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agosto 13, 2016 | 113 vistas

RÍO DE JANEIRO, Brasil, agosto 12 (AP)

Oriundo de una zona de desplazados por el conflicto armado y la violencia del narcotráfico, Yurberjen Martínez sorteó en su niñez ese clima hostil en una región selvática colombiana, haciendo travesuras en casa y poniéndose los guantes de box.

El púgil colombiano admite que bien pudo terminar empuñando un arma en su poblado natal de la región de Urabá, pero se metió a pelear. Este viernes, Martínez regaló a su país una medalla inédita en el deporte de los puños en los Juegos Olímpicos de Río.

“Estamos haciendo historia, pero todavía hace falta la parte final”, aseguró.

Una de las primeras cosas que hizo tras su victoria fue mandarle un mensaje a su familia en Chigorodó, Antioquia, y a los que “se fueron por la violencia a otra parte”.

Los medios de su país, incluso, consideran a Martínez un “desplazado”.

Contra todos los pronósticos, el “Tremendo” Martínez se impuso al cubano Joahnys Argilagos por decisión divida de los jueces (2-1) y derrumbó al “Pequeño gigante” cubano y actual monarca mundial de la división de -49 kilogramos, que al menos se va con uno de los dos bronces que otorga el deporte a los perdedores de las semifinales.

“Muy importante, porque hace 28 años veníamos soñando con esto”, destacó Martínez. “Veníamos con esa sequía y ganas de triunfo”.

Martínez se medirá en la final del domingo al uzbeco Hasanboy Dusmatov, tercer preclasificado, que en la otra semifinal dejó en el camino al estadounidense Nico Hernández.

Su entrenador, Rafael Iznaga, señaló que al ver los primeros pasajes de la pelea creyó que su pupilo jamás descifraría el estilo escurridizo de Argilagos.

“Salió a moverse y era muy difícil localizarlo, pero el profesor Iznaga… me fue diciendo qué hacer”, explicó Martínez. “Hicimos fintas y logramos mermarlo. Se nos fueron dando las cosas”.

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