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agosto 11, 2016 | 124 vistas

Paoletti Rodríguez.-

 

Tras algunos tropiezos en su vida, dos jóvenes hermanos se unieron para conseguir el sustento de sus familias a través de la música, actividad que desde la infancia practican y decidieron retomarlo para autoemplearse ante la falta de oportunidades laborales.

Ángel y Jesús Cepeda se convirtieron en padres muy jóvenes y ahora tienen una familia que mantener, y ante la falta de oportunidades laborales donde obtener un sueldo suficiente para el sustento del hogar, optaron por ganar dinero con la música.

Ángel Cepeda tiene 30 años de edad, comenta que desde su infancia surgió su gusto por tocar el acordeón, con el tiempo se reunió con amigos que tenían el mismo interés y por diversión se reunían a aprender esta música vallenata y colombiana.

Pero después decidieron salir a los tianguis para compartir su música y obtener algunas propinas de la gente, al saber que podían ganar dinero de esta forma continuaron haciéndolo por un tiempo.

“Somos hermanos, pero nos volvimos a reunir aunque desde el año de 1997 estamos tocando este género colombiano, somos de los primeros que sacamos esta música en la ciudad, de aquí somos de Victoria, y ahora nos dedicamos de lleno a tocar música en las calles”, comentó.

Jesús Cepeda de 19 años, a su corta edad también es padre y se gana la vida de esta manera para mantener a su familia, plática que al ver a su hermano tocar esta música, nació su gusto y junto a él fue aprendiendo a tocar.

“Nadie nos enseñó, nosotros escuchábamos la música y así íbamos sacando la música, al principio cuando éramos niños, lo hacíamos con palos, trastes o cualquier cosa que simulara sonido, después logramos comprar instrumentos”, añadió.

Comentan que en ocasiones tocan junto a otros compañeros o también los hacen ellos dos solos cuando es necesario, pero procuran siempre salir a buscar el sustento.

 

MALAS DECISIONES

LOS LLEVARON A

GANARSE LA VIDA ASÍ

Ángel plática que tuvieron la oportunidad de estudiar, sin embargo estaban jóvenes y no quisieron hacerlo, aunque ahora se arrepienten, intentan salir delante de la forma que puedan, y es a través de la música que han logrado que les vaya bien.

Asimismo nos dice que en su juventud por diversión o por moda no pensaban bien las cosas, los tatuajes que alguna vez le daban orgullo, ahora son una limitante para conseguir un trabajo y por esto la razón de tocar en las calles.

“Tuvimos oportunidades de estudiar, pero tomamos malas decisiones en algunos momentos, estábamos jóvenes, era diversión, moda, pero conforme pasa el tiempo entras en madurez y te das cuenta que la regaste, los tatuajes que quedaron marcados de nuestra juventud son un gran factor para estar batallando en conseguir trabajo”, dijo.

Ahora llevan una mejor vida, cada quien tiene a su familia que lucha por sacar adelante y conforme se esfuerzan para conseguir el sustento, aprenden a ser padres procurando enmendar los errores que cometieron cuando eran más jóvenes.

“Los dos tenemos familia, tenemos responsabilidades, las cuales tal vez las agarramos muy chicos pero estamos queriendo salir adelante, estamos aprendiendo a ser padres también conforme trabajamos para ayudar a nuestra gente”, indicó.

Los jóvenes padres diariamente salen a tocar su música en las calles, pues señala que la necesidad los obliga a trabajar de lunes a domingo, inician a las 8 de la mañana y se van a sus casas a las dos de la tarde dependiendo de lo que hayan reunido.

Platican que buscan espacio en los tianguis, en restaurantes o en el transporte público, donde la gente les permita estar, pues afirman que a muchas personas no les gusta este estilo de música y a ellos los ven como pandilleros.

Sin embargo expresó que intentan que tomen en cuenta que son padres y trabajan por su familia, y que es preferible que busquen una actividad para ganarse la vida, que andar de vagos o viciosos generando problemas a la ciudadanía.

“Tocamos donde nos dejen porque a veces no les gusta a la gente, pero que prefieren alguien que se gana la vida o que ande en vicios, es mejor ver un chavo que tal vez se anda asoleando pero ganándose la vida dignamente para mantener a su familia”, mencionó.

Señaló que este género aun no es bien aceptado en esta ciudad, pero han logrado que muchos jóvenes salgan de vicios y de vagos para andar con ellos tocando, reuniendo recursos para seguir estudiando o para apoyar en los gastos de la casa.

“Piensa que el vallenato o música colombiana es pandillerismo pero no es nada malo, para nosotros es un estilo de vida que nos deja para comer y además nos gusta”, comentó.

Señala que los instrumentos fueron consiguiéndolos con el tiempo, ahorrando pues son caros y algunos los encontraron usados y económicos en casa de empeño, pero fue complicado reunir la cantidad que necesitaban.

Indicó que hay días que les va bien, pero otro no consiguen mucho, aunque afirma que hay días donde les va muy bien, incluso llegan a ganar en un día, lo que otras personas les pagan de sueldo en una semana.

“Es difícil, a veces sale, a veces no, pero lo bueno es que si un día no nos va bien, al día siguiente nos reponemos, podemos sacar lo que una persona saca en una semana, lo reponemos en un día, echándole ganas”, mencionó.

Ángel y Jesús pretenden seguir trabajando en las calles compartiendo su música a la gente, pues hay personas que reconocen su talento, pero la mayor satisfacción es poder sacar a sus hijos adelante y que sean personas de bien.

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