuente de ingreso económico que tenía para su familia.
Dice que recibe el apoyo de su familia y sus tres hijos, la mayor de 22 años, su hijo de 20 y la chiquita de once años, quienes estudian pero en sus tiempos libres la ayudan a realizar actividades como loterías, rifas y venta de enchiladas, para poder obtener un recurso.
Señala que los tratamientos que lleva requieren una serie de medicamentos, algunos los consigue en el Seguro, pero otros no, “necesito un medicamento que cuesta tres mil 800, la caja trae seis inyecciones y ocupó tres por semana, además los de a diario que son: electroproyetina, hierro y ampicilina”.
Y aunque aún no sabe cuándo pueda llegar su riñón, pero lo que sí es que la cirugía cuesta alrededor de 28 mil pesos y 14 mil la hospitalización y estudios.
“El Seguro Popular no cubre los gastos de esto, pero Fundación Ale apoya al paciente con la cirugía y seis meses posteriores a ella con el tratamiento, pero sólo cuando ya va a ser trasplantado”, comenta.
Finalmente, Luz Elena dijo que falta mucha difusión e información para crear conciencia en la ciudadanía y decir sí a la donación, “la gente no está sensible a ello, no sabe la relevancia y qué realmente se necesita, muchas veces hasta estar en una situación así”.