Isaí Fructuoso.-
El pasado 22 de julio se llevó a cabo una emotiva ceremonia por el trigésimo quinto aniversario de la segunda generación de egresados de 1977-1981 de la Escuela Normal Rural de Tamaulipas “Maestro Lauro Aguirre” del ejido San José de las Flores de Güémez, por lo que realizaron una celebración para recordar los gratos momentos que pasaron en sus arduos años de estudio.
El festejo comenzó con una misa de acción de gracias en la iglesia de El Buen Pastor, al que asistieron amigos y familiares allegados a los profesores, para posteriormente trasladarse al Monumento de los Caídos en el ejido de San José de las Flores, para homenajear a los compañeros que durante la vida escolar fallecieron en un desafortunado accidente, rindiéndoles así un tributo y recordando los buenos momentos que pasaron junto a ellos.
Al día siguiente se realizó una ceremonia cívica en la Escuela Primaria Benito Juárez que los vio nacer como profesionistas, a la cual asistieron autoridades educativas e invitados de honor que compartieron con los presentes su celebración, en el evento se rindió Honores a la Bandera de México y se entonó con fervor el Himno Nacional.
El presidium estuvo compuesto por Víctor Ariel Sánchez Guevara en representación del licenciado José Luis García García; el ciudadano Ernesto Guadalupe Heredia Escalante, presidente del comisariado ejidal; el profesor Francisco Reyes Díaz, presidente municipal de Padilla; profesor Jorge Cantú Quintanilla, director de la Escuela Normal Rural de Tamaulipas; y Juan Torres Moreno, presidente de la asociación de ex alumnos de San José de las Flores.
Además asistieron maestros que en su tiempo de formación académica impartieron clases los profesores: Reyes Grimaldo Mata, Mercedes Espiricueta Cuevas, José Guadalupe Domínguez Luna, Ninfa Lumbreras Rojas, Tito Ordaz Oviedo, Juan Pablo Barrera Guerrero, Felipe Flores González, Ernesto Heredia Cárdenas, Mónico Sánchez Mata, José Soto, Santiago Villarreal López, Rafaela de la Rosa Serrato, Héctor Martínez Moreno, Alejandro Guevara, Israel Parreño Rocha y el ingeniero Leopoldo Castillo Lara.
El evento se realizó gracias a la atinada dirección del muy activo comité, el cual está integrado por los profesores Juan Manuel Gutiérrez, Mauro Peña Martínez, Alfredo Dima Domínguez, Alma Leticia Heredia Escalante y María de la Cruz Sosa Vázquez. Y gracias al destacado apoyo de los profesores Alicia Montes de Oca Luna, Ramiro Rodríguez Montelongo, Abad Smert Silva y Francisco Reyes Díaz, presidente municipal de Padilla, Tamaulipas.
También dieron fe de este magno evento los ejidatarios que fueron testigo de su formación en su vida estudiantil, quienes además dieron cobijo en su comunidad y en sus hogares son Ernesto Heredia Cárdenas, Mónico Sánchez Mata, Victorio Heredia Cárdenas, Yolanda González García y Alejandro Heredia Cárdenas.
El licenciado y profesor Mauro Peña Martínez, integrante de la segunda generación, dirigió un discurso en el que relató sus experiencias vividas a lo largo de su formación académica y agradeció a los habitantes y ejidatarios por su hospitalidad.
Posterior a esto la profesora Panuncia Rodríguez Torres, dio una narrativa acerca de la vida del estudiante normalista comenzando así: “Al evocar la vida de estudiante vienen a la mente las imágenes de la banda de guerra con su marcial acento, en el toque de levante a las 4:45 de la mañana y de manera presurosa y automática accionábamos con nuestra higiene personal y antes de que finalizara la llamada de tropa era común escuchar el grito de nuestro maestro Chévere, que nos pedía estar formados en la cancha, en el primer pase de revista del día, en donde se integraban cada uno de los alumnos a la sección correspondiente, formada por cuatro unidades de dos elementos, cada una al mando de un cabo que después de constatar nuestra asistencia daba fe al sargento de la sección y este a su vez hacía lo propio ante el comandante general de la escuela”.
Continuó: “Después de escuchar avisos, instrucciones o algunas participaciones se rompía la formación y pasábamos al dormitorio por nuestros útiles escolares y a las 5:45 de la mañana escuchábamos de nuevo el cornete de órdenes que a través del clarín nos decía pásenle al salón, somnolientos algunos y otros más despiertos acudían a clase desde las 6:00 a las 7:50 de la mañana, el clarín de corneta de guardia en turno anunciaba que la clase había terminado y de acuerdo al horario siempre nos trasladábamos a realizar aseos generales en el lugar correspondiente, luego de cumplir con las actividades se volvía a escuchar el accionar del clarín que los invitaba a comer, al término de esto volvía a sonar el clarín el cual significaba que debían regresar a la jornada de estudio”.
Luego del acto protocolario y los diferentes discursos, se tomó una foto grupal de la generación de 1977-1981, para después trasladarse al Monumento a la Co-educación, un símbolo y emblema de la Escuela Rural de Tamaulipas, pues representa un legado histórico de las distintas y gloriosas instituciones educativas de Galeana, Nuevo León y Tamatán, Tamaulipas, que desde su génesis y esplendor anhelaban construir un plantel que le diera continuidad a la obra educativa y ofertara equidad a la formación de docentes al servicio de la patria.
Al término, los presentes y habitantes del ejido disfrutaron de una comida organizada por el comité y un festival cultural, en el que convivieron y recordaron los momentos en los que fueron estudiantes, esto como parte de las anécdotas vividas.
Para finalizar con broche de oro la celebración de 35 aniversario disfrutaron de una cena gala en donde compartieron el pan y la sal con sus maestros y amigos de otras generaciones en el salón “Eufrates” en el hotel Paradaise, en el que gozaron de la buena música y de una deliciosa cena, haciendo de ello un gran motivo de algarabía para esta honorable generación de catedráticos.