diciembre 14, 2024
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julio 27, 2016 | 132 vistas

Paoletti Rodríguez.-

La necesidad de una madre por sacar a sus hijos adelante lleva a romper constantes retos para conseguir el sustento del hogar, tal es el caso de María Andrea Cepeda Mancilla, que sin conocer de este oficio, incursionó como taxista.

Lo más difícil fue enfrentarse al machismo de otros taxistas, quienes veían mal que una mujer se dedicara a esta labor, además de que los clientes tuvieran preferencia para solicitar su servicio, por esta razón intentaron presionarla para que desistiera de trabajar.

Sin embargo expresa que fue más grande su necesidad para sacar adelante a sus hijos, ahora tiene ya 35 años dedicándose a este oficio que le ha dejado muchas satisfacciones.

Nos plática que al separarse de su esposo, tuvo que comenzar a trabajar para solventar los gastos del hogar, quedándose sola con tres hijos, entró a trabajar en una gasolinera pero fue despedida, aunque vendía ropa y joyería no alcanzaba a cubrir los gastos, así que se le ocurrió ofrecer el servicio de taxi.

“Fue por necesidad, porque no tenía trabajo y tenía un carrito bien viejito que me sacó adelante, me separé de mi esposo y me quedé con mis hijos chiquitos y vendía ropa, joyería pero no salía, entre a trabajar en la gasolinera del Ocho Carrera cuando apenas se abrió y me quedé sin empleo, así que veía los taxistas y se me ocurrió ponerle una torreta al carro y comenzar a trabajar”, detalló.

Señaló que anteriormente había trabajado en una pesera ya que ella tenía una camioneta de las que usaban en aquel entonces para este transporte público y le dieron la oportunidad de colocarse en la ruta de la moderna en donde permaneció por tres años.

“Pero antes de eso trabaje en una peceras, estuve como tres años y pues igual que acá empecé con mi propio vehículo, un hermano me dio la idea el trabajaba para mí, pero después se descompuso la camioneta y la arregle para continuar yo con esto.”

 

“NO FUE FÁCIL, PERO TENÍA

QUE SALIR ADELANTE”

Así fue como hace 35 años le colocó una torreta a su vehículo y salió a buscar pasaje, comenta que se le ocurrió pararse en la zona del mercado, ya que sabía que era un punto donde había muchas personas, pero los taxistas del sitio no permitieron que su labor fuera fácil.

“Me fui al mercado que es donde más hay movimiento, fui, me paré afuera de la tienda, enseguida unas personas me pidieron el servicio y se subieron, pero antes de irme llegaron dos taxistas del sitio de ahí y con sus vehículos se me paró uno enfrente y otro atrás y no me dejaban salir”.

A pesar de la situación las personas decidieron apoyarla y no se bajaron del vehículo para tomar otro, hasta que llegó un agente de Tránsito para retirarlos y le permitieron continuar su trabajo.

“El área del mercado como es el punto de más flujo es más peleado, yo no sabía que había una concesión y no sabía nada sobre los taxis, yo sólo sabía que tenía que trabajar, ya después me comentaron que había una persona que rentaba unas placas y fui con él y gracias a Dios que me las rentó y ya estaba un poco más segura pero no ha sido fácil”, mencionó.

Señaló que fue difícil romper esquemas en este entonces, porque al ser un trabajo en el que normalmente se desempeñaban sólo hombres, no les parecía que una mujer se dedicara a ser taxista.

“No les caía el 20 de que una mujer anduviera ahí, pero todo se superó con el tiempo, se acostumbraron, tuve que enfrentar a algunos, desde un principio siempre fui libre, nunca me dejaron entrar a un sitio, siempre estuve sola”, dijo.

Aunque a lo largo de los años otras mujeres intentaron trabajar como taxistas, la presión de los hombres y el machismo que aun predomina en este oficio, la orilló a buscar otra forma de ganarse la vida.

Asimismo agregó que siempre le gustó manejar por eso eligió trabajar en este medio de transporte y le causa alegría cuando la gente reconoce lo que hace, sobre todo sus hijos quienes la admiran por lo que es, lo cual la alienta para seguir adelante ante cualquier obstáculo.

 

SITUACIÓN PARA

TAXISTAS ES CRÍTICA

Por su parte decidió quedarse trabajando, ya que le daba libertad de horario para atender a sus hijos, actualmente ya todos están casados y lo que reúne en este empleo es solamente para sus gastos y para pagar la letra de su vehículo.

Expresó que la situación está crítica para los taxistas, hay muy poco trabajo, la economía de la gente no es muy buena y prefieran soportar los largos trayectos del transporte público para poder pagar un poco menos para trasladarse.

“Está muy tranquilo el pasaje, no me puedo dar el lujo de descansar salgo todos los días, vengo aquí y tengo mis clientes que me hablan, de todas maneras sale algo, pero si se batalla mucho de un tiempo para acá”, mencionó.

A sus 64 años de edad, esta mujer taxista sale diariamente a conseguir el sustento del hogar, por las mañanas se instala en el sitio de taxis frente a la Secretaría de Relaciones Exteriores, por la noche acude a algunos llamados de sus clientes frecuentes y cuando no los hay sale a buscar pasaje.

Mencionó que ha tenido diversas complicaciones pues en cierta forma esta es una actividad de mayor peligro para alguien del sexo femenino, incluso sufrió percances por gente que intento asaltarla y además llego a tener problemas con hombres de otros sitios de taxi.

Sin embargo dice que no le da miedo trabajar de noche a pesar de la situación que se vive en la ciudad, pues expresa tener confianza en Dios y procura siempre ser cuidados en sus trayectos.

“Trabajo de noche también, no me da miedo porque confío mucho en Dios y me bendice y otra porque no me meto con nadie y el único riesgo es andar y estar en el lugar equivocado”.

Por último añadió que su empleo le ha dejado muy grandes satisfacciones, la mayor es haber sacado a sus hijos adelante, quienes ahora son personas de bien y profesionistas que ya han formado su propia familia.

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